POR: Julián Zubieta Martínez
Es cierto que la expresión de una guerra, por desgracia, nos es más familiar. Pero sobre el significado de la posguerra existe una noción confusa respecto a lo perjudicial de las condiciones que creó, ignorando lo dañina que fue, pues afectó destructivamente a la ciudadanía tanto física como moralmente, cuyas consecuencias son todavía menos conocidas y mucho menos reconocidas. Hay que decir que la realidad de esta lectura no debe extrañarnos, puesto que durante toda la posguerra, incluso tras la muerte del dictador, primero asesinaron y luego encarcelaron la otra historia, la del pueblo derrotado, evocando solamente la escrita por los curas, los militares y los tecnócratas del Opus Dei. ¿Qué se puede esperar del actual sistema gubernamental cuyas cenizas respiran junto a las brasas franquistas, que nunca reconocieron, ni por asomo sospecharon, que los rojos tuvieran sentimientos humanos? Su máxima preocupación ha sido asesinar también el recuerdo de la posguerra, sembrar de cemento las tumbas del olvido y renunciar a su renacimiento, enlosando el suelo que refugia una memoria de muerte, en su tiempo castrada bajo el lema que les otorgó el poder: ¡Muera la vida, viva la muerte, arriba el orden!
Así se revela la secreta inseguridad de estos triunfadores de la posguerra, por eso nunca bajan la guardia. Aunque, de momento, nos toleran. Han matado tanto que no les queda más remedio, pero sospechan que ese bacilo que construye el pensamiento por cuenta propia se instale de nuevo en esa sociedad de caridad de cartón piedra que construyeron bajo la represión y el terror.
REINSERTAR LA MEMORIA Para llevarles la contraria, es necesario reinsertar la memoria de los ajusticiados mediante cualquier plataforma cultural, intelectual, festiva, lúdica, deportiva y social si se quiere, pero sobre todo hay que fundamentar una política del recuerdo que no anule el recuerdo del sufrimiento alimentado por su sed y ambición de poder, descartando la pueril oposición política que hasta ahora no ha hecho más que intentar incendiar una pirámide egipcia con hogueras de papel. Sus instituciones nos aventajan inmisericordemente con el argumento de su madurez como raza perseguida, que siempre ha justificado las expulsiones, las depuraciones y la represión. Mientras tanto, aquel pensamiento que sustentó la política de los frentes populares insiste en caer en el error de la división. Para que las divisiones no surjan efecto de nuevo quizás sea necesario volvernos a recordar el exterminio que sufrieron durante la guerra y la posguerra todos los que no fueron sumisos alejándose de la envidia, con la ambición de ser todos un poco más iguales.
Bajo esta pretensión, existen múltiples ejemplos que constatan la dificultad que se van a encontrar para asesinar y borrar de nuevo nuestra memoria. Uno de los métodos empleados es el género literario. Estos días, bajo las tapas de una novela me he reencontrado con la ilusión de ponerles un poco más complicado ese constante intento de anularnos desde su victoria. Sé que es difícil abogar por este cometido, bajo la expresión de las letras, debido a la desgarradora temática que envuelve el asunto, pero no pierdo de vista que escribir una novela, lo mismo que ser lector, consiste en ponerse en la piel de seres desconocidos y probablemente imaginarios que, sin embargo, son nuestros semejantes, sabiendo que hay experiencias que no pueden inventarse o que solo se transmiten con una vibración de la verdad si uno las ha vivido en propia carne. He tenido la ocasión de experimentar una vez más esta unión entre la ficción y la realidad gracias a la novela Las tres bodas de Manolita de Almudena Grandes, donde el desamparo, el sufrimiento y la soledad se convierten, por encima de los personajes y las situaciones, en los verdaderos protagonistas de la narración histórica de esa barbarie consumada durante la posguerra, sepultándolos con la realidad de esa terrible atmósfera. Creo que su lectura simplificaría, junto a otras, el conocimiento de nuestra sociedad.
LA PROPIEDAD DEL PODER Sabemos de sobra que las élites gobernantes están dispuestas a hacer lo que sea con tal de no perder el negocio del poder, ya que consideran que forma parte de sus pertenencias, una propiedad más entre las que han heredado de sus antecesores, con la única pretensión de dejar su herencia a sus descendientes. La causa de su dominio y la obtención de su poder floreció sobre el humus de la victoria contra la legitimidad republicana -de que se puede estar en desacuerdo, como ellos, de la misma forma que se puede estar en desacuerdo con su monarquía-; la consecuencia de ese galardón es que muchos de los que hoy tienen entre sus manos la responsabilidad política, económica y jurídica del país están convencidos de que el patrimonio de sus padres se debe a la fortuna de su mérito, sin llegar a comprender cómo los descendientes de una masa analfabeta, atea, libertaria, vaga y disoluta tengan algún derecho para exigir que la segregación a la que fueron sometidos en la posguerra se tenga en cuenta, y mucho menos reciba la integración total en el concurso de los hechos históricos.
