Por: Ángel Rekalde
tierra de paradojas. Inconscientemente vinculamos la idea del saqueo de una población a una horda enemiga llegada de fuera. El bárbaro que vino de las estepas, el pirata de los mares, el vikingo o cualquier otra figura literaria. Sin embargo, tenemos a los saqueadores dentro, como caballo de Troya. En casa, como quien dice. En nómina. No solo viven en la misma ciudad, sino que cobran de las arcas públicas. Ello no les impide que actúen como una partida de hunos desatados: mangantes, destructores, demoledores, manilargos, aulladores, violentos, amenazantes... Quizás lo único que se han dejado en la manga es lo de ser incendiarios; pero no voy a sugerir ideas, no sea que las tomen en serio.