ANTE la actualidad que ha tomado la cuestión irlandesa, cómo no recordar aquel joven irlandés Sullivan Premdergast que por su cuenta se presentó en la Delegación Vasca en Londres, hacia mayo de 1937, queriendo enrolarse en las milicias vascas que luchaban contra la invasión franquista. Al delegado, el donostiarra Sr. Lizaso, le pareció de primeras una ocurrencia caprichosa, pero en la conversación mantenida se dio cuenta de que se trataba de un joven idealista sincero en lo que ansiaba, y tras informar a los del Gobierno vasco en París le prometió que sería bien acogido. Después de dos días de viajes por tren y por mar, aunque dirigido por los del Servicio Vasco de Información, llegó a Getxo y recibió el distintivo de gudari pasando al frente vizcaíno y combatiendo como el que más hasta lo de Santoña, en donde quedó preso. Fue el cónsul ingles en Bilbao a verlo, pero Sullivan irrumpió en reclamaciones irlandesas contra los ingleses motivando el que le diera la espalda.
Después de un par de meses de prisión le permitieron pasar a un centro educativo para aprender el español, y aprovechando la vacación de fin de semana consiguió llegar a la estación del "Topo" y plantarse en Hendaia, donde pudo contactar con gente exiliada y de nuevo con los del SVI. Y así fue un complemento del Servicio durante un año para informar a la prensa inglesa y americana sobre la represión franquista. Incluso se hizo muy amigo de la hija del capitán del pesquero que le llevó a la costa bizkaina, y todos pensamos que pronto tendríamos una boda vasco irlandesa; más un día nos dijo que su patria le necesitaba y que no quería ser traidor, y entre abrazos y sollozos cogió el tren para Burdeos. Se informó a la Delegación Vasca en Londres pero nunca supimos más de Sullivan.
- Agesta. Irún
(8.8.2005)
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