Una lectura inteligente y sosegada de la historia nos tiene que ayudar a esclarecer las intenciones ocultas que se esconden tras la condición humana en cada momento histórico. El resultado de esa reflexión, sobre todo si hemos indagado en la versión oficial de los hechos, nos tiene que hacer dudar de la veracidad de lo descrito por los altavoces de la victoria. Un posible ejemplo de lo dicho hasta aquí lo encontraremos cuando, dentro de cincuenta años, las líneas de la historia reflejen los nombres de los que recibieron la distinción que otorgó el Gobierno de Navarra con la Medalla de Oro en 2014. Los interesados en la lectura histórica de entonces se encontrarán con que los premiados este año lo fueron por sus méritos realizados dentro de un régimen dictatorial, pese a que sus nombres fueran elegidos en un periodo, a priori, democrático. Particularmente, me llamaría la atención que una democracia representativa premie cualquier actuación realizada bajo un régimen dictatorial, autoritario y con intenciones totalitarias.
Pues bien, el Gobierno de Navarra actual ha optado por conceder la Medalla de Oro de Navarra 2014, a los señores Huarte y Urmeneta por el impulso que, nos quieren hacer creer, parece dieron a la industrialización en tiempos del franquismo. ¿Asombroso, rocambolesco, provocación, ingenuidad, mala baba o deudas con el régimen? Verdaderamente, no sé a qué atenerme. Partiendo de que una sociedad democrática nunca debería reconocer el mérito institucional de un régimen dictatorial conseguido bajo la sangre de las armas, este intento de pintar con colores agradables el firmamento franquista, es pervertir la verdad. Tergiversar el pasado mediante un revisionismo paternalista financiado por la causa social, siempre ha producido debilidades en la sociedad fomentando que la Historia se repita bajo otras circunstancias.
Impunidad vigente Otorgar condecoraciones al colaboracionismo demuestra la impunidad vigente del franquismo, poniendo en duda el régimen democrático en el que parece que estamos instalados, más cuando en la actualidad, desde Argentina, la jueza María Servini de Cubría ordena la detención de veinte franquistas, acusados de crímenes contra la humanidad, poniendo en duda esa Ley de punto final que enmascara la Ley de Amnistía de 1977 y demostrando que todavía es necesario que se haga justicia a las víctimas del franquismo. O cuando las conclusiones a las que ha llegado Pablo de Greiff, relator de los Derechos Humanos de la ONU, diciendo que España hace poco y mal sobre la reparación de las víctimas producidas durante ese período, demuestran que falta mucho para resarcir tanto sufrimiento.
Por esto, y por otras cosas, es necesario repensar la Historia. No voy a entrar en que si estos señores merecen o no la medalla. Pero sí creo que el Gobierno de Navarra, hoy por hoy, no es el organismo representativo competente para otorgar estas distinciones. Primero, porque el partido gobernante cuenta con el desacuerdo de la mayoría de los partidos políticos representados en el Parlamento de Navarra para otorgarlas. Y, segundo, quizás antes de entrar a valorar o no la concesión de esa distinción a nadie, menos a quien colaboró directamente con la dictadura, igual hay que invalidar la medalla de Navarra que todavía ostenta el nombre de Franco desde 1974.
Los portavoces gubernamentales han justificado que el reconocimiento de este año recaiga en estos señores, por ser impulsores del Programa de Promoción Industrial (PPI) de Navarra en 1964 que propició la transformación económica y social de la Comunidad Foral. Si el régimen franquista no se hubiese levantado contra las reformas sociales, políticas y económicas que estaba llevando a cabo legítimamente la República desde 1931, no habría que reconocer a estos señores, enriquecidos y supravalorados por su colaboración con el franquismo. Recordemos que el progreso social iniciado con la República iba más encaminado hacia las democracias europeas que a los totalitarismos que desgraciadamente luego triunfarían. El problema fue que en una parte de Europa el fascismo fue un hiato en el tiempo, y aquí se instaló perennemente.
Un régimen usurpador e interventor Por otro lado, si las autoridades tuviesen que otorgar un reconocimiento quizás debería de ser para los fusilados en nombre de la dictadura. Yo no les pido ese reconocimiento de oropel, falso e hipócrita, que conceden a quienes les interesa y cuando les interesa. Demando la confirmación del nombre de los fusilados y desaparecidos, la afirmación de su identidad junto con el motivo de su asesinato.
A nadie que haya repensando la historia, como decíamos al principio, se le puede escapar que el franquismo fue un régimen usurpador violento, de mera legalidad administrativa que desconocía las libertades políticas y gran parte de los derechos civiles y sociales; un sistema centralista y uniformista fuertemente interventor de un mercado predominantemente interno; con una acción social muy limitada; aislado y subordinado internacionalmente, marcado por una sociedad cerrada y autoritaria con una industrialización muy desigual. El reflejo del eco producido por la propaganda que hacen desde el Gobierno autónomo sobre estas medallas, es similar al que ya hizo Franco por el mismo motivo. Los dos ecos obvian que el milagro español económico de mitades del siglo XX estaba inmerso en la tendencia circundante europea, de la que estábamos fuera por obra y gracia del espíritu santo nacionalcatólico y su apóstol en la tierra, aunque el país se aprovechó de esos vientos.
El éxito económico español, por ende el navarro, era un fleco del progreso europeo. Mientras Europa, tras las dos Guerras Mundiales, evolucionaba hacia la democracia, España se sumergía en acontecimientos políticamente dramáticos y cargados de consecuencias económicas, alargando la dictadura franquista hasta 1975. Fuimos excluidos del Plan Marshall y de la cooperación económica que se consumó en Europa. Los responsables políticos del franquismo con sus planes de economía autárquica e intervencionista, conceptos consustanciales a la ideología franquista, fueron los que produjeron el estancamiento económico español y navarro. No parece, por tanto, que pueda atribuirse al franquismo el crecimiento económico que tuvo lugar bajo su férula: su papel económico más bien fue de freno primero y de estrecho callejón después.
Que una democracia premie la labor institucional de una dictadura ensangrentada, es chirriante. No pongo en duda la ayuda social que proporcionaron los premiados, a la cuidad especialmente, pero su labor siempre estuvo bajo las órdenes franquistas. Recordemos que otros, ni por desobedecerlas siquiera, fueron asesinados impunemente. Por eso creo que esas medallas no son legítimas, democráticamente hablando.
Por Julián Zubieta Martínez (Historiador)
Es muy sencillo.El PP es la continuación del franquismo.
Por eso premia a los franquistas.
Elemental.
Publicado por: CAUSTICO | 12/14/2014 en 04:56 p.m.
Un tal Saenz de Heredia prepara un musical sobre el falangista José Antonio Primo de Rivera. No de cachondeo, sino en serio.
Toma democracia española!!
Se imaginan un ensalzamiento de este tipo en Alemania con Hitler?
Publicado por: CAUSTICO | 12/14/2014 en 05:07 p.m.
España ha tragado con lo de Artur Mas, tras la pantomima de la fiscalía y la abogacía del estado, ya se ve que no va a hacer nada..., lo mismo que con el referéndum que se terminó haciendo pese a Madrid.
Publicado por: Sebastián | 12/15/2014 en 09:58 a.m.
La medalla es para agradecer la cesioon de la coleccion de arte de Josefina Huarte que ha ido al Museo de La universalidad del opus-dei.
A propios, del burgo volvió a escribir en el diario de navarra que el pnv navarro apoyo la rebelión militar.
Publicado por: kepa. | 12/17/2014 en 01:17 a.m.