Por Miguel Sánchez-Ostiz*
El grupo de trabajo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre desapariciones forzadas viene a España a ver si el Gobierno cumple con el deber de perseguir a los autores, cuando menos en el papel, y de compensar a las víctimas de los crímenes que tienen su origen en el golpe de Estado de 1936 y en el régimen franquista que le siguió. A no dudar, habrá dos versiones, la del Gobierno, mendaz y trapacera, que proclamará hacer todo lo que está en su mano; y la que clama por lo desasistidas que puedan estar las víctimas y sus herederos: 130.000 familias que no saben dónde están sus deudos. Se dice pronto. Miles de personas que batallan con cunetas, archivos, falta de medios materiales y una indiferencia social que en la práctica es una ofensa renovada.
El Gobierno se ha desentendido de esa visita como si no fuera con él, al igual que lo lleva haciendo desde hace meses con el juicio emprendido en Argentina contra la impunidad franquista -mientras en las trastiendas pone todas las trabas jurídicas y diplomáticas que puede- y lo que es un clamor internacional, en boca del más bobalicón y retorcido de los ministros de Rajoy, el policiaco Jorge Fernández Díaz, no pasa de ser un vago rumor de prensa, algo que ha oído por ahí y a lo que no ha prestado mucha atención. Lo que ha oído por ahí es un proceso al franquismo que ellos han impedido se pueda poner en pie en España.
La juez argentina María Servini de Cubría, que lleva ese proceso, ha dictado orden internacional de captura contra cuatro notorios torturadores del franquismo, cuyas biografías han salido a la luz con todo lujo de detalles que han venido siendo hurtados a la opinión pública. Es una forma de saber lo que ha venido pasando en este país.
De entrada, el ministro de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón, ha bloqueado la potestad de Interpol de detener a los reclamados desde el momento mismo en que recibe la orden internacional, remitiéndose a la maraña judicial que decidirá si esos maleantes van a ser o no detenidos. Una prueba más no de seguridad jurídica, si no de encubrimiento activo, del franquismo.
Billy el Niño, capitán Muñecas... hay cientos como ellos que no han sido inquietados; al revés, que recibieron como premio a sus servicios prestados destinos y puestos de lujo y, en el peor de los casos, trato carcelario de favor. Fueron torturadores sistemáticos y cobraron por ello, como lo hicieron los miles de informadores de la policía franquista que denunciaban a sus compañeros de taller, de la facultad, a los que frecuentaban en el bar o la taberna o a sus vecinos de barrio. De esto poco se ha hablado.
Hay miles de testigos de lo sucedido porque hubo miles de detenciones y de víctimas de malos tratos, torturas y palizas brutales y sistemáticas, ya fueran estudiantes, currelas del PCE o curas obreros. Que no se haya hablado de esto no quiere decir que no haya existido. Ese es justamente el problema: que no se haya hablado, que se haya preferido -como en el caso de la Guerra Civil- el silencio impuesto y más tarde la más mediocre puerta de escape: el perdón, el olvido, el pasar la página sin haberla escrito ni leído, el encubrimiento social y la complicidad de una sociedad franquista hasta las cachas, se pusieran el disfraz que se pudieran, hasta ahora mismo.
La jueza argentina que tiene en sus manos el proceso contra el franquismo ha dicho: "Es un deber de todos castigar los crímenes del franquismo". Eso está bien en teoría, pero buena parte de la sociedad española no suscribe esa frase porque está a favor de pasar página, si no de encubrir el franquismo. Lo volverían a hacer. Lo volverían a amparar socialmente. Ahora mismo es llamativa la indiferencia social, el encogimiento de hombros, la manera en que se desacredita a las víctimas y pone en duda su testimonio.
El proceso emprendido por la jueza argentina tiene un resultado jurídico incierto. Conviene admitirlo desde ahora mismo, pero a cambio coadyuva de muy seria manera a que se mantenga viva y no apagada, edulcorada o relativizada la memoria de los crímenes y a que salgan a la luz los nombres de los protagonistas, desde Billy el Niño a Rodolfo Martín Villa, que lo condecoró para acallar, encima, las voces que denunciaban sus delitos. Lo que ya es el colmo. Y es que esta es una historia llena de colmos, hasta ayer mismo, hasta hoy mismo. La Transición fue una gran estafa que benefició sobre todo a los protagonistas de las infamias. Es preciso impedir que cuando menos Martín Villa se pasee con impunidad por Latinoamérica haciendo dinero a escondidas, que es como lo hacen todos, aprovechando las muchas oportunidades públicas que ha tenido para lavar su imagen con la complicidad de los medios de comunicación. Hay que sacar a la luz los delitos del capitán Muñecas, golpista y torturador, denunciados en balde por sus víctimas, como acaba de hacer la revista Argia.
