Veteranos políticos vascos ilustran la figura de Adolfo Suárez y el impacto y contribución en el tiempo que tuvieron sus decisiones respecto a las demandas procedentes desde Euskadi en materia de soberanía política, social y económica
Un reportaje de Igor Santamaría y Javier Núñez
En tiempos de incertidumbre, Adolfo Suárez quiso completar una de sus páginas en blanco con las demandas vascas: desde sus pinitos en la contribución de la paz a la gestación del Estatuto, pasando por la devolución del Concierto, y todo ello con las presiones internas de su partido, del Ejército y de las facciones con reminiscencias del franquismo. Políticos de aquella etapa -el jeltzale Iñaki Anasagasti; el socialista Roberto Lertxundi, entonces dirigente del PC; Tasio Erkizia, de la izquierda abertzale; y el político de la antigua AP, Ramón Rabanera- evocan la figura del expresidente español fallecido.
Iñaki Anasagasti: "Apostó por nuestras demandas territoriales"
"Hoy [por ayer] he estado en la capilla ardiente con sus tres hijos y me han dicho lo mismo: que para su padre fue muy importante que el PNV le galardonara con el Premio Euskadi y le regalara una makila donde abajo ponía Eskerrik asko, y me han recitado en euskera la frase que solían poner en las makilas, lo que no deja de ser sintomático del significado que tuvo Adolfo Suárez respecto a Euskadi. Él era un maldito que estaba en el Grupo Mixto y nadie le ayudaba, ningún banco le daba crédito. Cuando fue elegido presidente del Gobierno pensamos lo peor, que volvía el franquismo, porque fue secretario general del Movimiento. Sin embargo, lo primero que hizo fue crear una comisión para negociar la Transición, donde estaba Julio Jáuregui de representante vasco, al mismo nivel que Felipe González y otros. Suárez nos tomó en consideración porque pretendía hacer una apuesta por las demandas territoriales de aquella época, aunque aquello se complicó y hubo que homogeneizarlo por la presión militar. En 1977, a través de Martín Villa, le pedimos que legalizara la ikurriña puesto que estaba muriendo gente, ya que se ponían bombas trampa y al ir a quitarlas explotaban y fallecían sobre todo guardias civiles. Nos hizo caso y la legalizó. Luego, la Ley de Amnistía, que nació en las cárceles, y por la que no quedó ningún franquista pero tampoco ningún miembro de ETA, liberó de tensión a la política. Conseguimos también un Consejo General Vasco como ente preautonómico y eso fue algo notable, primero presidido por Ramón Rubial y después por Carlos Garaikoetxea, quien como presidente del EBB negoció de tú a tú con Suárez el Estatuto de Gernika, que era mejor incluso que el que tuvimos en la República. Fue todo ello un mérito de todos pero también de él por apostar fuerte. Recuerdo que en una recepción con Benegas, Suárez se acercó y nos dijo: quiero desvelaros una cosa para que a su vez la contéis, y es que yo, cuando estuve a punto de dimitir, abordé la devolución del Concierto Económico para Bizkaia y Gipuzkoa en 1980. Y es que tras aprobarse el Estatuto, nosotros estábamos protestando en las calles por el Concierto y nadie nos los reconocía. Era el año en que ETA más gente asesinó, a él se le sublevaban los barones a todas horas, le presionaban los militares, el rey ya no le ayudaba… Y nos lo devolvió".
