EL PRÍNCIPE LUIS LUCIANO BONAPARTE: UN TITÁN DEL IDIOMA BASKO
A lo largo de la Historia, han existido —sin duda— famosos mecenas, que por pasión hacia aquello que une espiritualmente a los hombres, el arte, ofrendaron su fortuna personal.
Entre los primeros merece su puesto de honor el Príncipe Luis Luciano Bonaparte, insigne promotor de los escritores eskéricos, en grado tal, que se ha dudado lo igualase el famoso favorito de Augusto. Bonaparte, a diferencia de aquél, no necesitó ser protegido de príncipes: llevaba sangre imperial, y lo que es más, fue cultísimo y virtuoso.
Nació en Thorngrove (Worcester, Inglaterra) en 1813, hijo de Luciano Bonaparte, segundo hermano de Napoleón I y de Alejandrina Bleschamp. Era, por lo tanto, sobrino carnal del Emperador y primo de Napoleón III, hijo de Luís Bonaparte, el llamado Rey de Holanda, tercer hermano de Napoleón I. Tuvo, además, un sobrino Cardenal, de nombre Luciano Luis José, y una hermana, sor Constancia, Superiora del Convento del Sagrado Corazón de Roma.
Al año y medio fue llevado a Italia y en el Colegio de los Jesuitas de Urbino, hizo sus primeros estudios, que luego prosiguió en la Universidad, cursando Química y Mineralogía. A los 19 años se casó con Anna María Cecchi, hija de un escultor de Lucca.
Parecería inverosímil que un vástago de los Bonaparte no sintiera el estímulo de actuar y figurar en el terreno político, y más, en tan agitado período, como fue el de la competencia entre la monarquía vencida y el bonapartismo. Sin embargo, Luis Luciano se contentó con representar en las cortes a varios distritos electorales y aceptar en 1852, año en que su primo se declaró Emperador de Francia, el cargo de Senador.
En 1847, a los 34 años, dejando de lado su primitiva inclinación por la química y la Mineralogía, publicó en Florencia su primera obra lingüística, que intituló SPECIMEN LEXICI COMPARATIVI OMNIUM LINGUARUM AURO PEAERUM, breve infolio en el que cada columna del vocabulario poliglota, integrado por 51 voces de otros tantos idiomas diferentes, iba encabezada —extraña premonición— por la palabra baska correspondiente.
Su íntima afición tuvo por objeto las letras, en particular la filología, y en este sector, preferentemente, los idiomas nacionales no oficiales: la antigüedad y misterio de éstos lo atraían.
Obtuvo, entre otros, los títulos de Doctor de la Universidad de Oxford, Miembro Honorario de la Academia Imperial de Ciencias de San Petersburgo, de la Sociedad Real de Anticuarios del Norte, de la Sociedad de Anticuarios de Escocia y de Londres.
DOS ASPECTOS
Conviene distinguir dos aspectos en su actividad en pro del euskera: el de mecenas o subvencionador, y el de autor de obras fundamentales sobre nuestro idioma.
En 1856 comienza a sufragar los gastos de publicaciones eskéricas y persevera hasta 1888. La mayoría de estas impresiones las realizó en casas londinenses.
- AÑO 1856 - Se publican a expensas suyas, la obra Dialogues basques, 121 páginas en octavo, en los 4 dialectos literarios de nuestro idioma, trabajo de los Pbros. Iturriaga, Uriarte, Intxauspe y el Capitán Duvoisin; la obra de Salaberry d'Ibarolle, Vocabulaire de mots basques, de 252 páginas, en octavo, 500 ejemplares, tirada en Bayona; el Evangelio de San Mateo, vertido al bajo-nabarro por el mismo autor; el Evangelio de San Mateo, en suletino, por Intxauspe; el libro del P. Fray Juan Mateo de Zabala, Noticia de las obras vascongadas que han salido a luz después de las que cuenta el P. Larramendi.
- AÑO 1857 - La traducción del Evangelio de San Mateo al bizkaino por Fray José Antonio de Uriarte; ítem al nabarro por Bruno Etxenike, de Elizondo; ítem del mismo al gipuzkoano, pero sólo hasta el Capítulo VIII; la del Apocalipsis al bizkaíno, por dicho Padre Uriarte; ítem la del Padre Nuestro a todos los dialectos baskos.
- AÑO 1858 - Prescindiendo de obras menores, pagó la impresión de Le verbe basque, de Intxauspe, 511 páginas, en cuarto, 500 ejemplares, en París; el Cántico de los Tres Jóvenes, en los siete principales dialectos baskos, en Londres; ítem del Cantar de los Cantares a los tres dialectos surpirenaicos; ítem de la Doctrina Cristiana en la verdad eskera de Llodio, por el mencionado Padre Uriarte; ítem, el Cantar de los Cantares al laburdino por Duvoisin; la versión del Génesis, Éxodo y Levítico por el nombrado Padre Fray José Antonio de Uriarte, que siendo
CARTA DEL PRÍNCIPE BONAPARTE A BRUNO DE ECHENIQUE, GRAN COLABORADOR SUYO EN EL ESTUDIO DEL IDIOMA EUSKERA
Londres, 22 de julio de 1861.
