José Manuel Bujanda Arizmendi
La situación geográfica de Euskadi y de Aquitania en el corazón del Arco Atlántico es un condicionante importante para sus desarrollos económicos respectivos. Las sucesivas ampliaciones de la UE han desplazado el centro europeo hacia el este y en consecuencia, la lejanía con respecto al Arco Atlántico se acentúa y disminuye la accesibilidad de la economía vasco-aquitana a los mercados más importantes. Este fenómeno no afecta sólo a la economía vasco-aquitana, sino a todos los territorios de lo conocido como Arco Atlántico que tocado por la pérdida de la centralidad trata de contrarrestar esa tendencia a la periferización con políticas conjuntas de desarrollo territorial para no quedar desenclavado de los centros de desarrollo. Un desarrollo territorial que incide de manera importante en la actividad económica propia, y ahí, el desarrollo de los ejes de comunicación transeuropeos resulta clave para reducir las distancias en términos de tiempo y coste, compensando la distancia física a los diferentes mercados. Es más, el tamaño de las economías vasco-aquitana exige su integración en espacios económicos superiores que alcancen la masa crítica suficiente para el desarrollo de determinadas actividades. Por lo tanto, no nos es ajeno formar parte de la UE ni que ésta vaya aumentando en número países miembros y habitantes.