Sabin de Zubiri reveló poemas inéditos y profundiza en la conciencia vasca del poeta
Una obra sobre Felipe Arrese-Beitia, que incluye originales inéditos del poeta, redimensionó la talla excepcional de esta figura señera de la literatura y la sensibilidad esencialmente vascas de la segunda mitad del s. XIX. El libro “Felipe Arrese ta Beitia”, de Sabin de Zubiri, se presentó en 1999 en la librería Lizardi, de Deusto, en un acto en el que, con el autor, integraron la mesa de ponentes en euskera y castellano Txomin Saratxaga, Iñaki Zubiri, Arantzazu Amezaga, Josune Zearra Arrese, Joseba Azkarraga y Carlos Garaikoetxea.
La introducción de Txomin Saratxaga centró el mensaje de Felipe Arrese-Beitia: “En una época en que algunos intelectuales bilbaínos declararon que el euskera debía morir, Arrese-Beitia se rebela: él ha nacido vasco y prefiere morir si le arrancan su lengua. Han pasado cien años desde que aquéllos dijeran que el idioma vasco debía desaparecer o quedar relegado a estudios de laboratorio; una pléyade de intelectuales humildes ha sido capaz de demostrar que el euskera es capaz de llegar a la cultura universal”. El libro de Sabin de Zubiri, una publicación de 328 páginas, es el quinto de los que se han ido publicando del poeta de Otxandio. Iñaki Zubiri hizo repaso de todos ellos: en 1900, la imprenta de Joseba Ayastui, de Bilbao, da a la luz la primera recopilación, con prólogo de Arturo Kanpion; el segundo es el que editó Aita Santi Onaindia, en 1956, con 300 poemas; sigue a éste el de Eusko Jaurlaritza, en 1987, con introducción de Aita Lino Akesolo; el cuarto de la lista es el publicado en 1999 por Bizkaiko Foru Aldundia, dos tomos que totalizan 1.234 páginas, edición a cargo de Itziar Uriarte Zorrozua.
18 POEMAS INÉDITOS
Iñaki Zubiri anunció que en el libro preparado por su hermano Sabin se muestran 18 poemas inéditos hasta ahora, así como un pequeño diccionario euskara-castellano confeccionado por Arrese-Beitia, quien recibió una treintena de premios literarios ya en vida.
“He analizado todos los poemas de Felipe Arrese-Beitia y he hallado que la poesía estaba profundamente arraigada en su ser”, dijo Iñaki Zubiri. “Él fue el último gran testigo de la postración de nuestra Patria y se convirtió en un ferviente seguidor de Arana Goiri”, prosiguió. Recitando un poema escrito para el batzoki de Durango, declaró que el sentimiento del poeta “no era superficial, sino hondo y concorde con la gran generosidad de su alma, cuyo sentimiento manaba a borbotones en sus escritos”.
En su turno, Arantzazu Amezaga agradeció a Sabin de Zubiri el nuevo libro y a Josune Zearra, su esposa, el haber mantenido el mensaje del abuelo poeta, aquél que “con la carreta de bueyes como medio de transporte y el bote de pintura dorada para dorar retablos iba tallando cada palabra que le salía del corazón”.
LLANTO POR EL EUSKERA
Miguel de Unamuno llamó a Arrese-Beitia poeta “jeremíaco”. “Sí, lloraba ... la pérdida de los Fueros y del euskera”, puntualiza - Amezaga, quien añade que el poeta euskaldun se equivocó, porque el idioma sobrevive y “la nueva juventud está por el euskera”.
En esta misma línea de afirmación del idioma desarrolló su intervención Joseba Azkarraga.
Cerró el acto Carlos Garaikoetxea, confesando que la lectura del libro y la propia figura de Arrese-Beitia “han removido en mí sentimientos muy viejos e íntimos”, y recordando la cercanía del navarro Kanpion y el poeta vizcaíno. Reveló que en el prólogo de la primera edición de Ayastui, Kanpion glosa la figura de Arrese-Beitia, “hace un recorrido por los antecedentes históricos de nuestro pueblo (...) no desde el pesismismo, sino desde la voluntad de entender esa pasión”. “Arrese Beitia es el prototipo del euskaldun por excelencia. Ya lo decía Kanpion: es el poeta eúskaro”.
UN HOMBRE EXCEPCIONAL
El autor, Sabin de Zubiri, manifestó que de joven leyó “Euskaldun jaio nintzan”, que le “llegó al alma”. Casado con Josune Zearra. Arrese, Zubiri oiría luego un sinfín de anécdotas de boca de su suegra (hija del poeta), que le convencieron de que Arrese-Beitia fue una figura humana excepcional.
Siguiendo el rastro en hemerotecas y otros fondos, Zubiri comprobó que no estaban recogidos todos los poemas. También consiguió recopilar la obra escultórica (Arrese era tallista de profesión), ya que, “desgraciadamente, algunos párrocos fueron arrinconando las imágenes y muchas acabaron en los vertederos”. En su indagación, Sabin Zubiri halló también que grandes plumas de la época elogiaron sin reservas al poeta: Duvoisin kapitaina, la condesa Emilia de Pardo Bazán, el príncipe Luís Luciano Bonaparte, Kanpion, Lopez-Allen, Azkue... Menéndez y Pelayo, tras leer el trabajo “Bizkaitarrak eta erroma-tarrak” traducido por Antonio de Trueba, exclamó: “¡Quién supiera leer en euskera!”.
Zubiri elogió la edición reciente preparada por Itziar Uriarte, aunque encontró que faltaban puntos en la biografía: “su extraordinaria hombría, su religiosidad, su trabajo de tallista...”. Finalmente, abogó porque la plaza mayor de Otxandio vuelva a recuperar el nombre de «Arrese ta Beitia'tar Pilipa'ren seia”, que ostentó ya en 1906. “En su libro "El Oasis", Mañé i Flaquer dedica tres páginas a Otxandio y trece a Arrese-Beitia”, concluyó el autor de la nueva obra.
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