Muchos más que los partidarios de Maduro, depositan sus esperanzas en la auditoría.
Por: Marta G. Coloma
Son mayoría, pero llevan con discreción su militancia, como lo harían en Caracas. Un total de 596 vascovenezolanos apostaron el domingo 14 abril por Henrique Capriles como resorte del cambio en un país marcado por 14 años de chavismo, pero apenas se les ve en la calle y en los medios. Los caprilistas de Euzkadi han optado por la discreción para salvarse de las acusaciones oficialistas que les atribuyen los actos violentos cometidos en el corazón de su país. Y, con movimientos calculados, se han limitado a reclamar, al igual que el líder de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), un recuento minucioso del 46% de los sufragios que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no revisó antes de otorgar la victoria por un estrecho margen de 272.000 votos a Nicolás Maduro.
El pasado viernes, el mismo día en el que el sucesor oficialista fue investido como presidente, alcanzaron este objetivo. Iker Anzola, vasco venezolano residente en San Sebastián, asegura que estarán “satisfechos” cuando conozcan los resultados completos, y que los aceptarán independientemente de a quién den por ganador, con la esperanza de que el triunfo sea para el eterno opositor.
“Los resultados electorales están absolutamente manipulados. Creo que de calle ha ganado Capriles, pero el sistema apoyado por los cubanos y los militares no está dispuesto a dejar que se le escape el poder”, señala el jeltzale Iñaki Anasagasti, representante de los vasco venezolanos simpatizantes de la MUD.
De las 639 papeletas que se depositaron el día de las elecciones en el consulado de Bilbao -que agrupa a los venezolanos de Euzkadi, Cantabria, La Rioja y Navarra-, sólo 41 respaldaron a Maduro, junto a dos abstenciones. Los datos están en sintonía con la tónica general del voto exterior global, que con un 90% escrutado fue mayoritariamente caprilista -55.120 votos de los 58.763 depositados-. Anzola, que fue uno de los delegados de la MUD en el colegio electoral, denuncia que el recuento del voto exterior se realizó al día siguiente de que Maduro fuera proclamado ganador: “El Gobierno se apresuró a proclamarle anticipadamente y es por eso por lo que pedíamos un recuento del 100%”.
“Cuando despertamos y oímos que la diferencia era tan pequeña no nos lo podíamos creer. Pensé que teníamos que haber hecho más, estado más pendiente de las mesas, haber tenido más en cuenta a los interventores...”, relata la vasco venezolana Amaia Zenarruzabeitia, también simpatizante de la MUD, que defiende la importancia de los sufragios procedentes del exterior, “normales” para la cónsul, Yolanda Rojas, que ya esperaba que “la derecha venezolana” recogiese la mayoría de los apoyos en España.
Durante los últimos días, la izquierda, en especial la abertzale, se ha reafirmado como aliado permanente de la otra facción en juego: el socialismo venezolano. Ya antes de que el CNE accediese a revisar el escrutinio, varias decenas de partidarios de Maduro, congregados por Ezker Anitza y con la cónsul a la cabeza, se manifestaron para reclamar respeto al dictado de las urnas.
Del mismo modo, otro grupo de varias decenas de personas se concentró el viernes en la capital vizcaína en solidaridad “con la revolución bolivariana de Venezuela” y para denunciar “las agresiones y amenazas” de “la derecha opositora”, a la que acusaron de intentar dar un golpe para arrebatar el poder al nuevo presidente. Komite Internazionalistak y Askapena fueron los convocantes.
El venezolano Roberto San Martín pertenece a una de las organizaciones pro oficialistas más destacadas de Euzkadi: el Círculo bolivariano La Puebla de Bilbao. San Martín, residente en España desde hace nueve años, no entiende por qué Capriles, elegido en varias ocasiones gobernador del Estado de Miranda del país, critique “el mismo método que le ratificó a él”. “¿Por qué ahora no puede asumir que ha perdido? Sabíamos que no lo iba a aceptar. Antes de que se informase de los cómputos ya había dicho que todo era un fraude”.
Dos siglos después de que el libertador Simón Bolívar contribuyera a la emancipación de Venezuela, muchos olvidan que su historia comenzó en Ziortza-Bolibar, la pequeña localidad vizcaína en cuyas entrañas se encuentra el caserío de Errementarikua, desde donde Simón el Viejo Bolívar partió hacia las Américas para buscar fortuna. Quién le iba a decir a El Viejo que, cinco siglos después, su legado sería el único punto en común entre los vascovenezolanos que, 7.000 kilómetros más allá de la patria, viven las contiendas políticas como si se hallaran en la misma Caracas.
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