Ruz suplió su inexperiencia con una labor de cirujano en la que ejerce de antítesis del juez estrella.
Servida la bomba del caso Gürtel, el juez más bisoño del tribunal central, Pablo Rafael Ruz Gutiérrez (Madrid, 1975), abandonaba raudo su despacho para reunirse con su familia tras años de bregar con casos de droga, denuncias de tráfico o de suplir temporalmente a Garzón, sin percatarse de que en meses pasaría a liderar la causa de los descreídos con la clase política. Humildad, trabajo y fortaleza física son las cualidades que definen al magistrado que puso el jueves a Bárcenas entre rejas, sustituyendo la inexperiencia -entró en la carrera judicial en 2003- con una labor de hormiga obrera, minuciosa, sin que le pierdan los nervios ni se le conozcan enemigos públicos. Y eso que sufrió un varapalo cuando la Sala de lo Penal le ordenó rehacer su instrucción sobre el caso Faisán en septiembre de 2011.