Al empezar el año, EGIN reanuda su sección dominical de ''los archivos" que, fundamentalmente, se centrarán inicialmente en el recuerdo y reconstrucción de los años negros de la derrota del 36. Muchas familias estaban rotas por el exilio, las cárceles y las muertes de los familiares más cercano y, mientras tanto, en las ciudades y poblaciones vencidas de Euskadi Sur, la vida continuaba, una vida marcada por los nuevos usos y costumbres que imponían los vencedores. Este amargo contrapunto entre el acontecer diario de la nueva sociedad franquista y la cara más o menos oculta de la represión, será desarrollado en un conjunto de seriales que abarcarán temas que van desde las cárceles del franquismo y el exilio hasta las diversiones o los espectáculos de la vida cotidiana de los años finales del treinta y primeros de los cuarenta. En estos "archivos del domingo" levantaremos pues, acta fiel y rigurosa de aquellos lejanos años negros de la postguerra.
Navidades del 37. Año Nuevo del 38
Aquellas Navidades del 37 fueron especialmente frías. La temperatura descendió a cotas de récord en el angustioso frente de guerra de Teruel, donde la ofensiva republicana sorprendió a los defensores de la ciudad. También en aquel frente había vascos. Los que luchaban con la República y los voluntarios navarros, más los añadidos de última hora en batallones de castigo o que tenían que hacer méritos para poder ser reinsertados en la nueva y difícil vida civil que se iba reconstruyendo en la España de los vencedores.
Aquellas primeras Navidades en una capital vizcaína conquistada y destrozada se venía a unir a las Navidades de los que, en Gasteiz, Donostia e Iruñea, sabían ya de las excelencias de un régimen militar y fascista que estaba dispuesto a borrar el nombre y hasta el recuerdo de Euskadi.
Al fondo, la guerra
Tiñéndolo y todo, y como un leit motiv inevitable, estaba la guerra todavía, con sus frentes no tan lejanos y en los que la inferioridad republicana era suplida por el tesón de quienes sabían que la derrota era la muerte.
En este contexto los titulares de los periódicos y las llamadas de la radio acentúan los aspectos bélicos del ambiente: aguinaldo al soldado, suscripciones para el Hogar del Herido, festivales y colectas para los que están en el frente e incluso invitaciones públicas para comidas en familia para los soldados en permiso. En el «Pensamiento Alavés» de Gasteiz aparece todos los días una curiosa lista de familias vitorianas que «invitan a comer en su casa a dos soldados, a poder ser un falangista y un requeté» o que pagan un vale por valor de una comida para diez soldados en un restaurante de la capital.
En esas listas interminables, las familias «bien» o las que quieren hacer méritos para los días que se avecinan, acumulan buenas acciones de cara a la galería, una galería silenciosa y expectante que observa con inquietud la evolución fascista del nuevo régimen.
Se recauda, además, un subsidio obligatorio pro-combatientes, de cuya «voluntariedad» no queda ninguna duda si se atiende a la circular que publica el 10 de diciembre de 1937-II Año Triunfal, el Gobernador de Álava, Eladio Esparza: «Saben todas las Juntas locales del subsidio pro-combatientes que está ordenado el envío del padrón rectificado y la nómina mensual para el día 5 de cada mes. Insistentemente se les ha advertido de la obligación... las Juntas que no envíen las nóminas mensuales y la rectificación del padrón para la fecha ordenada, serán responsables del pago que corresponda a las localidades porque serán sancionadas con una multa correspondiente a la cantidad total de la nómina. El subsidio del combatiente que con tanto sacrificio realiza la España de Franco no puede quedar a merced de desidias sin justificación alguna».
