Lluís Foix
Yo no iría tan deprisa en dar por enterrado el bipartidismo mientras no surjan otras alternativas
Los resultados de las elecciones europeas han puesto de relieve las dificultades para gobernar en muchos países de la Unión. La primera sorpresa ha sido la duda que desde la misma noche electoral planeó sobre el luxemburgués Jean-Claude Juncker para presidir la Comisión en caso de que el PPE ganara las elecciones. Consiguió una ventaja de unos 20 escaños respecto a la izquierda socialdemócrata representada por el alemán Martin Schulz, pero su designación está en el aire por factores variados.
Una causa principal es la negativa de David Cameron a apoyar a Juncker, un conservador como él, porque niega que sea el Parlamento Europeo el que designe al presidente de la Comisión. El mensaje de Cameron es el de más calado porque no es ideológico sino estratégico, ya que sitúa a los estados por encima del Parlamento. Los escoceses han enviado a Europa dos diputados del partido de Alex Salmond pero también uno de UKIP. El antieuropeísmo que late en la sociedad inglesa es un arma que los independentistas escoceses van a utilizar antes del referéndum del 18 de septiembre. Nuestra permanencia en Europa, dicen, no la asegura Londres. Un problema de gobernabilidad que Cameron no sabe cómo resolver porque sus socios liberaldemócratas fueron barridos en las urnas.
Francia ha lanzado todas las señales de alerta con la victoria de Marine Le Pen, que ha pedido elecciones generales y la dimisión del Gobierno. El presidente Hollande no sabe cómo asegurar la gobernanza de Francia con un partido socialista que quedó en tercer lugar, una derecha con serios problemas de corrupción y un Frente Nacional que da la impresión de que es el dueño del rancho.
Alemania e Italia son los que mejor parados han salido de las elecciones. Matteo Renzi ha cohesionado una izquierda italiana dispersa y Merkel ha conseguido que los alemanes avalaran su política europea, su coalición con los socialdemócratas y su cautela en reaccionar a la política de Putin.
En España, no habría posibilidad ni siquiera para formar una gran coalición porque populares y socialistas no consiguieron llegar al 50 por ciento de los votos. Se dice que el bipartidismo ha sido enterrado y han surgido nuevas fuerzas para reemplazarlo. No iría tan deprisa. España se ha convertido en una gran tertulia que también da réditos políticos. Me hizo gracia que un tertuliano en plantilla acusara a Pablo Iglesias de participar en 17 tertulias habitualmente. ¿Y él? En Catalunya también tenemos un problema. El partido que gobierna no lidera el catalanismo ni tampoco el soberanismo. Eso sí, ha ganado el derecho a decidir, según varios analistas. Lo que ha ocurrido es que Mas ha perdido las elecciones y su Gobierno está hoy mucho más a merced de Oriol Junqueras que, de momento, ha precipitado la dimisión del jefe de los Mossos.
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