Por: Igor Filibi *
Europa aún está buscando su acomodo a las circunstancias actuales, marcadas por la integración y el fin de la Guerra Fría. Los propios estados se han visto afectados: algunos han logrado recuperar su soberanía o surgido tras la implosión del bloque soviético, otros se han dividido (Chequia y Eslovaquia) y también ha habido reunificaciones (Alemania). A veces los cambios se han producido en las relaciones entre estados o partes de los mismos. El profesor gallego Argimiro Rojo señala que los casos de cooperación transfronteriza son verdaderas mini-integraciones que se producen en paralelo a la gran integración europea.
También se puede observar otro tipo de integraciones parciales, como la del Consejo Nórdico, que comparte la soberanía de sus países en ciertas áreas y puede calificarse de una integración complementaria de la comunitaria. Otro ejemplo, probablemente más conocido, es el del denominado Benelux, una integración muy avanzada entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que sirvió de ejemplo para las propias Comunidades Europeas en sus inicios. Estos tres países votan a menudo conjuntamente en el consejo de ministros de la Unión Europea, de forma que dos países medianos y uno muy pequeño logran tener un poder de voto comparable al de las potencias europeas. La unión hace la fuerza. Pensemos ahora en una eventual federación ibérica. El pasado 28 de julio el Barómetro de Opinión Hispano-Luso, dirigido desde la Universidad de Salamanca, mostraba los resultados del primer estudio sobre las actitudes de los ciudadanos de ambos estados respecto a una posible unión de sus países. Para gozo del intelectual José Saramago, que ya hace un tiempo pronosticó la formación de una federación hispano-portuguesa, el 40% de los ciudadanos portugueses se muestran favorables a la federación de su país con España. Del mismo modo, un 30% de los españoles ven con buenos ojos esta opción. Es curioso que sólo un 34% en Portugal y un 30% en España se muestren contrarios a dicha unión. Un 18% de indiferentes en Portugal y un 30% en España convierten la cuestión en realizable políticamente en un futuro de medio plazo.
La idea de unir la península es una idea muy vieja, dadas las obvias ventajas de gestionar en común un espacio geográfico único, a la espera únicamente, como sucedió con Europa, de que surja la oportunidad o la necesidad. España intentó en repetidas ocasiones la invasión de Portugal, pero sólo logró unirse a ella durante un corto periodo de tiempo (1580-1640) gracias a la política matrimonial. También Europa trató de unirse por la fuerza de las armas antes de lograrlo por la política y la necesidad de asegurar la paz.
Quizás la voluntad y los intereses económicos logren lo que no consiguieron ni la espada ni la alcoba. Económicamente no sólo no es una decisión arriesgada, sino probablemente la más sensata y racional. Dentro del mercado interior europeo, y con la moneda común en vigor, no habría ya apenas costes que pagar.
El mercado ibérico ya está absolutamente integrado. Incluso más aún de lo que obligan los tratados comunitarios. Se puede hablar de un mercado natural peninsular. Si se leen los prospectos y las etiquetas de los productos que compramos, una amplia mayoría ya están redactados en castellano y en portugués. Por cierto, un porcentaje mayor que las etiquetas en las otras lenguas oficiales del Estado. La mayor parte de las multinacionales han establecido estrategias de marketing conjuntas para la península, y en ocasiones nombran un único responsable de ventas para toda Iberia (¿será el nombre de la compañía aérea española por excelencia un signo de los tiempos?).
El nacionalismo español, que se quedó con la espina clavada de la anexión de Portugal (aunque es cierto que ya nadie lo reclama abiertamente), podría por fin, después de cuatro siglos, liderar la península. Esto quizás podría convencer al PP, tan preocupado por recuperar territorios perdidos y "sacar a España del rincón de la historia" (Aznar dixit). El nacionalismo español triunfaría al modo alemán: conseguiría la hegemonía mediante la integración negociada entre iguales. En otras palabras, sus vecinos sólo aceptarían el liderazgo a cambio de integrarse y compartir la soberanía ampliada gracias a la integración conjunta. Las instituciones comunes y las mayorías complejas y ponderadas servirían de garantía al socio más pequeño.
