Urkullu viaja este fin de semana a Francia para homenajear a los soldados vascos caídos en los estertores de la Segunda Guerra Mundial.
Eran las 15:35 horas del 14 de abril de 1945. Tras la arenga del capitán Martínez los alrededor de 250 soldados vascos que integraban el Batallón Gernika se lanzaran a la lucha mientras cantaban el “Euzko Gudariak'. «Gudaris, estamos lejos de nuestra tierra, combatiendo por Euzkadi en contra el fascismo. Gora Euzkadi askatuta” fueron las palabras que encaminaron a los hombres liderados por el comandante Kepa Ordoki contra uno de los últimos feudos de los nazis.
Aquel sábado de hace setenta años Pointe-de-Grave, al noroeste de Burdeos, acogió la última batalla en la que participaron los gudaris vascos. Faltaban escasamente tres semanas para la capitulación definitiva de la Alemania de Adolfo Hitler, pero los pocos días que duraron los combates en este territorio de Aquitania bastaron para que el batallón Gernika sufriera cinco bajas. Allí dejaron sus vidas el militante socialista Juan José Jauroso Sasía, de Alonsotegi y con 29 años, el comunista perteneciente al batallón Larrañaga Félix Iglesias Mina, de 32 años, que era natural de Atarrabia pero residía en Errenteria; el jeltzale de Tolosa Antón Mugica, que murió con apenas 18 años, el durangarra de 37 años Antton Lizarralde y el guipuzcoano Prudencio Ortiz.
A ellos y al resto del batallón Gernika homenajeará el próximo fin de semana el lehendakari, Iñigo Urkullu. Acompañado por el presidente de Aquitania, Alain Rousser, encabezará los actos organizados con motivo del septuagésimo aniversario de la liberación de la región de Medoc, la península que se extiende al oeste de la Gironda, entre Burdeos y el océano Atlántico. Junto a la representación institucional vasca viajarán familiares de los gudaris en una visita organizada por la Fundación Sabino Arana.
Partirán a las 8:00 horas del sábado con destino a la cota 40, en el sur de Montaliver, escenario de los enfrentamientos más cruentos que mantuvieron los soldados vascos y los anarquistas del batallón Libertad contra las tropas fascistas. La expedición se dirigirá posteriormente a Soulac-sur-Mer para depositar flores en el monumento conmemorativo de la batalla de Pointe-de-Grave. Al día siguiente, la expedición acudirá a Rétaud, donde se oficiará una misa en la iglesia de San Troyan y una nueva ofrenda floral en la Necrópolis Nacional. Allí se encuentran enterrados los cinco gudaris del Batallón Gernika caídos.
El Batallón Gernika constituyó la muestra más visible de la policía del Gobierno vasco en el exilio de José Antonio Aguirre para colaborar con los aliados. En 1943 se procedió a la reagrupación de todos los maquis y exiliados que luchaban en el sur de Francia amparados por los Pirineos. En sus filas se reunieron veteranos combatientes de la Guerra Civil española y jóvenes que no tuvieron edad para luchar en su propia tierra. Aguirre encomendó el mando al irundarra Ordoki, oficial del Ejército vasco.
Los gudaris del Batallón Gernika fueron incorporados al 8º Regimiento Mixto Marroquís-Extranjeros desplegado en la región del Médoc, donde las últimas fuerzas germanas se habían hecho fuertes pese a estar cercadas.
La ofensiva en la que participaron los soldados vascos comenzó con un bombardeo masivo de la aviación aliada, la artillería y desde el mar. A los gudaris les tocó avanzar por la parte cubierta entre la vía férrea y la carretera de Vendays-Montaliver a Soulac-sur-Mer, cerca de la cota 40, una zona pantanosa y plagada de minas.
El primer día de la ofensiva, en el que se produjeron cuatro de las cinco bajas vascas, el Batallón Gernika llegó casi a cincuenta metros de las líneas enemigas, pero se vio obligado a retroceder. En principio, las operaciones debían continuar al día siguiente, pero una contraorden anuló la ofensiva. En su lugar, los mandos aliados optaron por bombardear las posiciones alemanas.
El día 16 de abril, por fin, el Batallón vasco al mando del comandante Ordoki llegó al mar. Desde allí avanzó en dirección a Soulac, última población antes del reducto nazi de la Pointe-de-Grave. En el camino se topó con el fortín Y-34, que resistió tenazmente hasta que el oficial alemán que lo mandaba se suicidó y sus hombres se rindieron.
El teniente del Batallón, Carlos Iguiñiz, arrió la bandera y plantó la ikurriña en su lugar. Fue el último combate en el que intervino el batallón. El día 20 cayeron las fortificaciones de la Pointe de Grave. El balance se cerró con alrededor de cuatrocientos uniformados aliados muertos, mientras que en el bando de Berlín cayeron seiscientos.
La historia de este grupo de gudaris no terminó en el Medoc. Algunos de ellos fueron seleccionados para un curso de adiestramiento que recibieron cerca de París impartido por especialistas americanos. Estaba previsto que estos hombres formaran la élite de las unidades que se suponía intentarían liberar a Euzkadi de la dictadura franquista.
Sólo nos queda uno vivo.Todo mi cariño y admiración hacia él.
Y para los que noscdejaron ya, un recuerdo de orgullo y agradecimiento.
Mientras EL CORREO ESPAÑOL publicaba panegiricos de las victorias de las bestias nazis, estos héroes les frenaban con mosquetones y ética.
Y ahora EL CORREO nos da lecciones a los vascos . Qué vergüenza la difusión que tiene este medio.
Publicado por: CAUSTICO | 04/19/2015 en 01:22 p.m.