Roberto Lertxundi: "Pragmático, seductor, un tío con dos pelotas"
"Me cité dos veces con él y mi impresión es que era un tío con dos pelotas. Eso le valió el odio de los suyos, y es que se llevaba muy bien con el PC y con Carrillo, a quien tenía completamente seducido, porque le gustaba la gente organizada y con capacidad de compromiso. Estuve personalmente con él en marzo de 1980 cuando vino a Bilbao a hacer una ronda con los partidos porque poco después iban a ser las elecciones al Parlamento Vasco. Se había aprobado el Estatuto de Gernika en octubre de 1979 y fue un día para mí… Yo vivía en Algorta y al salir de casa me secuestró un comando de ETA y me llevó tres o cuatro horas por el monte. Fue algo ocasional, tenía finalidad propagandística, pero me pasó a mí, y llegué tarde a la entrevista con él en el Gobierno Civil. Aunque la primera vez que me encontré con Suárez, una persona cercana y simpática, fue en 1979, cuando yo formaba parte de la ponencia que se encargó de redactar el proyecto del Estatuto. Estuvimos negociando en La Moncloa hacer una pinza entre UCD y el PC al PSOE, porque los socialistas machacaban a los comunistas. Suárez y quienes le rodeaban planteaban una España nueva desde su prisma. De hecho, eran los últimos falangistas del régimen y la Falange se consideraba no capitalista sino revolucionaria, un componente místico que llevan algunos movimientos de carácter dictatorial. Fue el último ministro del Movimiento y el primer presidente de la democracia. Su mentalidad era bastante abierta respecto a Euskadi, con un talante muy pragmático y seductor. Sabía negociar, aguantar, esperar, y estaba bien asesorado por Torcuato Fernández Miranda. Apostó por la estabilidad en un país que necesita todavía hoy pactos continuos. Nosotros, los vascos, tenemos una personalidad política, social y económica muy peculiar, y él jugó muy fuerte. Hizo todo de golpe, se atrevió con todo a la vez, se dio cuenta de que el franquismo sociológico era pura fachada en un periodo en el que además Fraga estaba integrando ya a los franquistas en AP".
Tasio Erkiza: "Hizo chapa y pintura para interés del régimen"
"Para los intereses del franquismo maquillado fue un hombre muy rentable porque consiguió que prácticamente toda la oposición aceptase las reglas de juego que diseñaron para dejar intacto el franquismo y dar una apariencia de que estábamos ya en un sistema democrático. Con el paso de la legalización de los partidos y los sindicatos, que no es poco pero tampoco suficiente para que un sistema deje de ser autoritario y fascista, logró dejar intacto el sistema político anterior. Cambiando la pintura gracias a las legalizaciones consiguió mantener la carcasa y estructura fundamental del sistema anterior sin rendir cuentas. Pervivió la estructura de la Policía y del Ejército, la judicatura se mantuvo prácticamente intacta y propició también que no se movieran los cimientos de los grandes intereses económicos del Estado español. La gran mayoría de los partidos, a diferencia de lo que pasó en Euskal Herria, avalaron la Constitución española, donde queda establecida la indivisible unidad de la nación española. No hubo ruptura con el franquismo para quien logró la impunidad. En definitiva, hizo un gran trabajo de chapa y pintura para dejar todo como estaba".
Ramón Rabanera: "Gracias a él los vascos tenemos el Estatuto"
"Visto con la perspectiva que tenemos los españoles, y que ahora todos señalamos, fue un gran político y una gran persona. Él decía una frase: todo el mundo dice que me aprecia, pero no me vota nadie. Y en el fondo tenía algo de razón. Fue una persona que tuvimos la suerte de encontrarla en aquel momento. Era una situación difícil puesto que no sabíamos cómo íbamos a salir tras la muerte de Franco, había un miedo escénico tremendo en el conjunto de la sociedad vasca y existía mucha desconfianza. Yo nunca le voté, pero visto con la perspectiva del tiempo transcurrido, se puede decir que para el País Vasco fue una persona muy importante. El Estatuto que tenemos fue acordado con Adolfo Suárez, y como creo que el Estatuto ha sido lo que más ha unido al conjunto de la sociedad vasca, en ese sentido tenemos que agradecérselo. Lo que ha sucedido con Suárez ocurre mucho en España. Hay que esperar a que uno se muera para que se reconozcan sus méritos. En su tiempo fue vapuleado, tanto por otros partidos como por los medios de comunicación. Lo digo con franqueza, creo que se merece un reconocimiento de la sociedad vasca ya que si no hubiera sido por él, hubiera sido muy difícil tener el Estatuto que tenemos".
Hoy se cumplen 77 años del bombardeo de Durango, encargado por los nacionalistas españoles encabezados por el asesino Franco a los nazis, para demostrar su odio feroz a los vascos y servir como experimento para los monstruos hitlerianos que ya preaparaban la gran guerra.
77 años después, el nacionalismo español no ha reconocido el daño causado, no ha pedido perdón a las víctimas o a sus herederos ni se ha arrepentido de nada.
La sociedad nacionalista española es una sociedad enferma y el paleto Alfonso Ussia uno de sus voceros.
Publicado por: CAUSTICO | 03/31/2014 en 08:13 a.m.