Los torturadores, los protagonistas de las infamias, están desaparecidos en el entramado del sistema, amparados y favorecidos por los gobernantes de hoy. Hay que escribir con verdadero detalle la historia de lo sucedido. No cabe hablar de perdón ni de olvido que solo benefician a los verdugos. Eso no es justicia, sino un abuso sostenido y redoblado. Cuando menos la actuación de la jueza argentina servirá para que la opinión pública pueda saber que en este país los torturadores no solo fueron amnistiados, sino condecorados, ascendidos, aplaudidos y mantenidos en activo, que son tus vecinos y que por obediencia debida -pero también por placer perverso- lo volverían a hacer en la seguridad de ser pagados y aplaudidos.
* Escritor
¿Pero no decía el PP que ellos "no admitían que se les cuestiones como demócratas"?, es que no debería de cuestionarseles, sino directamente tener claro que no lo son, ciestionarseles es hacerles un favor, el que el PP sea un heredero "light" del franquismo y el que el PSOE haya hecho toda la vida "seguidismo" del PP, ha llevado al país a donde está ahora, se pudo ser mas valientes en la Transición (mas conocida como la "Traición"), pero se quiso ser acomodaticios y mediocres, mejor tirar a lo facil y claro, así nace la constitución y democracia españolas, manchada con el sufrimiento de las víctimas y sin justicia, ¿cómo se va a edificar una democracia así?, está claro que es imposible y lo estamos viendo, van saliendo los esqueletos del armario.
Espero que a esta jueza argentina (la verguenza de España es que no sea española), le sigan muchas otras, se que los medios convencionales se hacen poco eco de esto, pero para eso ahora tenemos internet, también espero señor Anasagasti, que los políticos como ustedes no dejen de denunciar esta situación en Congreso, Senada, en Parlamentos Autonómicos, en los medios de comunicación, en el Parlamento Europeo (en este es muy importante...), en el extranjero (Argentina, etc.), e incluso si es necesario en la ONU (Tribunales de la Haya y derechos humanos, etc.), también estaría bien que alguien escriba algunos libros al respecto (abrir los archivos para que los historiadores puedan escribir de todo esto).
Si España se hace la tonta o incluso peor, sigue interfiriendo con la justicia internacional, se debería de citar a declarar en los procesos internacionales a los ministros que estén interfiriendo, por no cooperar con la justicia y por supuesto que se vayan olvidando de celebrar olimpiadas, si el país es así.
Dicen que "Los pueblos que no recuerdan su historia, están condenados a repetirla" y esto es una de las características de "La marca España", solo que en este caso no se olvida simplemente, sino que es esconde a posta.
Ezkerrik Asko.
Publicado por: Eloi | 09/30/2013 en 10:41 a.m.
Recuerdo que en Transición (en la que seguramente seguimos inmersos, en una transición hacia una auténtica democracia...), se dijo que "no se podía hablar de estos temas, pues peligraba la democracia y que el ejército podía enfadarse y dar un golpe de estado, pero que ya se haría mas adelante..." (así se hizo todo con esas amenazas), vale, ese "mas adelante" ya ha llegado..., muchos lo que querían/creían es que no llegase nunca, pero ha llegado..., mala suerte, haber hecho las cosas cuando tocaba, ahora es mas adelante, ¿y por qué son los que se empeñan en pasar página en este tema (sin que nadie haya pasado por cárcel), los mismos que se empeñan en que en otras cosas no se puede pasar página nunca, aunque sean cosas ya enjuiciadas y con condenas muchas veces casi cumplidas?.
Publicado por: Eloi | 09/30/2013 en 11:00 a.m.
En un estado franquista como España es lógico que se defienda a los torturadores y asesinos de su especie.
Lo que llama la atención, o quizás no, es que el PSOE nunca moviera un dedo.
El suelo ético de PP y PSOE es muy parecido
Publicado por: CAUSTICO | 09/30/2013 en 02:43 p.m.