El aguinaldo al soldado
Dentro de ese peculiar ambiente no puede extrañar que, al menos en Álava, se organiza a través de todos los medios de comunicación, Prensa y Radio. Dicen así: «Con objeto de facilitar a los donantes para el 'Aguinaldo al soldado' su patriótica caridad se han confeccionado unas cajitas de dulces que, al precio de cinco pesetas, se venden en varios establecimientos de la capital. Cada cajita lleva en su parte superior externa una tarjeta pegada con la efigie del Generalísimo y nombre y residente del donante, en la forma que se publica, quedando en poder de éste una especie de recibo o matriz como comprobante de su donativo. Esperamos que los alaveses se apresuren a remitir estas cajitas para que el combatiente a quien le toque en suerte pueda bendecir el nombre de quien se la envía. ¡Por Dios y por España! ¡Por el combatiente que lucha! ¡Viva España! ¡Saludo a Franco! ¡Arriba España!».
Relacionado con esos aguinaldos están los días «de plato único y sin postre» que vienen a ser una contribución directa para las necesidades guerreras. El 23 de diciembre del 37 el Gobernador Civil de Álava, el navarro Esparza avisa que «ha señalado a 28 vecinos de la capital la cuota que han de satisfacer en concepto de recaudación por el 'plato único', ya que estos señores contribuyen exiguamente y de forma mezquina si se atiende a sus posibilidades económicas».
Se organizan asimismo festivales o recitales por el Hogar del Herido o por los combatientes como el recital «de la genial actriz española Rosarito Iglesias que nos obsequiará con su delicado arte». Esta rapsodia recita en el Nuevo Teatro vitoriano un selecto programa en el que no falta la poesía de Pemán, Lope de Vega, Zorrilla y Góngora.
Otro significativo festival es el que se celebra el 20 de diciembre: «Anoche en el Nuevo Teatro tuvo lugar un magnífico concierto a cargo de la Banda del Regimiento de Flandes y el insigne pianista Sáez de Adana, a beneficio de Frentes y Hospitales. Hay que prodigar más estas audiciones a base de música clásica y española». La música clásica empezaba ya a ser las Oberturas de Wagner y la española, pasodobles o «La boda de Luis Alonso».
J.S. Erauskin
EN ESPAÑA EMPIEZA A AMANECER
Ya en estas Navidades del 37 se acentúan los rasgos casi grotescos de la mescolanza patriótico-religiosa que dominará la sociedad a partir de la victoria franquista. Se anuncia «Día semanal de Rogativas por España. Mañana viernes, día 24 (diciembre) desde la parroquia de San Miguel a la de San Pedro, ante el altar de la Virgen del Pilar», en Gasteiz... o se convoca a la Misa de Fin de Año, una misa organizada por la Adoración Nocturna española «por la prosperidad de España en el nuevo año».
Nacionalcatolicismo
Por cierto, que la Misa del Gallo de ese año es retransmitida por Radio Requeté de Vitoria desde la mismísima Iglesia del Carmen, en cuyo edificio (convento) se alojan cientos y cientos de presos «rojos», algunos de los cuales saldrán de allí para ser fusilados.
«Al volver a la España tradicional, una, grande y libre, el sepulcro de Santiago será, otra vez, la luz y gloria de España», destacan los periódicos del 30 de diciembre, al referirse a la ofrenda al Apóstol Santiago, protagonizada por Nicolás Franco, hermano del Generalísimo.
No es de extrañar, pues, que en esta mescolanza patriótico-religiosa se recupere la fiesta de los Reyes Magos, organizada por las Juventudes de FET y de las JONS, con una cabalgata que se anuncia así: «Una sección de Pelayos, Flechas y Cadetes dará escolta a los Reyes, acompañados por la Banda de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. El acto será presidido por las autoridades. .¡Viva España! ¡Viva Franco! ¡Arriba España!
Y para el domingo más cercano a los Reyes, se anuncia la Festividad de la Sagrada Familia para la que se organizan «brillantísimos cultos, como Misa de Comunión General y solemne panegírico por el Excelentísimo Señor Administrator Apostólico, doctor don Javier Lauzurika. (El obispo, Mateo Mujika se ha tenido que exiliar a Roma para estas fechas).
