“Siento que me conseguí con una celda mucho más grande”, dijo, al observar que se reencuentra con un “país destruido”. Tiene régimen de presentación cada 15 días.
Gerardo Carrero tuvo que esperar dos años y siete meses para vivir lo que todas las noches soñaba en “La Tumba” y en el Helicoide del Sebin: volver a la quinta Carolina, su casa de la urbanización Los Naranjos en San Cristóbal. Lo hizo a las 4:56 p.m. de este sábado, después de que ocho camionetas de inteligencia lo esperaran en el aeropuerto de La Fría y de que le desviaran sus maletas hasta Santo Domingo. Llegó sin equipaje a abrazar a los suyos, a llorar, a reír, a hacerse fotos y dar un discurso a los amigos que lo esperaban.
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