Estimado Sr. Echenique:
Acabo de saber, por el Sr. de Abbadie, que Ud. se encarga de traducir el libro de Ruth, en dialecto alto-nabarro, del Baztan y, particularmente, de Elizondo.
Reciba mis parabienes y crea que nada en este mundo puede resultarme más agradable que el recibir, de vez en cuando, alguna traducción bíblica en baskuenze, sobre todo, en el dialecto de la Alta-Nabarra, que requiere estar más definido, bajo el punto de vista literario.
Le propongo, al efecto, lo siguiente:
1°) Elegir el dialecto de Elizondo, con preferencia a cualquier otro.
2°) Evitar, como un veneno, para conseguir mi propósito, (la comparación entre los dialectos basko-españoles y basko-franceses) el uso, no sólo de expresiones, giros, etc., labourdinos, bajo-nabarros, o suletinos, sino también los dos primeros sitios y una variedad bajo-nabarra, en el último; del mismo modo, en Ochagabía, en Roncal, y quizás en parte a lo menos, en Roncesvalles, una variedad más bien suletina, está en uso ahora.
El verdadero alto-nabarro se extiende, según yo opino, desde el Baztan hasta los alrededores de Pamplona.
En las Cinco Villas, aunque el baskuenze, sobre todo el de Bera, sea muy bello, no es del todo tan alto-nabarro como en el Baztán; después de Pamplona gira al gipuzkoano y en la Burunda tiene un ligero tinte de bizkaíno. Se puede decir, hasta cierto punto, que la Alta-Nabarra, y por consiguiente, el Norte del Pirineo, encierra los dialectos: Burunda, Lekumberri, Elizondo, Urdax, Valcarlos, Roncal; el Alto-Nabarro se parece al Labourdino, pero hay que admitir, al mismo tiempo, que se diferencia de él.
3°) La terminación ain por aren debe ser considerada mes bien como un vulgarismo, y más aún: porque no es generalizada en todo el Baztán. Prefiero aren.
4°) En cuanto a zaben por zioten, hay que adoptarlo; no representa ninguna corrupción; es el propio dialecto de Elizondo.
5°) Si palabras tales como iría por ziudadea faltan de Elizondo, habría que informarse para saber si la primera de esas palabras, que es baska, se halla en uso en alguna otra parte del Baztán, o en el valle de Ulzama, Anüe, ,etc., hasta Pamplona, o en las Cinco Villas. Pero, si verdaderamente iría no se dice en ninguno de aquellos puntos, habrá que preferir la palabra derivada del castellano.
Quiero decir, por esto que el dialecto de Elizondo puede valerse, en casos semejantes, del de otras variedades del Baztán, o de Ulzama y de otros parajes, hasta Pamplona, pero nunca de los de Urdax, Zugarramurdi, Valcarlos, Roncesvalles, Ochagabia, Roncal y de todo lo que se encuentra más allá de Pamplona.
Es sólo en el caso de que se tratara de reemplazar ziudadea por iria que se debe recurrirá las demás variedades del Baztán; pues en todo lo que es basko, como goibela por nube, zaben por zioten, oñastura por chimista, etc., hay que seguir, no sólo el baztanés, sino el de Elizondo, exclusivamente.
6°) En cuanto a la ortografía, prefiero escribir siempre tz en lugar de te. El ten indica el ch español y ch el ch francés. Jamás de h aspirada.
7°) Bigar por bihar no es una corrupción, en cuanto a begarria por bearria, confío en su decisión. La g sin embargo, podría interesar al lingüista porque reemplaza la h del basko-francés. Hay que seguir, en ésto, el uso más de Elizondo.
Pienso reimprimir su Evangelio de Ud. con todas las correcciones que Ud. me mandó hace poco. Adaptaré los principios que acabo de exponerle y le enviaré las pruebas. Esto tendrá lugar sólo después que haya recibido su traducción de Ruth,
Supongo que Ud. no tiene mayor interés en guardar el ejemplar de la primera edición. Ha sido una tirada de 10, y no me queda ninguno, para poner en manos del impresor. Puesto que debe aparecer una segunda más correcta, le agradecería me prestase su ejemplar, sobre el que haría a pluma todas las correcciones que Ud. me ha remitido.
Si esto no le contraría demasiado, le pediré tenga a bien poner el volumen, bajo faja, en el correo de Francia, con franqueo de impreso, y dirigido a mí, a Londres.
No hay que escribir nada, porque lo considerarían como carta. Me llegaría al mismo tiempo que su carta y me pondría en seguida a la obra.
Espero que Ud. podré entender mis malas letras y en la impaciencia de tener noticias suyas, en breve soy siempre su muy afectísimo.
L.L Bonaparte
Comentarios