No cabe duda que el germen de cualquier corrupción proviene de la imposible separación de lo económico y lo social. Lo que ya resulta más complicado es acotar su comienzo y, desde luego, esperar su final. Conociendo esto, vamos a intentar acordonar los cimientos de la crisis corruptiva en la que estamos inmersos en la actualidad, tratando de exponer la relación entre los episodios de la decimonónica Restauración, la dictadura franquista y la inmaculada Transición.
Empecemos por esta última. En el fondo de su calado, la inmaculada Transición tenía un propósito principal y otro venial, que no ha resultado menos trascendente. Es evidente que lo más importante para el franquismo era evitar que se investigaran y juzgaran los viejos crímenes del pasado. Pero, seguros de su continuismo, también quisieron proteger los grandes negocios y la trama de corrupción que dominó todo el país durante décadas. Para que esta trasformación germinara fructíferamente, esta intención necesitaba un espacio político reconocido internacionalmente, la monarquía parlamentaria, y sobre todo una obediencia económica acorde con la floreciente globalización de los mercados financieros: los Pactos de la Moncloa. Desde las principales tribunas institucionales del país, a día de hoy, nos insisten en que fue una tarea complicada, fruto de unas negociaciones tremendamente espinosas, sin avergonzarse lo más mínimo, a la vista de que los dos pilares en los que han sostenido la Transición, como son la monarquía y la economía política, han demostrado sobradamente que son corruptos.
Es cierto que el viaje de cualquier corrupción es oscuro y enmarañado, también lo ha sido aquí. Aunque por estos lares fue más cómoda que en otros sitios, puesto que contó con la inestimable colaboración de una democracia de diseño, transparente y opaca a la vez. Desde que Franco dio muestras de debilidad, los tecnócratas del franquismo tenían claro que no iban a tolerar que se depuraran responsabilidades políticas y mucho menos penales. Los cambios no debían cuestionar el estatus de las clases dominantes ni poner en peligro su predominio. Es en este punto donde se origina, por arrastre, la corrupción actual, sin olvidar que las fortunas que alimentaron el golpe de Estado de 1936, tenían su origen en el régimen de la Restauración. Con este bagaje de corruptelas históricas, los responsables políticos de la Transición nos embutieron en la democracia a sabiendas de que el que ofreciera seguridades para mantener los privilegios del inmediato pasado, tenía futuro por delante. A los políticos que siguiesen ese camino, no les faltaría dinero, sobre todo dinero, ni asesores, ni el apoyo de las instituciones. Por eso parece más indicado hablar de un consenso alrededor de la corrupción que de una modélica Transición.
A partir de aquí, creo que hemos asistido, y estamos asistiendo, a dos modelos de corrupción institucionalizada, durante este periodo mal desarrollado de la democracia. Además, no perdamos de vista tampoco que el fin de la corrupción es conseguir todo de todos; de ahí que en épocas de crisis como la actual, asistamos a la carnicería de chivos expiatorios, los que están en la primera línea del frente. No por intentar erradicar el problema. Qué va. Si no porque se están llevando todo. Y, porque en realidad, ya no queda mucho más que llevarse del epitelio material que nos cubre. Han robado tanto y durante tanto tiempo que ya no puede quedar mucho más
No cabe duda que el procedimiento de fraude ha frecuentado diferentes episodios. Por eso, podemos dividir la corrupción en dos capítulos, basándonos fundamentalmente en el grado de expansión y en la intensidad de su agresividad: corrupción blanda y corrupción dura.
La arena del primer estadio se puede focalizar entre la caída del gobierno de UCD en 1982, con la llegada de los socialistas al poder, y la caída de estos en 1996. Hasta entonces, el periodo constituyente estuvo coagulando los mimbres que han sostenido el sistema de privilegios que funcionó antes y durante la dictadura. Sin pasar por alto que, dentro de la historia política de este país, tanto la corrupción blanda como la dura tienen su origen unos años antes que la dictadura franquista, en la Restauración. A comienzos del siglo pasado, el Estado español estaba gobernado por un régimen turnista; un sistema alimentado por el mudable caciquismo político de sus dirigentes, tal y como el bipartidismo actual., mediante el cual los administradores de un país tremendamente empobrecido por la fractura social, fueron amasando muchas de las fortunas que hoy piden perdón, como son las de los borbones y las de todos los títulos nobiliarios que la acompañaban. Insisto en este dato porque no tenemos que olvidar la conexión corruptiva entre los periodos citados.
La corrupción blanda de 1982 se focalizó, sobre todo, en el nivel local y en el autonómico. Existían tantas lagunas en la justicia y en las administraciones que fueron aprovechadas, con acierto, por aquellos ambiciosos yuppies progres de americana de pana para especular económicamente bajo el consenso conseguido con el franquismo y con el mercado financiero internacional. Ejemplo de ello son los casos de corrupción de las torres KIO, de los Fondos Reservados, Rumasa, Filesa, Urralburu, la Expo’92, Roldan, Banesto, Caso Naseiro, Villalonga, los sindicatos en el Forcem, Malaya, Gil y Gil y el tamayazo, por citar algunos de memoria.
