¡Agur! Cuando marches, soldado vasco, en una tarde de sol en la que vivir la vida es más amable...; cuando camines, soldado vasco, por la solitaria melancolía de la noche, y veas el resplandor de las luces en el agua, que serán para tí entonces lágrimas temblorosas de despedida..., recuerda que un “agur” muy largo va apagándose en el corazón de tus hermanos, un “agur” seco de desesperada pena que es la despedida de un pueblo que no sabe decir con palabras los sentimientos que le hacen doler.
Llevarás recuerdos en tí guardados, que al evocarlos más que de consuelo lo serán de aflicción...; llevarás contigo aún frescos, los últimos adioses, porque te los dijeron entre el llanto del querer... Pero no olvides en tu destierro, que cuando en las tardes otoñales caigan lentamente las hojas de los árboles en los huertos de la Patria, el latido de nuestros corazones, vibrando por los aires, llegará hasta tu lado como caricia espiritual para tu dolorida juventud...
No revuelvas, no revuelvas tus internos sentimientos, que sólo a superficie irán saliendo las rebeldes inquietudes con dejos de desesperación... ¿y para qué has de sufrir también en tu entraña? Deja que nuestro amor vaya envolviendo las tristezas que guardas en tu alma..., un amor que por ser el de tu pueblo vasco será para tí el verdadero amor de los amores...
Guarda con él el último momento de la mirada de los que son más tuyos..., de aquella mirada que es un instante sediento de los ojos cuajados por los más hondos afectos... Guárdala, que ella será el lazo invisible que afiance tu unión con las cosas de la Patria.
¡Agur!.. Sois un pedazo de nuestra tierra que se va; el pedazo de nuestra tierra más recio y puro, porque sois el nervio y Ia sangre, el músculo y la hombría de toda una raza, que en vosotros fue modelando la flor de su juventud.
Y si allí quedases -que Dios no querrá-recuerda que habrá entonces un rincón de tierra extranjera que será un pedazo de, Euzkadi para siempre y bajo aquel suelo estéril yacerá un polvo fértil escondido... Un polvo que fue de Euzkadi, y que ella lo formó y lo dio vida, y que le entregó sus campos para amar y caminos por donde vagar...
Si allí quedases, reposa tu sueño mirando de cara al sol, a ese sol que un día iluminará a tu Patria con el disco oculto de la libertad...
¡Pero volveréis, porque nosotros queremos que volváis! Las fuerzas de nuestras, voluntades se condensarán en la gran voluntad que sabrá guiaros por la ruta del retorno...
¡Agur!
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