Portugal adquiriría así masa crítica y poder político para jugar en la primera división europea y España vería reforzar sus aspiraciones de ser considerada el quinto grande en Europa, adquiriendo también masa crítica suficiente y desplazando a Polonia en el escalafón. Geopolíticamente, las culturas de base latina reforzarían su posición y España se acercaría a Brasil, una potencia emergente de más de 200 millones de habitantes que fomenta abiertamente el aprendizaje del castellano como medio de favorecer y perfeccionar la integración latinoamericana. La integración de las metrópolis ibéricas tendría, sin duda, repercusiones en la integración latinoamericana.
Desde el punto de vista de las otras naciones del Estado tampoco tendrían por qué ser malas noticias. La nación española perdería peso relativo en el Estado federal conjunto, asimétrico por definición, dado el feroz centralismo portugués (reafirmado en referéndum hace no mucho) y la descentralización española, lo que supondría un realineamiento de fuerzas. Además, la estatalidad portuguesa obligaría a negociar un marco político de soberanía compartida, lo qué podría favorecer la aceptación constitucional de este tipo de fórmulas y, a su vez, abordar desde un nuevo modelo los hechos nacionales del Estado. Ello implicaría que el nacionalismo español oficial debería revisarse pero también el nacionalismo ciudadano, al introducir el aprendizaje de la lengua portuguesa en el plan de estudios de aquellas comunidades sin lengua co-oficial. El tener que aprender dos idiomas -desde entonces propios- y reelaborar la historia peninsular (ya no nacional) haría más por el respeto a la pluralidad de identidades y culturas del Estado que cualquier modificación constitucio¬nal.
La federación ibérica podría ser el primer experimento realmente plurinacional de la Unión Europea. Si fuese realmente así, y no una simple oportunidad para que el nacionalismo español crea que puede revivir glorias pasadas, ello cambiaría la relación de fuerzas a escala europea, revalorizando el polo suroeste frente al desplazamiento hacia el este tras las últimas ampliaciones. Además, sería una forma de profundizar la integración europea, avanzando en la península sus objetivos y ofreciendo un ejemplo viable de cómo proseguir con la integración en un periodo de estancamiento político.
Por último, si las cosas fuesen razonablemente bien, este marco político sub-europeo podría resultar muy atractivo tanto para los andorranos o gibraltareños como para los nacionalismos gallego (sobre todo) e incluso, ¿por qué no?, también vasco o catalán. Este escenario fue objeto de discusión informal en un congreso hace dos años -por cierto, participó un profesor portugués, Felipe Lopo, descendiente directo de Don Diego López de Haro, el fundador de Bilbao-, y hubo más argumentos a favor que en contra. ¿Otro presagio?
* Profesor de Relaciones Internacionales UPV/EHU
Que idea tan buena! Despues de crear el banco malo por que quedarse ahi? Creamos el consorcio de paises malos!
Si alguien en su sano juicio, a estas alturas, se piensa que un pais es un ejercicio meramente administrativo, sin respecto a las nacionalidades o a los caracteres individuales, no merece ser tomado seriamente. Pero si España quiere unirse a Portugal, por mi que haga lo que les de la gana, pero conmigo que no cuenten y que a Euskadi-Nafarroa nos dejen decidir lo que queremos hacer.
Publicado por: Txilinasti | 01/25/2013 en 07:48 a.m.
La desmembración de la unión europea no la veo como una posibilidad, para mí será un hecho, igual que la desapación del euro.
No creo que esto vaya ha ocurrir pronto, la razón de esto es que en españa no se sabe donde se está para caminar hacia alguna parte debes saber donde estás y en españa esto se desconoce, por ahora se seguirá en el euro hasta que la situación obligue a salir.
España no puede tener una moneda tan valuada como alemania, alemania tiene un tejido productivo mucho más desarrollado y puede permitirse exportar con una moneda tan valuada, españa tiene que crear un tejido productivo, dentro de las exportaciones españolas el turismo (el turismo se considera una exportación) es la mayor baza de españa, hasta ahora ha sobrevivido bien al cambio en la situación económica pero es bastante falso ya que las cifras de turistas han sido mayores por la bajada de turistas en egipto o tunez, además como digo hay países turísticos con monedas más devaluadas que el euro que compiten con españa, un alemán si va con euros a tunez al cambio con la moneda tunecina, el dinar las vacaciones le salen más baratas que en españa, españa al tener el euro no puede competir con tunez, no hablemos si hablamos de atraer turistas de EEUU, el cambio de dolar a euro echará atrás a muchos. Esto era una tendencia que se veía pero que al ocurrir la tendencia árabe se ha revertido temporalmente esta tendencia en la caída del turismo.
