Desde un primer instante, antes incluso de que se declarara la guerra, el Gobierno Vasco se posicionó a favor de los aliados; su objetivo no era tanto vencer a los nazis como recuperar la patria perdida en la Guerra Civil.
Tras un primer acuerdo baldío con franceses y británicos, el Gobierno vasco consiguió crear el Batallón Gernika a principios de 1945.
«NO ME ACUERDO donde estábamos cuando capituló Berlín. Berlín fue de las últimas batallas ¿no? Porque otros puntos importantes cayeron antes y Berlín se quedó casi sin defensas. No resistió mucho, creo». Postrado en una silla en la sala de visitas de la enfermería de la Casa Misericordia de Iruñea, José Elizalde (Iruñea, 1914) hace denodados esfuerzos por llenar el espacio vacío de la fría habitación con los recuerdos de aquella devastadora guerra que vivió en primera línea como integrante del batallón Gernika. «Ah, sí-acierta a decir tras un breve silencio- me parece que estábamos ya con los aliados. Antes de caer Berlín y capitular los alemanes fuimos al castillo de Rothschild, a las afueras de París. Allí estuvimos hasta que se rindió Alemania. Cuando acabó la guerra en Europa, nos ofrecimos para ir a luchar a Japón en una especie de batallón de seleccionados. Pero no nos admitieron».
Pese a los desesperados esfuerzos de Ernest Pezet (miembro de LIAB) o de Leizaola por mantenerlo vivo, el batallón Gernika se disolvía en setiembre de 1945 tras una campaña militar culminada el 22 de abril de ese mismo año, cuando el general De Gaulle rendía honores al batallón que representaba al Gobierno vasco, entonces en el exilio. «Comandante, Francia no olvidará jamás los esfuerzos y sacrificios realizados por los vascos para la liberación de nuestro suelo», dijo De Gaulle en aquella ocasión.
Pero más allá de los méritos militares del batallón Gernika -que sin duda los tuvo-, el historiador Xabier Irujo destaca la relevancia política que tuvo en el marco de una Guerra en la que el objetivo de los vascos no era tanto vencer a los nazis como recuperar la patria perdida durante la Guerra Civil. «La creación del batallón Gernika está sujeta a la lucha diplomática del Gobierno vasco», explica Irujo. Desde el principio de la contienda, «incluso un día antes de la declaración de guerra», el Gobierno vasco tuvo muy claro que tenía que ponerse del lado de los aliados. No había otra posibilidad. El 1 de setiembre de 1939 Ernest Pezet, con el consentimiento del lehendakari Agirre, deja claro que los vascos se posicionarán contra el Eje en caso de que estalle la guerra. El 4 de abril es Agirre quien envía una carta a Pezet confirmando la postura del Gobierno vasco. Monsinore Mathieu, miembro también de LIAB, hace la misma declaración de intenciones el 9 de setiembre.
«Pero lo que nadie esperaba -explica Irujo- es que la guerra en Francia durase tan poco». Los nazis tomaron París el 19 de junio de 1940. Siguiendo los pasos del Gobierno francés, el Gobierno vasco decidió instalar en Burdeos una segunda sede. No tuvieron apenas tiempo para ello. El ejército alemán llegaba al río Garona en apenas una semana. En menos de un mes los nazis tomaban Iparralde. «Aunque todavía no se ha estudiado a fondo, hay datos que afirman que fue una invasión bastante represiva. En cuatro años, de 1940 a 1944, colgaron a cerca de 40 personas. También hicieron gran número de prisioneros que utilizaban para hacer bunkers», asegura el historiador.
La creación de un batallón
El lehendakari tuvo que huir y ese mismo verano Manuel Irujo fundó en Londres el Consejo Nacional Vasco. En julio el propio Irujo, en compañía de Lizaso, dialoga con un por aquel entonces desconocido general De Gaulle. «Querían crear un batallón vasco que luchara a favor de los aliados en varios frentes: con los británicos en los servicios secretos y con los franceses en el campo de batalla. A cambio, Irujo pedía a la Francia libre de De Gaulle y a Gran Bretaña que aceptaran el de4recho a la autodeterminación de Euskal Herria tras la caída de Franco”, aclara Irujo.
Tras largas negociaciones Francia da el visto bueno a la propuesta y De Gaulle firma el pacto. “El derecho a la autodeterminación no lo definieron de ese modo, pero si afirmaron que Francia lucharía por los derechos políticos del pueblo vasco». El general francés también aceptó la independencia del batallón vasco y firmó que su idioma oficial sería el euskara. El Pacto Franco-Vasco se rubricó el 17 de mayo de 1941.
Pese al acuerdo alcanzado con los franceses, todo se vino abajo poco después. Lejos de aceptar el pacto, los británicos presionaron a Francia para dejar sin validez el tratado. Tanto Samuel Hoare -embajador británico en Madrid- como el propio Churchill hicieron todo lo posible para mantener a Franco neutral. El Gobierno conservador de Londres logró su objetivo y el 6 de enero de 1942 el Comité Nacional Francés deja sin valor todo lo firmado anteriormente.
Un mito, sólo eso
Tras la fácil derrota francesa ante los alemanes, De Gaulle trataba por todos los medios de recuperar protagonismo militar, por lo que comenzó el proceso de reunir voluntarios para sus batallones. «Ahí nació el mito de la resistencia francesa, pero hasta 1943 no había un solo francés en esos batallones. La mayoría, como José Elizalde, eran republicanos españoles, catalanes o vascos. Pero claro, había que dar la imagen de una Francia a favor de los aliados que vivía una fuerte represión nazi», apunta Xabier Irujo. Un dato que ofrece el propio historiador revela lo incierto de esa creencia: la Italia de Mussolini envió a los nazis 10.000 judíos durante toda la guerra; Francia 60.000. «Francia estuvo a favor del Eje, no sólo políticamente, sino socialmente también», afirma.
En 1943 comenzó el Gobierno vasco a reunir voluntarios para formar un batallón vasco. Al frente de éste estaría Kepa Ordoki. A principios de 1945 se llegó a un nuevo acuerdo con el Gobierno francés, pero este pacto sólo era militar, no político. «Esto era precisamente lo que no quería Irujo. Él pensaba que si se mandaba a los gudaris al frente era para luchar por el derecho a la autodeterminación de Euskal Herria no para luchar contra los nazis», explica el historiador. Pese a ello el batallón Gernika entró a formar parte de la brigada Carnot. El 14 de abril de 1945, en Pointe-de-Grave, el batallón comandado por Ordoki se enfrentaba a los nazis.
Alain Laiseka Iruñea
Francia colaboracionista y España pronazi, pues sí que lo tuvieron difícil nuestros gudaris, héroes de la democracia y de los derechos humanos.
Merde.
Publicado por: CAUSTICO | 09/12/2016 en 02:22 p.m.