El periodista vasco-peruano Chema Salcedo ha recorrido y grabado los sitios por donde pasó su aita.
Nekane Lauzirika
Frente a quienes pretenden que la memoria de la verdad quede enterrada junto a los cuerpos de quienes la defendieron, se alza la palabra y el espíritu de personas como el periodista Chema Salcedo, forzado al exilio a Perú y bienvenido de vuelta a Euzkadi, que trae el macuto repleto con los escritos y la memoria de la verdad, pero sobre todo con los recuerdos imborrables de su padre gudari, encarcelado primero, perseguido después y definitivamente exiliado. Para Chema Salcedo la distancia no ha sido sinónimo de olvido y vuelve porque ni olvida ni desea olvidar, sino llevar a la memoria de todos lo que ocurrió a miles de vascos. De Euzkadi a Perú, de Perú a Euzkadi, en busca de las huellas de la memoria del gudari. Recorrer los caminos y pisar las huellas que marcó su aita es para Chema revivir a la inversa el tránsito forzoso que a muchos vascos les obligaron a realizar.