La nueva sociedad
Para esta época se van conformando ya las pautas que definirán la nueva sociedad que ofrecen los vencedores. Los Gobernadores se convierten en auténticos Virreyes que hacen y deshacen según las normas del Nuevo Estado. Son significativas las notas periodísticas que ofrecen los mismos Gobernadores. Veamos algunas que se explican por sí solas: «Se me ha denunciado a otro blasfemo, persona que ocupa un cargo. Por lo que a mí incumbe le impondré la multa consabida de las 500 pesetas y propondré al Organismo Superior la destitución del cargo. Asistí ayer a la Bendición de la bandera Nacional en el Ayuntamiento de Villabuena. Resultó una gran fiesta de exaltación patriótica... Me he visto obligado a llamar seriamente la atención a un señor maestro... seguiré vigilando la conducta para castigarle si insiste en su actitud, sin perjuicio de poner el hecho en conocimiento de la Delegación de Falange Española Tradicionalista y de las JONS... He procedido a la destitución inmediata de un juez municipal, cuyo nombre daré más adelante, persona de antecedentes verdaderamente marxistas... He mandado clausurar una taberna en un pueblo de la provincia en la que, al parecer, se reunían elementos sospechosos y de carácter izquierdista... He impuesto una multa de 500 pesetas al blasfemo Cecilio Zabala que, días pasados, fue denunciado por unos soldados...», etc.
El miedo y el oportunismo
Euskadi, convertida en zona nacional, sufre en esta temporada los rigores de un fascismo victorioso, que encarcela y fusila a los vencidos y que tiene la sarcástica osadía de pregonar la magnanimidad de un Caudillo que, con motivo de las Navidades, conmuta 25 penas de muerte para todo el Estado español ocupado. En ese mismo momento se está fusilando a mansalva y se condena a muerte por millares en las cárceles y presidios de la nueva España. El miedo y el instinto de supervivencia, lleva a muchos de los desesperados a apuntarse en el odiado bando de los vencedores. Es el momento de las afiliaciones masivas y se multiplican en la prensa notas muy parecidas a ésta: "Jefatura de Falange Española Tradicionalista y de las Jons de Álava. Ante los reiterados requerimientos de gran número de solicitantes para afiliarse a esta organización de FET y de las JONS y comprendiendo las razones que les asisten por las dificultades de proveerse de las fotografías precisas, que han de acompañar a las solicitudes, vengo a disponer; Queda prorrogado el plazo de admisión hasta el 31 de diciembre. El jefe Provincial. José María Elizagarate". Algunos tienen que hacer méritos para salvar el pellejo. Otros aprovechan para satisfacer su oportunismo. El miedo, la delación, el chivatismo se impone definitivamente en una sociedad que alardea de una honestidad y limpieza que es precisamente su más destacada carencia.
Espectáculos y diversiones
Esta sociedad, montada sobre las coordenadas de la represión y de la vigilancia policial, quiere aparentar además una alegría que no tiene. Las familias destrozadas por el exilio, las cárceles, los fusilamientos que se repiten e intensifican a lo largo de ese mes de diciembre, difícilmente pueden entrar por la oferta de una racionada diversión que se limita a las veladas teatrales con tufo colegial («La verbena de la Paloma» y la zarzuela a troche y moche), un cine censurado y manipulado y algunos actos deportivos, fútbol y pelota, especialmente.
El cine
Las carteleras cinematográficas de los cines de las capitales vascas ofrecen, en estos días, un muestrario bastante pobre, reflejo de la escasez en la que se mueve la distribución nacional de films. Aparecen ya las "superproducciones" alemanas de la UFA, como "El banquero se divierte" etc., algunas películas italianas y escasas americanas, a pesar del gran momento por el que pasa la industria de Hollywood. La famosa "El rey del jazz" se proyecta en Gasteiz y Donostia a primeros del mes de Diciembre del 77.
Es, sobre todo, la producción nacional española la que se prioriza y así se reponen y triunfan "Morena Clara" y "Nobleza baturra".
