Entre las acepciones que el María Moliner recoge para la palabra monserga están las de “lenguaje confuso y enredado” o “exposición, pretensión o petición fastidiosa”. Por otro lado, los mantras se refieren en realidad a sonidos (sílabas, palabras, fonemas o grupos de palabras) que, según algunas creencias, tienen algún poder psicológico o espiritual. Los mantras pueden tener o no significado literal o sintáctico. Asimismo, la vigésimo primera edición del Diccionario de la Lengua Española (el de la Real Academia) dice que mentir es “decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa”.
Por otro lado, el artículo 18, apartado 2 B, de la ley orgánica 3/1979 (Estatuto de Autonomía del País Vasco) texto aprobado por los partidos vascos, incluso por el PSOE y la UCD, tras ser “lijado” (en expresión del Alfonso Guerra) por el propio Guerra y por Fernando Abril Martorell, dice lo siguiente: “En materia de Seguridad Social corresponderá al País Vasco la gestión del régimen económico de la Seguridad Social” (sic). El texto de la ley, el artículo y el apartado fue aprobado por las Cortes generales, respaldado en referéndum y sancionado por el Jefe del Estado.
El que el PNV pida asumir el sistema de pensiones no tiene nada de exótico. Solo pide que se cumpla una previsión recogida en el Estatuto. Nada más.
Partidos tan constitucionalistas como el PSOE o el PP se han negado desde siempre a que se llenase de contenido esta parte esencial del Estatuto. Su argumentos, en estos casi treinta años transcurridos desde la aprobación, son una sucesión de mentiras y monsergas que se repiten como mantras budistas (tibetanos, eso sí): cuestiones como la insolidaridad, el déficit que tan generosamente enjuaga “el resto de los españoles” a través de la menguante caja única, o las ocurrencias de Gorka Maneiro ¿de UPyD? Es difícil explicar que un País (el vasco) en el que la gente cotiza más y durante más tiempo y donde el desempleo está por debajo del 15% arroje el déficit que se dice que arroja. Por otro lado, aceptando algunos de los planteamientos de esta gente, para “el resto de los españoles sería una bicoca” no tener que pagar esos 2.000 millones de euros (el déficit) a los pensionistas vascos. En serio, ¿cuál es la verdadera razón por la que estos decididos constitucionalistas no quieren completar una ley orgánica que ellos mismos han aprobado y que celebran todos los años con emoción (verdadera o falsa, que de todo puede haber)?
Hay algunos datos que pueden ayudar a la comprensión del fenómeno. ¿Y si, como ocurre con otros asuntos, se gestiona mucho mejor aquí el régimen económico de la Seguridad Social? Visto lo visto, la gestión vasca es una garantía hasta cuando se producen “casos de corrupción” (Iñaki Oyarzabal, PP, dixit) en los comedores escolares: parece ser que, a las arcas públicas, el sistema denunciado les suponía un ahorro cierto (y cuantificado). Otra cosa es que haya una empresa que no consigue un contrato y monta una al estilo de Manos Limpias (por cierto, ¿quién financia a los franquistas de Manos Limpias?). Un clásico de la limpieza es el exalcalde Maroto. En todo un alarde de faz pétrea ha tenido la osadía de asegurar en ETB lo siguiente: “Los dos únicos partidos políticos que no tienen casos de corrupción en Euskadi son el PP y Bildu”. ¡Increíble! Y todo esto mientras el PP declara como imputado en el caso del disco duro y la Guardia Civil registra su sede en Génova (la de Madrid, no la otra). La reforma laboral del Partido Popular de Rajoy, Oyarzábal, Sémper… seguro que tiene algo que ver con la reducción de las reservas de la caja de las pensiones. O no, que diría Mariano.
Pero volvamos a la gestión. Del territorio que rodea a la Comunidad Autónoma del País Vasco se esfumaron las siguientes cajas de ahorros (Cantabria, Nafarroa, La Rioja, Castilla-León o Caja de Burgos), por cierto, todas en la órbita de PP-UPN. La gestión de la derecha española (básicamente, la del PP) está marcada por una marea de casos de corrupción que ya define un período de la historia de España. Y de esto tampoco se libra ese tiempo que conocemos como, a elegir, aznaridad (Vázquez Montalbán) o aznarato (Xavier Tusell).
Los mantras del PSOE son todo un clásico. Para Idoia Mendía, ahora el cumplimiento de un pacto y de lo recogido en una ley orgánica, es un experimento. Los ciudadanos deberán pronunciarse en las próximas elecciones sobre quién y dónde quieren que se gestionen sus pensiones. Que los partidos ofrezcan sus datos sin monsergas ni mentiras. Los vascos tienen (tenemos) el derecho reconocido. La monserga no es argumento. Los modelos de gestión del partido de doña Idoia tampoco son para echar cohetes, y de lo otro, la nómina es larga. Es interesante saber si Sánchez está dispuesto, como punto de partida, a cumplir en su integridad la ley orgánica 3/1979 y su artículo 18. Son cosas que ayudan bastante a tomar ciertas decisiones.
POR Koldo San Sebastián
Por cierto.... el articulo 18-6b del estatuto de Gernika ha sido JURADO SOLEMNEMENTE por el borbon franquista en la mismisima CASA DE JUNTAS DE GERNIKA !
Palabra de español. Sabino Arana tenia razon
Publicado por: takolo3 | 02/28/2016 en 03:09 p.m.