Si a alemania se le habla de devaluar el euro dirá que no y si se le habla de mantener el mercado común con monedas distintas también dirá que no ya que las empresan se irán a otros países con monedas menos valuadas dentro del mercado común.
El gobierno habla de que la balanza comercial ha mejorado pero eso es engañarse, lo que ha ocurrído es que se han reducido las importanciones en su mayoría no que se exporte más, aunque con la caída de salarios se han aumentado las exportaciones, esto trae otro problema mayor y es que si se bajan los salarios el mercado de producción para la demanda interior se hunde siendo este de por si poco competitivo frente a importaciones de otros países con distinta divisa.
Yo defiendo la opción de una federación ibérica de los pueblos de la península, ahora bien, este párrafo del autor de este artículo no hay por donde cogerlo:
"Ello implicaría que el nacionalismo español oficial debería revisarse pero también el nacionalismo ciudadano, al introducir el aprendizaje de la lengua portuguesa en el plan de estudios de aquellas comunidades sin lengua co-oficial."
Comparto la necesidad de poner fin al proceso de uniformización para crear una nación única sobre un estado plurinacional como es españa, imponiendo una misma lengua y cultura, ahora bien, tengo la siguiente duda sobre lo que dice.
Qué pasaría con aquellas comunidades autónomas como aragón, cantabria y asturias que hoy tienen lengua propia y no son cooficiales y que pasaría con leon que tiene lengua propia y no tiene ni comunidad autónoma
http://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_aragon%C3%A9s
http://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_leon%C3%A9s
http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1ntabro_%28ling%C3%BC%C3%ADstica%29
http://es.wikipedia.org/wiki/Idioma_asturiano
Si lo que se quiere es crear una federación de pueblos ibéricos que respete el caracter plurinacional lo primero que habría que hacer es eliminar el sistema institucional español.
Me jodería tener razón pero en economía siempre tengo razón y ya me jode tenerla.
salud
Publicado por: sozialismorantz | 01/25/2013 en 11:06 a.m.
Respecto a las naciones de las que he hablado en mi anterior comentario algunos igual desconocen la existencia de la nación leonesa, Aquí hay unos vídeos que tratan este tema para el que quiera saber de lo que hablo y que vea que no son majaradas, la nación leonesa está muy uniformizada, el castellano es más hablado que el leonés clra está pero también la cualtura leonesa está desapareciendo
http://www.youtube.com/watch?v=B0rOW031Lug&list=PL3FED6A20EF51FB6F&index=1
Lo que se ha intentado en españa desde hace siglos es uniformizarla y acabar con sus naciones para imponer una única, la española, artificial diseñada para uniformizar a las naciones del estado español.
salud
Publicado por: sozialismorantz | 01/25/2013 en 11:19 a.m.
Cada vez observo mas en España, por mi trabajo (que no es médico, ni psiquiatra, ni psicólogo), mas gente con alteraciones mentales, yo lo achaco a la crísis, pero estaría bien que se haría un estudio de todo ello.
Publicado por: Matías | 01/25/2013 en 11:56 a.m.
Miren, miren,lo que están descubriendo los catalibanes de su historia, como que todos los personajes del pasado dicen que eran catalanes, segun han probado sus historiadores de tres al cuarto; vean, vean:
-Cristóbal Colón era catalán.
-Leonardo da Vinci era catalán.
-El patriarca Abraham era catalán, del pueblo de Vilaur.
Os juro que esto parece más un artículo en ARABATIK de Takolo3,que la cruda realidad. Nada más y nada menos que lo afirma un catedrático de la Universidad Pompeu Fabra... ¡Qué descojone!
¡Lo que hay que ver señores! No hace falta escribir en ARABATIK para ser un necio...
Publicado por: Uno de Barcelona. | 01/25/2013 en 12:13 p.m.
En España, los problemas originados por la crisis han aumentado los casos de alcoholismo (y otras drogas).
http://www.laopiniondezamora.es/zamora/2011/11/14/problemas-originados-crisis-han-aumentado-casos-alcoholismo/558963.html
Publicado por: Hernesto | 01/25/2013 en 06:11 p.m.
Acostumbro cada tarde buscar posts para pasar un buen momento leyendo y de esta forma he encontrado vuestra web. La verdad me ha gustado el post y pienso volver para seguir pasando buenos ratos.
Publicado por: psicologo oviedo | 01/28/2013 en 02:49 p.m.