El enfrentamiento entre Indalecio Prieto y Perezagua se dio por concluido en diciembre de 1914. Un incidente municipal fue la excusa para expulsar del partido al mítico líder obrero
La caída de Perezagua era cuestión de tiempo. Bastó un gesto de tozudez, pasión sindicalista, dirían sus seguidores, para que el aguerrido líder proletario se viera relegado de las filas del socialismo vizcaíno. La crisis abierta en el seno del partido durante la Semana Santa de 1914, sacó a la luz las profundas diferencias estratégicas y tácticas existentes entre prietistas y pere-zaguistas. El acercamiento hacia los republicanos, propugnado por Indalecio Prieto, y apoyado por Pablo Iglesias, había sido tomado como una traición ideológica por el inquieto Perezagua, para quien la alianza con esos burgueses no podía suponer nada bueno a la clase obrera. Por eso, a pesar de su aparente claudicación en abril, cuando públicamente había pedido disculpas a Prieto, sus convicciones obreristas le impidieron por completo ajustarse a los mandatos disciplinarios del partido. De ahí que no extrañara lo poco que tardó en dar muestras de su soberbia. Falta de tacto más bien, pues en su obcecación fue a arremeter contra Felipe Carretero, concejal bilbaíno muy cercano al presidente de la Federación Socialista de la Región Vascongada, Indalecio Prieto.
Minoría socialista
Al parecer, en octubre de 1914, Perezagua, como presidente del Comité de la Agrupación Socialista de Bilbao, manifestó públicamente sus sospechas de que Carretero había sido cómplice en irregularidades cometidas con la administración de unos lavaderos mecánicos municipales. Se sospechaba que alguien estaba utilizando gran parte de la lejía de los lavaderos para uso personal. No contento con eso, el bueno de Facundo, amparándose en que el Comité de la Agrupación le respaldaba, se saltó las directrices de la Comisión de la minoría socialista del Ayuntamiento de modo que su postura fue contraria a la consensuada. Puede suponerse el escándalo originado por semejante gesto de independencia. El diario El Liberal se convirtió durante el mes de noviembre en la tribuna en la que ambos sectores, el oficialista y el díscolo, daban sus réplicas y contrarréplicas para justificarse y desautorizar al contrario. Mientras tanto, Perezagua no perdía la oportunidad de arremeter contra los republicanos a los que acusaba de no hacer nada por la clase trabajadora, aun cuando muchos de ellos ocupaban puestos de poder gracias a los votos de aquellos. Durante las jornadas de tura y afloja se llegó a afirmar que Perezagua había decidido abandonar el partido para dedicarse en exclusiva a la actividad sindical. En esta línea, El Noticiero Bilbaíno señalaba el 17 de noviembre que Facundo Perezagua «considera exceso de política lo hecho por los obreros en esta región, les aconseja que, en lo sucesivo, huyan de la política y se proclama contra lo sucedido en las últimas elecciones provinciales, pues el diputado que triunfó por los obreros cree que los ha desamparado». El rumor fue desmentido 24 horas después. Perezagua no abandonaba el partido, aunque se ratificaba en pedir a los obreros que no votaran a candidatos republicanos.
Para el sector oficialista, liderado por Prieto, aquella oportunidad era única. La rebeldía de Perezagua, su obcecación y soberbia, merecían un castigo ejemplar. Fue el Comité de la Federación Socialista de Vizcaya el que tomó cartas en el asunto y convocó el 30 de noviembre una asamblea general extraordinaria. Con Prieto como presidente, el primer acuerdo aprobado fue el de declarar que las facultades atribuidas a Facundo Perezagua por el Comité de la Agrupación socialista de Bilbao “constituyen una vulneración de la Organización general». No se habían respetado los procedimientos establecidos y, lo que era más grave, se había actuado con un personalismo sin precedentes por encima del colectivo de la minoría socialista del ayuntamiento bilbaíno y del propio partido. Por todo ello, la asamblea tomó la decisión de expulsar del partido a todo el Comité local, Perezagua incluido. Indalecio Prieto había triunfado. Sin embargo, no se podía ocultar que los argumentos dados no eran tan graves como se habían pintado. La razones eran otras de sobra conocidas. «Por una cuestión de disciplina que no afecta al fondo de la doctrina socialista no se producen oposiciones tan irreductibles», apuntaba con acierto El Liberal, que en una hábil reflexión afirmaba que «hay un núcleo de socialistas partidarios de hacer política nacional en colaboración con los republicanos», mientras que la otra parte «permanece irreductible, conserva los primitivos recelos a la fuerza republicana, no quiere contactos, piensa que el consorcio resta empuje al socialismo y aprovecha todas las ocasiones para zaherirla y desprestigiarla». El partido había apostado por la conjunción con los republicanos y quienes no estaban de acuerdo no tenían sitio en la organización. Marx y la lucha de clases dejaban de ser apoyos fundamentales para el socialismo vizcaíno. El social-liberalismo de Prieto era el que se llevaba la victoria.
Acción política
Por su parte, un exultante Felipe Carretero, afirmaba en El Liberal que «aparte la diferencia de tácticas, hay motivos que justifican el acuerdo adoptado por la asamblea socialista». Reivindicó el socialismo frente al sindicalismo ya que, contra lo que pudiera creerse, una estrategia puramente obrerista no redundaba en una mejora considerable de la clase obrera. Era imprescindible la acción política, única vía para certificar las metas alcanzadas.
No obstante, la expulsión de Perezagua y sus seguidores no tenía más que un valor testimonial. Como recogían los reglamentos del PSOE, sólo el Congreso Nacional del Partido tenía autoridad para expulsar a los afiliados y la decisión habría de esperar hasta 1915. De todos modos, estaba claro que a finales de 1914, los socialistas vizcaínos se habían pronunciado mayoritariamente en contra de Facundo, el díscolo.
Imanol Villa Bilbao
Pues casi, casi como ahora ... los socialistas con su líder en aPrietos por Iglesias o algo así.
Publicado por: ocasional | 01/16/2016 en 09:06 a.m.
Ocasional.
Tus análisis políticos que son,de la University School of Politics Sciences de I.B. Mitxelena?
Eres una máquina,colega.
Publicado por: iñaki | 01/16/2016 en 03:43 p.m.
No, ese eres tú, bachiller -a mucha honra, por cierto-. Podemos llamar a este período como la era de los bachilleres.
Publicado por: ocasional | 01/17/2016 en 01:28 a.m.
Pues,no se,no no se...
Yo diría que en la España profunda sois más los graduados escolares que los bachilleres.
Publicado por: iñaki | 01/17/2016 en 02:30 p.m.
Tú sabrás mejor bachiller, como buen español a escondidas. Es curioso, los baturros decís haber votado todos al amo pero luego los resultados han sido los que han sido... ninguno reconocéis haber votado a Podemos.
Aunque ahora que lo mencionas... por este blog pululaba un Guardia Civil desequilibrado natural de Burgos cuya mayor titulación académica era la de graduado escolar, sí. Las amistades de la txismonástica la definen.
Publicado por: ocasional | 01/17/2016 en 07:37 p.m.
De Burgos era?
Y tú que eres de Pancorbo,laztana?
...una máquina...
Publicado por: iñaki | 01/17/2016 en 08:46 p.m.