Un aviso significativo es el del Cinema Español de la Casa Social Católica de Gasteiz que anuncia que "la empresa, con el fin de ver alegradas estas fiestas familiares de Navidad y Año Nuevo, ha contratado numerosas películas TODAS EN ESPAÑOL, que serán del agrado del público, las cuales con su moralidad y alegría llegarán a llenar esas expansiones que hoy, en estos días todos debemos tener. Además, con vuestra asistencia, ayudareis a los sindicatos de FET y de las JONS. "Y para que no se olvide el cercano Frente de Guerra, se multiplican los documentales victoriosos como "Bilbao para España" o uno que se anuncia así "La Liberación de Toledo" ¡Viva España, Viva Franco, Arriba España!
La moral de una sociedad
A propósito de esa moralidad o moralina que se va a imponer a pasos galopantes, (no se olvide que la Junta de Censura Cinematográfica empieza a funcionar en Iruñea en este mes de diciembre de 1937, como pionera de la que pronto se impondrá en toda la España Nacional), recogemos un hecho bien significativo que se produce en Gasteiz en el último día del año 37. Se celebra en Gasteiz un festival patriótico pro—acorazado España (barco hundido por los republicanos), organizado por la Falange. La velada constaba de dos partes. En la primera, el "notable concertista de piano Carlos Arijita", interpretaba un curioso concierto, en el que se mezclaban piezas tan diversas como la rapsodia húngara de Listz y la jota de Larregla, "Viva Navarra". El famoso Arijita, se decía, "es en la actualidad, combatiente voluntario en el frente de Madrid y, aprovechando el permiso concedido por sus superiores viene deleitando al público con su magnífico arte". Se avisaba que "el local estará engalanado con las banderas nacionales y extranjeras de los países simpatizantes con nuestro Glorioso Movimiento Nacional". Pero el plato fuerte era la segunda parte, para la que se anunciaba la "divertidísima película, titulada "Amor y Alegría", interpretada por los graciosos Wheeler Worsey y la malograda Thelma Todd.
Unos días más tarde, el 4 de enero del 38, el "Pensamiento Alavés", arremetía contra el acto en un artículo de primera página.
"Que conste nuestra protesta", se titulaba, y decía: "No queremos dejar pasar un día más, sin hacer constar nuestra enérgica protesta por la película proyectada el viernes 31 en un acto patriótico pro—acorazado España. Nuestra censura se dirige, no a los patrocinadores del acto que, como nosotros, seguramente fueron desagradablemente sorprendidos. Nuestro desagrado se lo manifestamos públicamente a los que tal cinta incluyeron en el programa, causando con ello grave molestia a numerosas personas que, al contribuir con mucho gusto, a una obra patriótica no pensaron jamás toparse, en ninguna parte del programa, con nada desagradable a sus sentimientos. Como anunciadores que fuimos del espectáculo, nos creemos obligados a dar esta explicación a nuestros lectores. Será ésta, la última vez que, trátese de acto que sea y organícelo quienquiera, invitemos a nadie a ningún espectáculo de cuya moralidad estricta no nos hallemos personalmente informados". Se estaba ya a un paso de la férrea censura política y moral que va a imperar en la era de Franco.
El fútbol estaba allí
El balompié (durante algún tiempo se intentaría, incluso, expurgar las palabras extranjerizantes como el futbol), va a convertirse, con permiso de los toros que es la "fiesta", en deporte nacional. La situación, sin embargo, es de total penuria para unos clubs rotos por la guerra (algunos como el Athletic se han quedado sin campo ni patrimonio) y de cuya situación da fe una crónica del 23 de diciembre del 37 en el "Pensamiento" que dice, "parece ser que el vestuario deja bastante que desear: las botas viejas apenas pueden sostener los tacos que en el campo son los sostenedores del jugador y convendría, con la competición oficial a la vista, ir equipando convenientemente a los catorce o quince jugadores que han de formar el futuro y titular equipo del Deportivo Alavés".
