A pesar de la brevedad de su gestión, el president John F. Kennedy, asesinado el 22 de noviembre de 1963, es recordado todavía como uno de los estadadistas más capacitados de Estados Unidos. En noviembre se cumplirán 50 años de su asesinato.
John F. Kennedy fue el presidente más joven de los Estados Unidos. Su gestión sólo duró 34 meses, pero tuvo un impacto tan importante que millones de personas de todo el mundo lo recuerdan todavía como uno de los estadistas mejor dotados que ha tenido este país. Otra cosa fue su vida privada.
En el momento de su asesinato el 22 de noviembre de 1963 era para muchos norteamericanos la personificación de nuevas visiones, de nuevas perspectivas para su patria. En el ámbito mundial gozaba de prestigio por su decisión de conquistar el espacio, su defensa de la igualdad de derechos para los negros, su creación de la Alianza para el Progreso y del Cuerpo de Paz y firmeza contra el poderío soviético en Cuba y en Berlín.
Era un hombre de enorme magnetismo personal cuyo sutil sentido del humor encantaba a sus amigos y, en ocasiones, también a sus adversarios.
Pero el historial de Kennedy también registra errores y fracasos, aunque sus admiradores prefieran a veces pasarlos por alto, como su desastroso intento de invasión de Cuba y su intervención en Vietnam.
En 1947, después de desempeñarse en la segunda guerra mundial como capitán de una nave patrullera, ganó un escaño en la Cámara de Representantes como candidato del Partido Demócrata. Cinco años después, a los 35 de edad, fue elegido senador y en 1953 contrajo matrimonio con Jacqueline Lee Bouvier.
Quizás la mejor ilustración del porvenir que vislumbraba el joven político es la ofrecida por su discurso de aceptación de la candidatura presidencial demócrata en 1960.
"Estamos en el Umbral de una Nueva Frontera", dijo. "Esa Nueva Frontera de la que hablo no es una colección de promesas, sino una variedad de desafíos. En ella está resumido no lo que me propongo ofrecer al pueblo norteamericano, sino lo que me propongo pedirle que haga…
"Más allá de esa frontera hay áreas inexploradas de ciencia y espacio, problemas irresueltos de paz y guerra, focos inconquistados de ignorancia y prejuicios, preguntas no contestadas de pobreza y excedentes".
A los 43 años John Kennedy fue el hombre más joven y el primer católico elegido para ejercer la presidencia de los Estados Unidos. Comenzó su período, que habría de durar solamente dos años y diez meses, con un discurso inaugural que dejó en sus compatriotas un recuerdo imborrable, cuando dijo: "No pregunten a su país qué puede hacer por ustedes. Pregunten qué puede hacer por ustedes por su país".
En el plano interno, Kennedy propuso programas de mayor equidad para los negros, de conservación de recursos naturales, de ayuda federal para la educación y de atención médica para los ancianos. También promovió planes de ayuda para zonas económicamente deprimidas del país, un acelerado esfuerzo espacial, reformas tributarias y medidas de fomento del desarrollo económico.
En materia de promoción de los derechos civiles de los negros de su país Kennedy hizo más que cualquiera de sus predecesores.
Los violentos choques derivados de la campaña de derechos civiles en la década de 1960 son uno de los aspectos más recordados de su presidencia, pero no obedecieron a su propia iniciativa. Se vio enfrentado con el problema por las exigencias de los negros de compartir los frutos de la buenaventura que parecía ofrecer a todos los norteamericanos. El movimiento alcanzó su punto culminante a mediados de 1963 cuando 250.000 personas desfilaron en Washington detrás del reverendo Martin Luther King.
Kennedy sometió al Congreso la primera legislación moderna de derechos civiles, un proyecto que hacía obligatorio para hoteles y restaurantes la admisión de clientes sin consideraciones de raza y daba al Procurador General facultades para entablar demandas en nombre de personas sin recursos para pagar los servicios de un abogado. Pero la iniciativa quedó atascada en la legislatura y sólo fue aprobada seis meses después de la muerte del presidente.
En realidad, muchas de las propuestas de Kennedy no llegaron a ser tramitadas por el Congreso o fueron aprobadas después de su muerte.
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