Por: Josep M. Figueres*
Al pasar Companys la muga en febrero de 1939 lo hizo con Aguirre. Una invisible línea fronteriza que separa, tanto en Iparralde como en Catalunya Nord, una misma nación repartida entre dos banderas, dos lenguas, dos Estados diferentes y a menudo aliados contra la diferencia odiada. Al desaparecer sus territorios lo hicieron en la práctica unas autonomías prohibidas contra las que se hizo la guerra, eran sólo dos las que tenían Estatuto y Parlamento. Uno encontró cobijo en el otro. Eran, pues, dos presidentes que se exiliaron unidos como testimonio de una convivencia hospitalaria cuando, caída Bilbo y ocupado Donostia, se dejaban atrás recuerdos de etapas intensamente vividas. En el paso compartido se iba más allá del valor sentimental y táctico para penetrar en las profundidades del alma vasca y catalana que aspira a su ser eterno más allá de componendas prácticas. No podemos dejar de reseñar cómo estos días aparece en cuestión conceptual, la que nos interesa más, los ecos de un cierto dirigente, que no líder de la democracia-cristiana catalana que reniega -de creer en sus declaraciones-de la lucha por la soberanía nacional y dice que lo importante es participar en el Gobierno de España. Uno tiene el referente y el horizonte en un centro y otro lo tiene en su base. Lo que no es incompatible, puesto que Companys fue ministro de Marina, pero cuando Cataluña tuvo libertad política, la primera y única del Estado en 1932, y si el poder se comparte con gusto nunca es contra aspiraciones colectivas. No cabe duda de que la colaboración ministerial de la Lliga con los gobiernos de la monarquía abasteció de baterías arguméntales a los republicanos durante el tránsito de la dictadura de Primo de Rivera a una gozosa segunda república. Companys lo vivió y no cabe duda de que deseaba un gobierno solidario y libre. ¿Qué líder era aclamado por masas ardientes en Andalucía, Cataluña o Euzkadi como lo fue Companys? En él convergían muchos factores y uno de ellos fue una continuidad en la trayectoria democrática.
Companys y Aguirre deseaban una España Nueva. Companys incluso prestó su inmunidad de parlamentario al periódico de izquierdas del mismo nombre en Madrid antes del golpe de Primo. No cabe duda de que amaron con el vigor de la madurez y la pasión del idealista a su nación, y por esta razón, por su sentir conjunto de rechazo a una España centralista, -y la republicana en lucha con el franquismo lo era y mucho- se encontraron juntos, a menudo, en abrazos tristes o en circunstancias excepcionales para un dirigente. El telegrama que Companys manda a Aguirre con motivo del bombardeo de Gernika no son palabras, sino que es el hermano que escribe al hermano con motivo de la desgracia. Pero no contemplaron la batalla a lo lejos, se implicaron con lo que pudieron, con palabras y símbolos y con intentos como el de abrir nuevos frentes conjuntos, como se lee en los papeles conservados en el Archivo del Nacionalismo de Artea o en el apoyo, tan difícil de estudiar ahora que van muriendo los últimos, de Cataluña al Gobierno vasco, a sus gudaris, exiliados, etc., que hallan en la compasión y solidaridad del pueblo catalán cobijo material, especialmente para los niños. Qué dramáticas fotos hemos visto de ellos en el Archivo Nacional de Cataluña y cuántas referencias de pisos que se daban a refugiados hemos visto en los papeles catalanes todavía, ignominiosamente, en Salamanca. Era toda una nación en tránsito, que cargaba diarios, organismos y penas en el mismo vehículo.
Barcelona, Catalunya, se volcó en la lucha de Euzkadi, como lo hizo con la defensa de Madrid donde muchos catalanes dejaron la piel a trizas y otros aún están enterrados allí... En Barcelona tiene lugar la Semana de Euzkadi, festivales folklóricos conjuntos, la prensa se hace eco constante de los sufrimientos vascos. ¡Qué bonita antología no se haría de este material desconocido! Aguirre y Companys se dan las manos en momentos que el cielo vomita bombas para los que serán presto exiliados.
Pero Aguirre y Companys no se hundieron en la pena. Se juramentaron al servicio de su pueblo y de su nación, que los había votado democráticamente. El periodista y escritor Rovira i Virgili, autor de «Els darrers dies de la Catalunya republicana», reeditada felizmente por la editorial Proa tras las históricas ediciones del exilio y del diario Avui y la de Curial, narra trémulamente el paso de la frontera con el vigor de una fuerza que contempla el hundimiento de un mundo. Traducimos en nuestra mala pluma de traductor ocasional: «Ahora que Cataluña ha caído, rota, aplastada, hundida por la fuerza; ahora que quieren borrar su nombre de la geografía, su idioma de la literatura, su amor de los corazones; ahora que Cataluña parece que se deshace y desaparece en el agujero negro de la persecución y del odio; ahora que es una hora de dolor y de amargura, mi pensamiento nacional se afirma con más vigor. En medio del presente desolado y trágico, pongo mi esperanza en los días que vendrán, en el derecho que triunfará, en las libertades que se restablecerán, en la lengua que persistirá. No me descorazono, no renuncio, no deserto. Y sueño con la más grande Cataluña, la más grande por el territorio, la más grande por la libertad, la más grande por la civilización. De nuestra máxima desgracia saldrá el definitivo resurgir de nuestra historia, si los catalanes sabemos aprovechar las durísimas lecciones que hemos recibido.»
