De lo personal a lo global.
Barack Obama cerró el 28 de julio su viaje africano con la primera intervención de un presidente estadounidense ante la Unión Africana, en la sede central de la organización en Adís Abeba, la capital de Etiopía.
"Adoro mi trabajo, pero, bajo nuestra Constitución, no puedo volver a ser candidato. No puedo. Pienso que soy un muy buen presidente. Pienso que si optara, podría ganar. Pero no puedo".
Obama dejó esta reflexión como mecanismo para combatir la gerontocracia y la reticencia de no pocos dirigentes africanos a dejar la vara de mando. La perpetuación en el poder emerge, en su opinión, como uno de los elementos esenciales en la propagación de la corrupción y de la falta de libertades. Estos elementos configuran las principales amenazas que ensombrecen el crecimiento económico de muchos de estos países, donde los niveles de pobreza siguen siendo muy altos, mientras una élite se enriquece.
"Puedo hacer muchas cosas por mantener América en movimiento, pero la ley es la ley, y nadie está por encima de la ley, ni el presidente", subrayó.
Reconoció que él ya mira hacia el futuro, la vida después de la Casa Blanca, poder caminar con tranquilidad, pasar más tiempo con la familia, encontrar otras maneras de ayudar, visitar África con más frecuencia...
"La cuestión es que no entiendo por qué la gente quiere permanecer tanto (en el poder), sobre todo cuando tienen tanto dinero", prosiguió. "Cuando un líder trata de cambiar las reglas en medio del partido simplemente para continuaren el despacho, esto supone un riesgo de inestabilidad y de confrontación. Este es simplemente el primer paso para adentrarse en un terreno peligroso".
En concreto, citó el caso de Burundi, puesto en cuestión a causa de la pretensión del presidente Pierre Nkurunziza de un tercer mandato. Otra situación comparable es la de Ruanda, donde los legisladores se plantean aprobar un tercer mandato a beneficio del actual presidente, Paul Kagame.
"En ocasiones -apostilló Obama- oímos decir a los líderes que ellos son los únicos que pueden mantener unida a la nación. Si eso es cierto, significa que esos líderes han fallado a la hora de construir su nación".
En su argumentación, Obama se comparó con dos de sus ídolos, los presidentes Washington y Mandela, al que llamó por su apodo, Madiba. "Los dos dejaron un legado duradero -remarcó- por lo que hicieron en su cargo, pero también porque tuvieron la capacidad de dejar el puesto y transferir el poder pacíficamente".
Recordó que la Unión Africana ha condenado los golpes de Estado y la transmisión ilegítima del poder, además de insistir en la necesidad de que se respeten los plazos, que resumió con un "nadie debe ser presidente de por vida”. E insistió: "Vuestro país es mejor si tenéis sangre nueva y nuevas ideas. Aunque todavía soy un hombre joven, sé que alguien con energía renovada y otra visión será algo bueno para mi país. Y esto es lo mismo en vuestros casos. Vuestros países serán mejores con nueva sangre e ideas".
El discurso de Obama, de casi una hora, arrancó con el reconocimiento de ser norteamericano e "hijo de África". Sus palabras fueron un alegato en favor de la democracia, que consiste en algo más, "que no sólo son unas elecciones formales".
En Kenia, primera etapa de este viaje, lo dijo. Y lo repitió en Etiopia. Dos países bajo sospecha. "Cuando se encarcela a los periodistas por hacer su trabajo o los activistas son amenazados, entonces la democracia sólo tiene el nombre, no la sustancia".
Elogió el impulso económico -"África está en movimiento", afirmó-, pero avisó de que ese beneficio todavía no ha llegado a la población, sometida a la pobreza mientras las élites siguen enriqueciéndose.
Pues tendrá que hablar con Rajoy, porque soso es, pero durar, dura.
Es tan rancio, tan intolerante y tan tan, que ha ordenado a TVE retirar las parodias que hace José Mota de él.
Publicado por: CAUSTICO | 08/06/2015 en 12:38 p.m.