FEDERICO DE ZABALA (Senador) (09.11.1977)
En el proyecto de preautonomía aprobado por la Asamblea de parlamentarios vascos, y que ha sido presentado al Gobierno, se solicita que el actual Concierto Económico con Álava, cuya vigencia subsistirá íntegramente, recuperará su tradicional figura de "Concierto Económico con las Vascongadas", que fue mutilado al ser abolido para Guipúzcoa y Vizcaya por el Decreto-Ley de 23 de junio de 1937, como castigo a dichas regiones vascas, incorporándose estas últimas al mismo sobre las justas bases económicas que, de común acuerdo, determinen las oportunas Comisiones Mixtas del Gobierno y de las respectivas Diputaciones Forales.
La supresión del Concierto Económico para Guipúzcoa y Vizcaya en 1937, aparte de la injusticia cometida, tiene una gran transcendencia por ser la consumación del proceso abolitorio de los Fueros abierto en 1839.
Hoy en día, el régimen de los Conciertos Económicos es atacado por la derecha centralista y por ciertas fuerzas de la izquierda. Aquellas, por considerarlo como un privilegio; éstas, por estimar que dicho sistema, en el orden tributario, puede favorecer a la oligarquía. Ambas corrientes de opinión se conjugan completándose perfectamente, dando así al sistema de los Conciertos una imagen odiosa.
Creemos que estos juicios se han hecho sin haber realizado un estudio profundo de lo que son los Conciertos Económicos.
Los Conciertos Económicos tienen un claro entronque foral. Este entronque con los Fueros es doble; desde el punto de vista formal y desde su aspecto sustantivo.
En el aspecto formal, los Conciertos Económicos tienen su origen en la Ley de 21 de julio de 1876, que propiamente no es una ley abolitoria, sino reformadora de los fueros. De ahí el que los Conciertos sean el último resto, reformado, del régimen político vasco. Por consiguiente, no son un privilegio; son un derecho, como los Fueros mismos.
El carácter foral de los Conciertos que a través de casi un siglo se han sucedido, se manifiesta especialmente en ser eso: conciertos, pactos, convenios, entre el Gobierno y las Diputaciones vascas, sin intervención alguna de las Cortes, como el directo pacto con la Corona en el régimen foral.
Pero, como antes hemos indicado, el carácter foral de los Conciertos no está solamente en la forma. Su contenido, su sustantividad, tiene un carácter netamente foral.
Dos son los elementos que caracterizan a los Conciertos: el sistema de encabezamiento o cupo y la soberanía fiscal en los impuestos concertados.
El encabezamiento, cupo y cantidad alzada, ha tenido en las cuatro regiones vascas de Euzkadi sur una gran tradición bajo el régimen político vasco. La parte contributiva que las diversas tierras vascas pagaban a la Corona se hallaban todas ellas encabezadas. Así, las alcabalas en Guipúzcoa, cuya cantidad se fijó en tiempos de Juana la Loca; "el pedido tasado" que Vizcaya pagaba a su señor; la alcabada en Álava, también tasada, o los servicios, llamados "donativos" de Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, que consistían en una cantidad alzada de carácter voluntario.
En los graves momentos que se siguieron a la Ley de 21 de julio de 1876, las Diputaciones forales trataron de negociar con el Gobierno sobre la base de un donativo o servicio foral. En realidad esto es a lo que se llegó en 1878 al pactarse por las Diputaciones vascas y el Gobierno el primer Concierto económico, como antes, en 1841, lo había hecho Navarra. Por dicho pacto se concertaron diversos impuestos por los que habían de pagar una cantidad fija o cupo, y se reconocía a las Diputaciones plenas facultades para el establecimiento, regulación y administración de los impuestos, así como la potestad de poder crear otros nuevos, y extendiendo sus atribuciones a todo el régimen económico de los municipios vascos.
Estas facultades van a ser desarrolladas en los sucesivos Conciertos. Así, en el tercer Concierto económico, año 1894, se reconoce "una vez más —dice textualmente— la independencia económica y administrativa de que las Diputaciones de las tres provincias gozaron casi constantemente".
El límite de esta independencia económica lo establece el Concierto de 1906 en los pactos internacionales celebrados por España con las potencias extranjeras. En el Concierto de 1925, el que se hallaba en vigor en el año 1937, se reconocía la subsistencia dé esta soberanía fiscal.
Los Conciertos económicos no son, pues, una mera concesión político-administrativa. Son un derecho, una parte del derecho foral. Como los Fueros mismos, originan una soberanía fiscal, último resto de la soberanía foral, circunscrito al ámbito tributario.
En cuanto al alcance social del sistema tributario de los Conciertos dependerán, como en todo otro sistema, de la filosofía del partido o partidos políticos que lo realicen desde el Gobierno.
Creemos que uno de los aciertos principales del proyecto preautonómico de la Asamblea de Parlamentarios Vascos es la inclusión del régimen de Conciertos económicos para Vizcaya y Guipúzcoa, que antes lo tuvieron y que todavía lo conservan Navarra y Álava, con lo que las cuatro regiones vascas quedarán igualadas en su sistema fiscal.
Pero ante todo existe un deber de reparación, por habérsenos arrebatado, como penalización a todo un pueblo, un derecho. Se pretende una reconciliación, más para ello no es suficiente una reconciliación de los ciudadanos; es precisa la reconciliación de los pueblos. El R.D. de 30 de octubre de 1976 que deroga el Decreto-Ley de 23 de junio de 1937, no nos devuelve el Concierto económico. Se deroga la norma punitiva, pero la pena subsiste. Nosotros, en este momento reclamamos la supresión de la pena, que implica la devolución de nuestro derecho.
Esperemos que el concierto económico sirva también para disponer más medios para que los ancianos vascos estén mejor atenbdidos.
Según se publicaba ayer ayer en prensa la situación en las residencias conecertadas de Bizkaia es terrorífica, con carencias como falta de pañles, toallitas o agujas abandono de los ancianos por falta de personal, antes y durante la huelga.45 minutos se tarda en atender aun anciano que se cae, segun la prensa.
Ello sumado al cada vez mayor número de personas mayores desnutridas entre las que ingresan en hospitales vascos dejaría en evidencia que detrás de la Euskadi hipermoderna de museos, trenes carísimos y tal y tal existe un cuadro tercermundista que no debe ser ocultado, sino solucioando ya.
Publicado por: CAUSTICO | 02/23/2017 en 07:27 a.m.