Un desconocido libro, como tantos, en las ediciones castellanas que contiene estos bellos fragmentos, sentidos, inteligentes, interesantes, apasionados, como todo el libro. Y ¿por qué esta separación y desconocimiento de libros y autores?, ¿por qué estas fronteras intelectuales y culturales entre países tan unidos en lo espiritual como son vasco y el catalán? Hay que profundizar las relaciones más sentimentales que científicamente y socialmente organizadas. No es de extrañar que Companys, como Carrasco i Formiguera y tantos otros amaran a Euskadi y le desearan lo mejor. Era el espejo de otra tierra anhelante también en sus deseos de libertad. Cuando Aguirre va a Barcelona en el exilio o cuando atraviesa la frontera, o cuando escriben, Companys y Aguirre, de lado en la misma página, artículos en "El Poblé Cátala" se funden en abrazos, pero a la vez seguían las palabras de Rovira i Virgili del que terminamos la larga cita:
«Trabajaré en todo aquello que yo pueda, para que resurga -más sólida, más próspera y más noble aún que antes- la patria caída. Este es, mientras el tren en marcha me aleja de Perpinyá, mi juramento de catalán nacional. Que todos los catalanes exiliados hagan y cumplan el mismo juramento y vendrá el día que podamos alzar encima de la recobrada tierra de Cataluña nuestras voces, nuestra bandera y nuestro ideal.»
Leizaola y Tarradellas siguieron y, pese al terrible mal del franquismo destruyendo una tradición con la ruptura que conlleva el arrasar un mercado, una universidad, una audiencia..., se ha vuelto a levantar la voz, la bandera y el ideal. Pero a pesar del op¬timismo innato contemplamos el horror y el mal que se han hecho y como la justa reparación ni se asoma en el capítulo de la justicia de un Estado para con su historia de genocidios culturales.
Este acto de hoy en Irún y Hendaia desea ser un homenaje a un presidente fusilado. Fue fácil detenerlo. No era el presidente que halla en el exilio dorado la jubilación del ocio. Companys era ya un símbolo en 1936 y lo fue más en 1939. Su muerte no lo elevó ni lo ratificó, simplemente lo consolidó indiscutiblemente como símbolo del país derrotado, que no vencido moral. Quería estar presente junto a su hijo desaparecido, junto a su pueblo en desbandada. Por ello, el homenaje es de agradecer. Es también bienvenida la feliz idea del promotor del acto, el profesor Strubell afincado en esta tierra, de ofrecer un homenaje a los exiliados, a los vencidos a los que defendieron la legalidad. Por ello nos congratulamos de la conjunción del Gobierno vasco y del catalán en este acto pese a ser una acción casi esporádica y a la que deseamos continuidad con exposiciones, programas televisivos, ediciones, semanas y otros eventos conjuntos.
Estos días, el Gobierno catalán ha aprobado otra medida simbólica pero cargada de belleza y justicia: dar una compensación a los represaliados demócratas en cárceles y campos de concentración de la dictadura, a los que sufrieron en propia carne la represión feroz de un franquismo que tanto hay que estudiar y divulgar. ¿Para cuándo el centro de estudios o el museo para ellos en esta España del olvido de unos y el pedestal de otros?
Companys, al crear el Consell Nacional de Catalunya en abril de 1940, incluye en el mismo a Rovira i Virgili y a otros intelectuales. Hubo críticas y Companys escribe: «Lo único que cuenta es Cataluña.» Pero un Gobierno sin finanzas, sin medios, sin imagen y sin recursos quedaba sólo en la voluntad. Se esmeraba en crear nuevos vehículos culturales. Apareció como la Fundación Llull, con el mismo nombre a la que se piden 600 millones para la proyección de la cultura catalana al exterior cuando el Instituto Cervantes tiene más de 7.000 para lo castellano. Se creaban, pese a nazis y a colaboracionistas, pese a policías franquistas que deambulaban a la caza del republicano, pese a los campos en las playas y a tantos pesares, iniciativas como la Revista de Catalunya o el Diari Oficial, símbolos de cultura y lengua y de poder, símbolos en definitiva de continuidad en aquellos ideales que deseaban Rovira i Virgili o Companys o Aguirre. Y muchos miles más de Irujo a Tarradellas pasando por innumerables masas anónimas. Esta es la razón por la que el peregrinar físico o mental de muchos catalanes hasta este puente internacional deviene como reconocimiento al símbolo en que se convirtió Companys de la Cataluña que no dejaron ser.
(*) Profesor de la UAB y URL, autor, entre otros, de «El consell de guerra a Lluís Companys», «En defensa de Catalunya», «Antología de Lluís Companys» i «Lluís Companys entre el mite i la polémica».
La policia española denuncia al gobierno de estar buscando que haya muertos en las manifestaciones.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=nGWKeSmCbrs
Publicado por: Hernesto | 01/01/2013 en 01:48 p.m.
THE GREAT SPANISH CRASH (“EL GRAN CRASH ESPAÑOL” REPORTAJE BBC)
- Con subtítulos en español.
http://www.youtube.com/watch?v=XV0-2DDke9w
HAY MAS REPORTAJES EXTRANJEROS DE ESTE TIPO EN YOUTUBE, ALGUNOS EN ESPAÑOL, OTROS EN OTROS IDIOMAS, SUBTITULADOS O NO.
http://www.youtube.com/results?search_query=crash+spain&oq=crash+sp&gs_l=youtube.1.0.0l10.11364.17299.0.20862.8.7.0.1.1.0.175.929.0j7.7.0
Publicado por: Hernesto | 01/01/2013 en 02:28 p.m.