Pocas semanas más tarde va a iniciarse una curiosa Copa de las Brigadas de Navarra en la que intervendrán equipos como el Donostia (al que todavía no le han rebautizado con el nombre de Real Sociedad de San Sebastián), Osasuna, Tolosa, Alavés, Logroñés y el Oriamendi que es una mezcla del Barakaldo y el Athletic y que utiliza para sus encuentros el campo de Lasesarre. Estos equipos se han ido enfrentando a lo largo de las últimas semanas del 37 en partidos amistosos. He aquí algunas de las alineaciones. Donostia: Eizagirre, Basarri, Urzelai, Fernando, Daguerresar, Eceiza, Gil, Artola, Kerejeta, Peñita y Ortega. En el Deportivo Alavés juegan: Ituarte, Sarazibar, Mardones, Urkiri, Laugarika, Lasheras, Carazo, Iriondo, Olivares, Barrueta y Elices. En el Osasuna están: Caballero, Aranburu, Cervantes, Etxegoien, Prat, Otxotorena, Elkano, Gastón, Larondo, Eseverri y Setuan. Y en el Oriamendi: Montalban, Zabala, Oceja, Ortuzar Berridi, Cachelo, Olano, Garate, Bata, Mundo y Egía. Como puede verse, aparecen nombres que luego serán famosos en el futbol peninsular, Eizaguirre, Mundo, Elices, Oceja, etc. Unas semanas antes el 28 de noviembre se ha jugado en Vigo el primer partido internacional de la España franquista, brazo en alto minetras se interpreta el himno nacional, ante los hermanos portugueses de Oliveira Salazar. En la selección hay muchos vascos. Juegan: Eizaguirre (el viejo), Ciriaco, Quinconces, Aranaz, Vega, Ipiña, Epi, Gallart, Bergara, Chacho y Vazquez. España pierde por dos uno y por primera vez ante Portugal, con la que multiplicará los duelos a lo largo del franquismo.
Javier Sánchez Erauskin
EL RITO NACIONAL
Saludar con el brazo en alto la bandera y el himno de la Patria, las banderas y los himnos del Movimiento nacional; gritar los vivas y saludos de España: el nombre del Caudillo, el “¡Arriba España!” de la juventud, el eterno “¡Viva España!”; cantar los cantos nacionales, el “Cara al sol”, el “Oriamendi”, el “Himno de la Legión”. Estos deberes del español constituyen el rito nacional. Han de ser cumplidos con alegría, con disciplina, dándole a los actos populares, dentro del entusiasmo, la solemnidad necesaria.
EL NUEVO BILBAO DE LOS VENCEDORES
La industria y las minas funcionaban aportando inapreciable ayuda a las necesidades de la guerra. La Gran Vía bilbaína era un desfilar de boinas rojas, caquis, blancas... El León de Oro (ex Lyon d'Or) reconstruía unas peñas clareadas por las bajas, por las ausencias. Por Somera, combatientes con licencia consumían el turno de los «chiquitos» y cantaban «Por el río Nervión...».
El haber llevado el Ministerio de Industria a la capital de Bizkaia era motivo de movimiento de funcionarios, de empresarios, que después llenaban el comedor de Luciano o de Víctor. Buen número de familias catalanas habían elegido Bilbo por esa afinidad que ha existido siempre entre catalanes y vascos.
No obstante, las huellas de la guerra civil eran más sensibles en las poblaciones que habían pasado por dos dominios y sentido en su propia carne el choque de «los dos entusiasmos», con su alternancia en las decepciones y en los dramas.
La donairosa pluma de don José María Pemán se había endurecido poco antes en un artículo escrito en el Hotel Torróntegui bilbaíno, en el que anunciaba la celebración de la primera misa oficiada tras de la liberación de la ciudad vasca. El escrito se titulaba «Misa de verdad», y entre otras cosas decía:
"Después de unos meses de infernal contubernio, de satánica mezcolanza sacrílega de una misa cotizada en el mercado de la hipocresía internacional y de las credulidades humanas, Bilbao va a tener una misa de verdad...».