Una vez más, otra lectura sobre aquellos acontecimientos ha despertado mis recuerdos en búsqueda de la historia de nuestras familias -rojos derrotados- y la de sus amigos, la de sus ilusiones, que son nuestros extravíos, sabiendo que su relato no carece de interés ya que es también, hasta cierto punto, la historia de nuestra época, de nuestras ilusiones, precisamente, y de sus extravíos.
PASADO LASTRADO DE DESIGUALDAD El enlace con nuestro pasado pertenece a esas generaciones que conocieron un país pobre, atrasado y agrario. Un pasado lastrado con la desigualdad y el servilismo, al que se opusieron legítimamente mediante unas elecciones ganadoras, cuyo resultado no fue del agrado monárquico, militar y eclesiástico.
Nuestros parientes sufrieron la posguerra a causa de un levantamiento contra el orden establecido que desencadenó una cruenta Guerra Civil y el posterior episodio dictatorial durante cuatro décadas, no menos sanguinario para los derrotados, desde donde estos “carcas beatos de mierda que se creen que este país es suyo y que es natural que sus jornaleros se mueran de hambre, pero no toleran que se quiten los crucifijos de las escuelas” ahora pretenden borrar la memoria del pueblo.
Almudena Grandes ha conseguido reconstruir mediante su relato el sumidero por donde ha circulado durante tantos años el recuerdo inmutable, tan intacto en el ayer que no encaja en el ahora, invitándonos a sobreponernos a esa amargura de la posguerra, como si se tratase de un viaje en el tiempo donde los pecados del pasado no se olvidan, intentando que la prepotencia de los ganadores no haga borrón y cuenta nueva, para restablecer los lazos de su poder.
Los que mandan siempre han sospechado de la vida prohibiendo la vida.
Vamos a evitar que nos prohíban de nuevo vivir, obligándoles a dejarnos vivir, pero recordándoles la maldita posguerra, a su pesar.
Bonito articulo, pero los vencedores cada vez más chulos y los presuntos representantes de los vencidos, el PSOE de qué parte está?, cada vez más hundidos en sus despropósitos.
No tiene pinta de mejorar.No hay masa critica ética.
Publicado por: CAUSTICO | 08/26/2014 en 11:05 a.m.
¿Y Sabater, qué piensa de todo esto desde su Cátedra de Ética en los Madriles?, como buen autodenominado "intelectual español", nada que decir (también es posible que las familias de muchos de los autodenominados intelectuales españoles, estarían entre los vencedores golpistas y claro, así se entienden muchas cosas).
Publicado por: Manolo | 08/26/2014 en 12:36 p.m.
Enésimo ataque a la Transición de los que perdieron electoral mente en su mensaje de odio revanchista y liberticida.
Zubieta rima con pataleta y es algo a lo que se dedica: al denigrar un sistema democrático que le permite esos planteamientos buenos para nada y que caminan a ninguna parte.
Publicado por: Alfred | 08/26/2014 en 06:58 p.m.
La ética(inteligencia? del ciudadano español salió de España después de la guerra. Hoy dia solo quedan los herederos del autoritarismo heredado de las ideologías del Eje, ya derrotadas militarmente pero que sobreviven en un estado en descomposición.
Podemos, puede ser un despertar, pero mantengo muchas dudas sobre ellos.
Publicado por: Cangorileiro | 08/26/2014 en 10:10 p.m.
Escoceses empiezan a votar en el referéndum independentista.
http://www.hispantv.com.es/detail/2014/08/26/286156/escoceses-empiezan-votar-referendum-independencia
Los escoceses pueden empezar a votar por correo desde este martes en el referéndum sobre la independencia del próximo 18 de septiembre.
La noche de este lunes, el líder independentista, Alex Salmond, y el jefe de la campaña unionista, Alistair Darling, celebraron en Glasgow su segundo y último debate.
Publicado por: Alex | 08/26/2014 en 10:55 p.m.
Alfred hijo, qué quieres decir exactamente?
Los peperos sois bastante memos en el uso de términos ofensivos.
Revanchismo y liberticidio os supura por los poros de la piel a los defensores del terrorismo franquista.
Elige otros.
Publicado por: CAUSTICO | 08/27/2014 en 08:26 a.m.
Es curioso observar como al elevar el nivel del debate algunos "chimpancés" del blog ya no te pueden seguir.
Al blog del senador hay que venir leídos.
Publicado por: Alfred | 08/28/2014 en 06:19 a.m.
Alfred, mejor te lees tu primero las burradas que escribes.
Publicado por: Remigio | 08/28/2014 en 03:59 p.m.
A las pruebas me remito. ....
Publicado por: Alfred | 08/28/2014 en 09:07 p.m.
Alfred, mejor te lees tu primero las burradas que escribes.
Publicado por: Remigio | 08/29/2014 en 12:24 p.m.
A las pruebas me sigo remitiendo .....
Publicado por: Alfred | 08/30/2014 en 10:47 a.m.
Alfred, mejor te lees tu primero las burradas que escribes.
Nota : Que tonto eres. ;·)
Publicado por: Remigio | 08/30/2014 en 12:59 p.m.