Por Kepa Landa
Analizar una cuestión sencilla nos permite introducirnos en esta cuestión y llegar a conclusiones que, como diría algún preclaro presidente de Gobierno, son de sentido común.
Los y las militantes de ETA que han sido detenidos a lo largo de los últimos años en territorio de Francia, por la policía francesa, no se han declarado autores de delitos, y no han inculpado a otros miembros de su organización.
Quienes han sufrido detención en España, en su gran mayoría, han declarado en dependencias policiales, han confesado su participación en hechos delictivos y, en bastantes casos, al de poco tiempo de producirse su detención han facilitado datos para practicar otras detenciones, descubrir alijos de armas, pisos francos, etc.
Si todas esas personas son de la misma organización armada, siguen sus mismas directrices, proceden de un mismo ámbito social y cultural, ¿por qué unas confiesan ante la policía y otras no?
La respuesta la sabemos todos. Aquí y en España. Pero mientras ETA ha venido desarrollando su actividad, esta cuestión, salvo honrosas excepciones, ha sido considerada un problema del mundo de la izquierda abertzale. Como si no afectase al resto de la sociedad. Como si no fuese una lacra que marca a quienes conviven con esa práctica.
La tortura no puede desarrollarse si no es una práctica sistémica en un Estado. Con esto quiero decir que, por activa o por pasiva, son muchas las instancias o poderes implicados o señalados por su actuación.
El primer ámbito es el legislativo, la legislación de excepción. Permitir que una persona detenida pueda estar incomunicada es crear un agujero negro en el que los cuerpos policiales pueden actuar con impunidad. ¿Qué otra finalidad tiene sino esa medida? Desde instancias internacionales se ha denunciado esta práctica y requerido al Estado para que la elimine sin que hasta hoy se hayan escuchado estas peticiones.
El segundo ámbito es el judicial. Con absoluta naturalidad, se han usado declaraciones obtenidas sin respeto a las garantías más básicas para fundamentar condenas.
Pero en este poder se ha dado otra derivada. Y aquí encajan las dos últimas sentencias dictadas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que condenan al Estado Español.
Cuando una persona ha sido maltratada, torturada y ha sido capaz de denunciar el trato sufrido, lo que no ha ocurrido siempre, inevitablemente las denuncias se han tenido que presentar ante la justicia española.
De las muchas denuncias presentadas, la gran mayoría no han pasado el filtro de la simple admisión en los juzgados. El sobreseimiento y archivo ha sido su destino casi inmediato. Una proporción muy pequeña ha dado pie a una investigación, proceso que ha contado con la absoluta obstaculización de los cuerpos policiales y la nula, cuando no contraria, actuación del Ministerio Fiscal. Los procedimientos que se han seguido han sido una tremenda carrera de obstáculos, sin que se siguiese la práctica habitual de los juzgados para investigar otros delitos.
La declaración de la víctima es un elemento de prueba que en muchos casos es único y suficiente para que se puedan dictar sentencias condenatorias. Dan fe de ello los procedimientos por violencia doméstica o abusos en menores. Pero esto no ocurre con la tortura, cuando la situación en que se encuentra la víctima es equiparable: sometida a un dominio absoluto e incapaz de defenderse. ¿Por qué esa diferencia?
Cuando algunos, contados, de esos procedimientos han llegado a la fase del juicio oral, han tenido que concurrir pruebas médicas muy evidentes para que hayan dado pie a una condena. Y aún en esos casos siempre hemos encontrado otro escollo: identificar a los autores de esa tortura.
En la mayoría de los casos en que se han producido condenas, se ha terminado condenando al instructor y secretario del atestado policial. Pero no como los autores directos del trato recibido por la persona detenida, sino como responsables por no haber evitado que el mal trato se haya producido.
Hay más. Las pocas sentencias condenatorias que se han dictado, aún han tenido que pasar el filtro del Tribunal Supremo. Y no todas lo han hecho, lo que daría para escribir mucho sobre la independencia de los tribunales y la separación de poderes.
Volvamos atrás. Cuando los juzgados conocen de denuncias de malos tratos o torturas, lo normal es que se inicie y desarrolle un procedimiento de investigación de esas denuncias. Lo que no es de recibo es que en estos casos se produzca una actuación de trámite, meramente formal, que sirva simplemente para acordar el archivo.