Estos ladrones de guante sucio se ayudaron del descontento social provocado por la brutal reconversión industrial que sufría el país en aquellos años y del éxodo masivo del campo hacia las ciudades. Este ambiente social se escenificaba en las calles mediante huelgas, manifestaciones, cargas policiales, secuestros y asesinatos a cuyo abrigo se fue generando un discurso político que nos entontecía sibilinamente. Muchos de los que hoy piden perdón, y otros que no, sabían que en lo que respecta a doctrina social partíamos de cero. Y no tuvieron ningún escrúpulo, mucho menos dificultades, para convertir la libertad de expresión y unos derechos más o menos dignos, en el eslogan de su demagogia. Por detrás estaban firmando la privatización del Estado para su lucro personal.
Es evidente que para que los tentáculos de la corrupción hayan llegado a tener el éxito que han tenido, han necesitado multitud de aliados dentro del entramado de la sociedad. Sobre todo, para que esta no se les haya echado encima. Sin despreciar a ninguno, uno de los principales acompañantes, quizás el más efectivo, en este viaje hacia la estafa, hayan sido los medios de comunicación. Desde el altavoz de los tertulianos, con la música de la OTAN y la economía europea de fondo, adornados con el baile al compás de la Transición, insistían diciéndonos continuamente que las cosas iban cambiando a mejor. Había tanta abundancia, había tanto que hacer tras la dictadura, que no querían reconocer el fracaso de su proyecto. No querían percibir que las sospechas que muchos tenían respecto a la estafa de esa transformación, se centraban en el origen que consensuó la corrupción: la Transición. Un consenso que nos otorgó una constitución ambigua y opaca como prototipo de transparencia y negociación a sabiendas y con la insana intención de que la inmovilidad política del movimiento iba a perdurar en la democracia.
Hoy, cuando se ha instalado el segundo apartado de la corrupción, para su desfachatez, nos dicen que esa Carta Magna es inmudable e inmutable, a la vez que nos reclaman un gran pacto contra la corrupción, como si la anterior hubiese sido una gran metamorfosis benefactora, olvidándose de nuevo de que fue provocada por la continua corrupción oficial, legal y permitida, increíblemente, por las leyes de la Transición. Entonces, ¿habían cambiado tanto las cosas, como decían los tertulianos, o realmente alarmados por la necedad de ese discurso, necesitaban el indispensable apoyo electoral para mantener institucionalizado el latrocinio político y sus puestos de voceros del régimen? Está claro que sí. Lo demuestra el inicio del segundo capítulo, el de la corrupción dura que se dio con la entrada de los populares en el poder.
Por: Julián Zubieta Martínez
Me llama mucho la atención el que en estos tiempos de corrupción nadie hable de Aznar.
Cuándo empezaron a chorizar los gurteles y las matos?
Va a resultar que joshe mari está inmaculado.
Supongo que más bien será que hay muchas gónadas apretadas por las manazas del ex bigotes."Si tú no me haces daño, yo tampoco", como en el chiste del dentista.
Publicado por: CAUSTICO | 11/29/2014 en 12:12 p.m.
caustico, aznar hace sus negocios fuera del estado español con criminales del tipo gadaffi. en la AN ni se enteran.
Publicado por: takolo3 | 11/29/2014 en 02:34 p.m.
Según publica hoy la prensa, ya hay 100 imputados por el caso Pokemon en Galicia.Algo sabrá de esto el gallego Alfred.
Publicado por: CAUSTICO | 11/29/2014 en 04:16 p.m.
Hay que alejar al político del talonario.
Publicado por: Alfred | 11/29/2014 en 11:45 p.m.
El caso De Miguel se viene arrastrando desde hace 5 largos año a.
Parece que verá Sentencia a no tardar y será otra buena noticia que hasta puede que no llegue en el "día de los inocentes", ya cercano.
No resultaría lo más oportuno, a mis ojos, que la verdad judicial en ese turbio asunto que tanto embadurno a hombres principales del PNV como presuntos delincuentes, quedara asociada a una festividad que hoy celebramos con bromas y chanzas pese a su origen dramático y cruel.
Todo sea por la anhelada transparencia en la gestión de los asuntos públicos,
Publicado por: Io | 11/30/2014 en 11:06 a.m.
La transición apoyó a Videla
http://www.hispantv.com/detail/2014/11/29/298929/fort-apache-transicion-apoyo-videla
Publicado por: Sebastián | 11/30/2014 en 09:39 p.m.
Quizás el tarugo Lo es otro seudónimo de algún troll majadero como alfred.
¡Qué ganas que tenéis los corruptos nacionalistas españoles de que alguien del PNV vaya a chirona!
Pues los corruptos nacionalistas españoles no lo vais a ver porqiue la m.. está en vuestro tejado.
España en términos de corrupción está ya a niveles de Nigeria y paises similares.
Si todos los corruptos nacionalistas españoles estuvieran en la cárcel, el PPSOE tendría problemas para confeccionar sus listas.
Publicado por: CAUSTICO | 12/01/2014 en 09:15 a.m.