Y después de la misa, Bilbo inició su nueva vida. Los periódicos iban apareciendo. «Hierro», órgano de Falange, salió el 5 de julio; «La Gaceta del Norte» reapareció el 7, y después lo hizo «El Correo Español». Toda una tarea urgente de ilustración y de formación se imponía a unas masas que, como en todas las ciudades liberadas, se dividían grosso modo en tres grupos: los simpatizantes del Movimiento, que habían acogido a las tropas en son de salvadores; los neutros, que estaban tan distantes del fascismo como del comunismo y para quienes la guerra había significado bombardeos, escasez y riesgos, recibían a los vencedores pensando ante todo en el alivio que les daba el final de aquellos azotes. Por último estaban los desafectos que no habían podido huir, los comprometidos en mayor o menor grado. Para todos éstos la situación era de temerosa expectativa, ante las medidas del ocupante.
Divididos en estas tres actitudes, las reacciones populares no eran unánimes. Y si al paso de las tropas unos se apresuraban a alzar el brazo y dar gritos patrióticos, no era extraño ver a otros que eludían su presencia. La boina, tan consustancial con los bilbaínos, había desaparecido de muchas cabezas, en evitación de tener que ser quitada ante personas o símbolos. Catorce mil prisioneros capturados en Bilbo representaban la inquietud de otras tantas familias.
Las páginas de los periódicos se preocupaban de informar acerca de la legislación del Nuevo Estado, de los 26 puntos de Falange y de la prohibición de exportar y atesorar plata. Una sección de «identificación y control» publicaba largas listas de solicitantes del carnet de Falange en convocatoria para aclarar detalles personales y ampliar informes. Las consignas de «Hablar en castellano», «Todo español saluda siempre con el brazo en alto» y «¡Acatamiento y respeto al himno nacional!» aparecían con reiteración. Otros avisos exhibían normas para la recuperación de muebles y enseres, para el canje de billetes o para acogerse a la ayuda de Auxilio Social en sus comedores.
La publicidad impresa ofrecía «boinas de todos los colores» o discos con «todos los himnos» para la gramola. Las esquelas del Marítimo o de la Bilbaína invitaban a exequias por los socios ejecutados en el Cabo Quilates o en el Altuna Mendi. Simultáneamente aparecían los edictos del «auditor de Guerra del Ejército de Ocupación y en su nombre el Juez Militar n° 7», convocando largas listas de personas a quienes «de no comparecer, les pararía el perjuicio a que hubiere lugar». También eran abundantes las relaciones de personas afectas por el «embargo de bienes», relaciones en las que podían leerse conocidísimos apellidos de raigambre vasca. Después se iniciaría la recensión diaria de los consejos de guerra.
Rafael Abella
«La vida cotidiana durante la guerra civil»
Editorial Planeta
LA SANSESTABIÉN FACHA DEL 38
San Sebastián fue el más brillante exponente de la vida de la retaguardia. A fines de 1938, la ciudad era un hervidero archipoblado. A través de él se producía el paso de todos los entrantes en la zona nacional, lo que daba lugar a los más inopinados encuentros.
Al barrio de Gros llegaron a llamarle la «Barceloneta», pues allí es donde se albergaban casi todos los catalanes después de haber pasado por el Príncipe de Savoya. En el deambular por la Avenida, lo mismo se podía encontrar a Pedro Chicote que a Paulino Uzcudun, a Conchita Piquer que a Juan de Landa. En la Raga y en el Madrid se luchaba por una mesa tanto como en Juan Mari o en Pauli. Las “barras», igual la del bar Basque que la del Xauen, tenían opositores en lista de espera, aguardando para “romper el frente», que era como se llamaba entonces a alcanzar la primer fila.
Los hábitos matritenses se habían trasplantado a la Bella Easo en muchos aspectos. En el Choko revivían las peñas taurinas del Regina, y por allí recalaba Marcial Lalanda, o Curro Caro de vuelta de una corrida en Dax o de un festival en Vitoria.
Cerca del final de la guerra, durante un ermiso, entré una noche a tomar un café. Sentado entre un pequeño grupo de amigos estaba un hombre menudo que hablaba con vehemencia y definía con acre humor: era Enrique Jardiel Poncela. Aquella ciudad cosmopolita vivía en plena kermesse: era la quintaesencia de una retaguardia divertida y alegre, engrosada por refugiados y refugiadas sedientos de compensar penalidades y tragedias, y que cumplía yendo a oír misa al Buen Pastor en perdón de sus pecados, y haciendo lo más amable posible este valle de lágrimas, que en aquel entonces lo era en lo más hondo de su acepción.