La sociedad se alarmaría si se actuase así en cuestiones de violencia doméstica, maltrato a menores, pederastia… Pero nadie parece sorprenderse de que en los supuestos de tortura la actuación de jueces y fiscales sea superficial, cuando no orientada desde un inicio a rechazar la denuncia y su investigación.
Aquí es donde está actuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Las dos recientes sentencias, que se suman a otras anteriores, desgranan unas afirmaciones que debieran avergonzar a quienes son corregidos en las mismas.
Se afirma que la incomunicación genera una situación de vulnerabilidad y que se deben implementar medidas adecuadas para vigilar la situación de las personas sometidas a esta medida. Que se debe mejorar la calidad de los informes forenses que se realizan a esas personas detenidas e incomunicadas. Que en la investigación de las denuncias se debe dedicar un esfuerzo más grande que en otros casos precisamente por causa de la incomunicación sufrida. Se sostiene que las denuncias presentadas son defendibles, que merecieron una investigación oficial efectiva, y que se privó a los denunciantes de un recurso igualmente efectivo. ¿Cómo quedan los jueces de instrucción que negaron seguir investigando?
Pero las sentencias van más lejos. Desgranan las visitas realizadas por el Comité Europeo de Prevención de la Tortura, suscriben las recomendaciones del CPT, recogidas por el Comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa en su informe del año 2013, e instan a que España atienda las recomendaciones contenidas en los informes de ese organismo.
En conclusión, España no garantiza las condiciones de los detenidos sometidos a incomunicación, no cumple las recomendaciones internacionales para prevenir la tortura y, cuando hay denuncias, los tribunales no las investigan debidamente. ¿Es compatible esta práctica del Estado constatada internacionalmente, con la existencia de un sistema democrático y de derecho?
Ojo, que empieza el juego sucio.
El comentario que figura en primer lugar no ha sido enviado por Caústico.
Iñaki, bórralo por favor.
Publicado por: CAUSTICO | 10/28/2014 en 11:28 a.m.
Vaya vaya con el Capitán Donato! No contento el susodicho con sus estúpidos apodos, me roba el mío.
Publicado por: CAUSTICO | 10/28/2014 en 12:37 p.m.
No se si Kepa Landa tiene o no razón cuando habla de una práctica sistemática de negar al detenido por crímenes terroristas el derecho a la tutela judicial efectiva por parte del sistema judicial español.
Tendrá que reconocer que -cuando menos- contrasta con una absoluta discreccionalidad a favor de etarras confesos como es el caso Bolivia, Juana Chaos, Toribio, Ternera, etc...
También debería reconocer que en el esfuerzo de ETA de buscaren todo momento el efecto aacción- reacción, no ha habido situaciones de tomarse la venganza por parte de las víctimas de ETA (salvo el caso del hijo de Inestrillas)
Publicado por: Alfred | 10/28/2014 en 03:48 p.m.
Caso Bolinaga y Troitiño quería decir.
Publicado por: Alfred | 10/28/2014 en 03:49 p.m.
El caso Almería,Lasa y Zabala,Zabalza,Arregi,la BPS,La Salve,Intxaurrondo,acribillados en Bolueta el año 1961,los mas de diez mil torturados desde 1960 hasta hoy,...
Toda una Sistematización de la venganza.
Publicado por: iñaki | 10/28/2014 en 08:05 p.m.
Hablame de 1978 en adelante.
Publicado por: Alfred | 10/28/2014 en 10:00 p.m.
Menos mal que salta a la palestra Iñaki para poner los puntos Sobre las ies.
Es cansino responder a babosadas hipócritas de nacionalistas españoles negacionistas.
El franquismo y la transición han sido un charco de sangre y los hijos y nietos de los sádicos siguen en el poder o en las instituciones.
Y los nacionalistas españoles no es que pidan perdón, es que encima niegan los hechos.
Publicado por: CAUSTICO | 10/29/2014 en 07:54 a.m.
Hablame del charco de sangre de la transición, soy todo oídos Cáustico.
Lo que hay que leer artículos veces por no ser lerdo!
Publicado por: Alfred | 10/29/2014 en 05:19 p.m.
¿O es que tengo que recordarte que en la historia reciente de la CAV, los muertos, heridos y lacerados lo hemos puesto nosotros los españoles, mientras vosotros mirabais cucamente hacía otro lado?.
