Estamos en el año 2013, catorce años después del V centenario del nacimiento de San Ignacio de Loyola, en un día todavía no precisado por los investigadores, aunque se supone anterior a octubre de 1491. La festividad litúrgica corresponde, según es habitual en las canonizaciones, al día del fallecimiento que fue, como es sabido, el 31 de julio de 1556 en Roma, a los 65 años de edad.
Hay biógrafos de San Ignacio que suponen que nació el día primero de junio de tal año 1491, porque es la fiesta de San Iñigo, abad de Oña, en el siglo XI, ya que este santo navarro murió en ese día y mes del año 1068, cuando tal monasterio, hoy burgalés, pertenecía al reino de Navarra. A este séptimo hijo de los señores de Loyola, Beltrán Yáñez de Oñaz y Loyola y su mujer, la ondarresa Marina Sáenz de Licona, le pusieron tal nombre de Iñigo, quizá por ser el santo del día de su natalicio o quizá también porque era uno de los nombres más usuales entre las principales casas y linajes de la época, como Iñigo de Velasco, Iñigo de Guevara, Iñigo López de Mendoza, etc., muchos de ellos de ascendencia vasca.
Aseguran los entendidos que Iñigo deriva de Yañego y éste de Ennecus o Enneco, palabra latina. Los escribanos de Azpeitia escribieron Iñigo. El patronímico de este nombre es Iñiguez, hijo de Iñigo. Lo curioso del caso es que los apellidos del santo eran los de López de Loyola, siendo, por tanto, su nombre completo el de Iñigo López de Loyola, aunque el López lo usó poco; en cambio otros de sus hermanos, como Pero López de Loyola, párroco de Azpeitia, lo conservaron, al igual que otros antepasados. Según el estilo actual parece que tenía que haberse llamado: Iñigo Yáñez de Oñaz y Sáenz de Licona, de Loyola y Balda, pero, en los siglos pasados, los apellidos se formaban con criterios distintos a los nuestros.
Durante la mayor parte de su vida, es decir, hasta los 46 años, el santo gipuzkoano continuó usando el nombre de Iñigo y fue sólo, en vísperas de fundar la Compañía de Jesús, y de moverse en los medios universitarios y eclesiásticos cuando, hacia 1537, comenzó a simultanear su primer nombre con el de Ignacio, más conocido y usual en Italia donde la devoción a San Ignacio de Antioquía estaba muy extendida y también el fundador de los jesuitas participó de ella. Otros suponen que fue una cierta latinización del nombre de Iñigo o una elección por aproximación fonética. El caso es que desde la fundación de la orden, entre 1539-1540, Iñigo de Loyola se convirtió en Ignacio de Loyola, firmando como Ignatio o Ignatius de Loyola en la última etapa de su vida, o sea, entre 1540-1556.
¿Cuántos jesuitas han llevado el nombre de su santo fundador? Bastantes aunque cuando sus padres les impusieron este nombre ellos no habían decidido, claro está, su vocación. Es lógico pensar que en el ámbito del País Vasco y especialmente en Guipúzcoa, a partir del siglo XVII, con la canonización del santo de Loyola, comenzara a proliferar el nombre de Ignacio y decayera el tradicional de Iñigo. La amplia propagación de los jesuitas por España, Europa y América, al difundir la devoción de múltiples familias. Hacer un catálogo del gran número de personalidades que han llevado este nombre, sería sumamente curioso. Desde fines del siglo pasado comenzaron a usarse las versiones euskéricas de Eneka, por Iñigo y de Iñaki por Ignacio, con sus respectivas variantes femeninas y apócopes familiares en diminutivos cariñosos como el popular Nacho.
Sin embargo, en 1990 el nombre de Ignacio ha perdido importancia social. Amablemente el servicio municipal del censo me dice que en nuestra villa, sólo están empadronados 2.615 Ignacios, bien con sólo este nombre o usado en primer lugar, si es compuesto; hay 114 Ignacios y 45 Iñakis. ¿Cuántos habrá en toda Bizkaia? Para muestra queda el caso de Bilbao.
¿Cuántos? ¿2.165 ó 114?
Publicado por: Ramon | 07/29/2013 en 08:17 a.m.
Al hilo de lo escrito del nombre Ignacio y del santo epígono, permítame que le felicite, Sr. Anasagasti, y le desee que pase un muy buen día en la fiesta de su santo patrono. Zorionak!.
Publicado por: Loreak McGebar | 07/29/2013 en 08:12 p.m.
San Iñigo no era navarro, sino de Calatayud.
Publicado por: Carlos | 09/26/2013 en 10:08 a.m.