Lo que en San Sebastián era bullicio, en Pamplona era austeridad, acogedora austeridad, turbada por algún que otro alboroto nocturno, que reservaba sus manifestaciones de júbilo para conmemorar los fastos de una guerra profundamente sentida.
Rafael Abella
«La vida cotidiana durante la guerra civil»
Editorial Planeta
Y EL FRENTE DE TERUEL, AL FONDO
A primeros de diciembre la comarca de Sigüenza empezó a ser punto de concentración de tropas, de artillería y de pertrechos en un movimiento impresionante y delator de las vísperas de ataque y de la zona elegida para asestar el golpe. Pero un día –el 15 de diciembre- el parte de guerra del Cuartel General mencionó una ofensiva republicana en las inmediaciones de Teruel. Y toda aquella potente concentración militar hubo de ponerse en marcha para contener un ataque que turbaba los planes establecidos.
El invierno de 1937 fue crudísimo, glacial. La sorpresa de Teruel llevó la guerra a un terreno difícil y de temible climatología. La capital aragonesa había quedado cercada por las fuerzas republicanas, pero el contraataque nacional se acercaba con ahínco para liberar a los sitiados. El día 1 de enero las tropas de socorro ocuparon La Muela y Concud. Estaban a punto de enlazar con los asediados. Los periódicos se apresuraron a anunciar: «Las gloriosas tropas españolas coronaron ayer tarde su marcha triunfal levantando el cerco de Teruel». El parte del día 1 indicaba: «Ha sido levantado el cerco de Teruel». El Diario de Burgos exponía en primera plana:
«La gran victoria de Teruel». Era una explosión de optimismo inducido por la inminencia del contacto y por el deseo de levantar un asedio que empezaba a ser angustioso. La realidad era que una terrible tormenta de nieve había hecho bajar el termómetro a 18º bajo cero. En aquellas penosísimas condiciones, el avance se detuvo a las mismas puertas de la ciudad. El enlace con los sitiados no llegaría a producirse. El día 7 de enero Teruel hubo de rendirse.
La pérdida de la capital hizo recaer sobre el coronel Rey d'Harcourt —autoridad militar de la plaza— la responsabilidad de la rendición. Así se entró en 1938, que sería el II año Triunfal. El día 15 de enero los periódicos aún escribían: «En las ruinas de Teruel, un grupo de valientes siguen defendiendo el honor de España». Y las operaciones para reconquistar lo perdido continuaron obstinadamente, en dura batalla de desgaste. El 22 de febrero Teruel era recuperado. De resultas de este sangriento episodio guerrero, la capital aragonesa quedó completamente destruida.
Tuvo que ser terrible lo que aguantaron nuestros mayores en aquellos años de plomo.
Como se relata, una parte de la sociedad colaboró entusiasticamente con los genocidas para ganar prebendas, quedarse con los bienes del vecino o simplemente medrar.
Recuerdo en los 60 el pánico que había de criticar al "régimen" en público, ya que estaba implementadatoda una red de chivatos dispuestos a venderte a la policía asesina y torturadora franquista.
Toda aquel magma de colaboracionistas y cobardes es lo que ha germinado en una clase política corrupta en la que el franquismo sociológico está fuertemente instalado, lo mismo que en la sociedad que vota a Rajoy o se abstiene yq ue condena unas violencias y calla con cobardía ante otras.
Por ejemplo al President Puigdemont le ha amenazado de muerte algún nacionalista español y a Tardá le insultan por la calle por "separatista".
La corrupta prensa española calla mientras vocifera por una pelea de bar.
No pueden cambiar, son así y punto.
Ninguna esperanza con esta gente.
Publicado por: CAUSTICO | 10/18/2016 en 07:55 a.m.