¿O es que tengo que recordarte que si no fuera por vosotros los vascos, la transición hubiese sido un oasis de paz ?
Lecciones de democracia, Cáustico, las justas. Nos habéis jodido demasiado la vida para que os pongáis estupendos..
Publicado por: Alfred | 10/29/2014 en 05:24 p.m.
...la venganza...
"La venganza es un plato que se sirve frio". Pierre Chordelos Laclos siglo XVIII,Las amistades peligrosas.
Publicado por: iñaki | 10/30/2014 en 09:41 a.m.
Las Relaciones, la meras relaciones peligrosas, iñaki.
Publicado por: Donatien Martinez~Labegerie | 10/30/2014 en 01:11 p.m.
Los gallegos habéis jodido la vida mas a todos los españoles, y también a los vascos, Franco era gallego..., y un asesino y los crímenes del franquismo están sin juzgar ninguno (Franco el amigo de Hitler), y Franco de demócrata no tenía nada, hablar desde 1978 es como decir hablar desde 2014 o desde cuando te de la gana, pero no son así las cosas, se podría hablar desde una fecha concreta si los crímenes hubieran sido juzgados o si se hubiera hecho al menos una "comisión de la verdad como en Sudáfrica" pero nada de esto se hizo, por lo que no puede haber fechas..., aún quedan víctimas del franquismo vivas que no han sido resarcidas, mientras tanto la democracia española deja libre este año al torturador Billy el Niño, mientras tanto la ONU le dice a España que los crímenes contra la humanidad no prescriben y que desentierre todas las fosas (y eso sin hablar de la guerra sucia en la época de la democracia, Triple A, Batallón Vasco-Español, Guerrilleros Cristo Rey, GAL, de los cuales no hay ya ni un solo terrorista en prisión), tampoco está aclarada la trama de desaparición de bebés durante el franquismo y la naciente democracia española (vamos el régimen actual), que le pregunten al padre de Mayor Oreja, por supuesto mientras tanto el pueblo español ante todo esto callaba y miraba para otro lado, la historia de España siempre ha sido un oasis de guerra y un océano de sangre (y no hablo solo del GRAPO), al final los que mas han matado franceses son los alemanes, los que mas han matado alemanes son los rusos, etc., etc., pero los que mas han matado españoles son los españoles y por supuesto los corruptos actuales son en alguna medida herederos de la "Transición" que no juzgó al franquismo y como en España no se juzga nunca a nadie, sobre todo a los de un lado, pues luego el país está como está, pues todo el mundo (salvo los roba gallinas) es impune, "de aquellos polvos, estos lodos".
15 Hospitales y 35 médicos de Guipúzcoa, entre ellos el padre del dirigente del PP Jaime Mayor Oreja, están involucrados en 200 casos de presuntas apropiaciones de niños entre 1949 y 1993.
Niños robados: la trama vasca y el padre de Mayor Oreja.
http://www.interviu.es/reportajes/articulos/ninos-robados-la-trama-vasca-y-el-padre-de-mayor-oreja
Publicado por: Sebastián | 10/30/2014 en 01:27 p.m.
Oui,"les liaisons dangereuses".
Plus exactement, ou plutôt.
Merci beaucoup.
Publicado por: iñaki | 10/30/2014 en 02:22 p.m.
¡Sebastián me ha convencido!
Hay que mirar atrás y analizar el pasado. Hablemos de Franco (nacido en Galicia, pero muy poco gallego a la hora de ayudar a su tierra y a sus gentes).
Franco ayudó mucho a la entonces Vascongadas con fuertes inversiones del INI en su territorio, era cuando a San Sebastián le llamaban san se está bien, ya que era lugar de veraneo de la gente muy pudiente.
Las autoridades y jerarquías con sus ocho apellidos vascos le hacían el besamanos o el besa culos con enorme fruición coadyudando de forma decisiva a perpetuar la dictadura.
Los gallegos por aquel entonces emigraban a América o donde pudieran ganarse la vida.
En mi caso 4/ 5 partes de mi familia tuvieron/ tuvimos que emigrar fuera.
¿Seguimos recordando Sebastián?
Publicado por: Alfred | 11/01/2014 en 12:31 p.m.