Pedro de Basaldúa
La Oficina de Prensa de la Embajada de España en Chile, ha publicado y difundido profusamente un folleto inmundo titulado "Vasconia, bajó la opresión Rojo-Separatista". Es un arma similar a la que recientemente vimos esgrimir con tan poco éxito como falta de escrúpulos, en los pasillos de la NU.
Allí también, a fin de conmover la sensibilidad de los Delegados que habían de juzgar y condenar al régimen franquista, recurrieron al triste procedimiento de enfangarse en las miserias y crueldades de la guerra por ellos desencadenada. Con torpes afanes propios de buitre o cuervo, fueron exhibiendo en libros y folletos centenares de figuras con mueca horripilante, cadáveres monstruosamente despedazados, y aun miembros sueltos como aquellos que durante la guerra africana mostraban orgullosos los soldados del Tercio Extranjero mandados por Franco.
Parecía lógico que el franquismo se defendiera mostrando la bondad de su obra, las ventajas, el progreso y el bienestar llevado al pueblo. El franquismo, sin embargo ha preferido reavivar el drama, atizar el dolor, desenterrar los muertos y salpicar una vez más al mundo con sangre y lágrimas. Ese agitar el crimen y las pasiones responde indudablemente al clima de perversión moral del régimen tambaleante.
La Embajada de España en Chile, en el folleto citado, se ha lanzado también a esa labor lamentable de profanar tumbas. Hubiéramos preferido que la Embajada Española aprovechara ese trabajo para decirnos por qué en España se conculca el derecho natural; por qué el Estado se incautó, sin indemnización, de bienes particulares y de la prensa; por qué no hay libertad de asociación, de trabajo ni de movimiento; por qué continúan millares de personas desterradas en el exterior y en el interior; por qué la existencia de un partido único que todo lo controla y usurpa; por qué la obligatoriedad de asistir a actos y manifestaciones; por qué el privilegio que disfrutan los miembros de la División Azul y por qué los discursos ininterrumpidos de Franco en favor del Eje y sus cartas de adhesión a la persona, obra e ideología de Mussolini y de Hitler? Al pueblo chileno hubiera agradado más una respuesta a ese interrogatorio que no el triste oficio de enterrador que la Embajada se ha impuesto.
No son fotografías lo que exhibe el folleto aludido. Se limita la Oficina de Prensa de la Embajada Española a publicar una extensa relación de las personas que perecieron en "once meses bajo la opresión rojo-separatista". Se vale para ello, y así lo declara, de datos tomados del libro "La persecución roja en el País Vasco", original del Doctor José Echandia, presbítero según afirman. Mal servicio presta éste a su condición sacerdotal por el desprecio y desaprensión con que está confeccionada la estadística y aun por esas coplas absurdas que el autor dice haber recitado en voz alta por mandato expreso de los traviesos milicianos. Quien crea en esa ridiculez dispuesto estará a comulgar con ruedas de molino y a confiar en la buena fe del franquismo. Tal su inocencia y tontera.
El folleto distribuye así el total de víctimas en el País Vasco: 440 habitantes de Vizcaya, 281 de Guipúzcoa, 42 de Álava, 67 de vecindad no determinada y 17 de oirás procedencias que se encontraban accidentalmente en tierra vasca.
Obsérvese esta última cifra de 17. Es harto significativa por cuanto en ese verano de 1936, en el momento de la sublevación moruna-franquista, había en Euzkadi y sobre todo en la costa vasca, más de 100.000 veraneantes extraños al País, monárquicos en su mayoría y conspiradores activos muchos de ellos.
El profanador de tumbas, en afán perverso de3 acumular víctimas, no se ha parado en barras. Y ha desenterrado incluso a quienes reposaban en tierra santa desde el año 1934, es decir dos años antes de iniciarse la guerra civil. Tal sucede con los señores Oreja Elosegui y Dagoberto Rezusta.
Y carga a la “persecución roja en el País Vasco”, a quien fue muerto en Linares, a quienes intentaron evadirse al campo enemigo, con armas muchos de ellos, y murieron en las trincheras, a quienes fallecieron en el Hotel María Cristina en donde, después de faltar a la palabra empeñada, se habían hecho fuertes y disparaban sobre la multitud, a los que perdieron la vida por incidencia de la guerra, victimas algunos de ellos, de los bombardeos que efectuaban sobre la población civil la aviación alemana e italiana.
E incluso a los jefes militares que apareciendo como leales a las autoridades republicanas, conspiraban y estaban en inteligencia con las fuerzas franquistas, como Anglada, del Oso, Ichaso, Murga, Velardo, Ausin, Quiroga. Pérez, ect. Todos ellos juzgados en Consejo de Guerra, con las formalidades propias del caso y fusilados por sentencia, Y más aún. Incluye en esa relación como si se tratara de vulgares crímenes, la muerte de Guillermo Wakonigg Hummer, cónsul austríaco y representante alemán, espía ya en la guerra de 1914, a quien se sorprendió en flagrante servicio de espionaje, portador de documentos en los que se señalaban puntos vulnerables de la resistencia vasca a fin de que fueran bombardeados por la "Legión Cóndor” y la muerte del cónsul de Paraguay, conspirador y espía convicto, Federico Martínez Arias. Ambos fueron fusilados por sentencia de los Tribunales cumplidos los requisitos y garantías adecuados.
Destacada la falta de seriedad al hacer aparecer en esa relación hasta sesenta nombres de personas desaparecidas o muertas en circunstancias que el propio autor dice ignorar.
Esa falta de información nos lleva a colaborar desinteresadamente con la Oficina de Prensa de la Embajada de España en Chile. Su ignorancia les ha llevado a no incluir en la relación comentada a mayor número de víctimas, por ejemplo, a los alemanes Lothar Gudde y Wolfgang von Eynatten, próximo pariente éste de von Papen, fusilados por sentencia de Tribunal al haber sido hechos prisioneros con las armas en la mano en el frente de Ochandiano. A los aviadores y técnicos ¡también alemanes! que por error penetraron en nuestras líneas y fueron baleados al intentar huir; a los aviadores de la "Legión Cóndor” que al ser derribados de sus aviones y arrojados en paracaídas hicieron fuego sobre el pueblo excitado.
Pero no es esa la más preciada colaboración que brindamos a la Embajada Española. Demos por supuesto, y es mucho suponer, que la relación por ella presentada fuera cierta. Como en ella están incluidas hasta las victimas de Octubre de 1934 y como Bilbao cayó en junio de 1937, podemos decir que en 32 meses hubo 847 víctimas de lo que se llama "persecución rojo-separatista. ¿Qué sucedió en el País Vasco bajo el signo liberador de Franco? He aquí mi colaboración, aun cuando ciertamente la pida de prestado a uno de los gerifaltes del movimiento salvador.
El escritor Giménez Caballero, del Consejo de Falange, resume así la "liberación" de Bilbao, en "La Voz de España".
"En un medio económico abundoso por su organización donde no era dado especular políticamente con la desesperación de las gentes que crea la miseria; mundo, además en el que se actúa generalmente puesta la fe en Dios y en sus destinos, al entrar nuestras columnas rescatadoras, que Dios guía, no tenían para que actuar con el ímpetu justiciero y purificador que en Badajoz y en Málaga, ciudades en que la situación era propicia a que quedara organizada contra nosotros la hostilidad. Con todo, también ha sido indispensable en la exvinta villa, en Bilbao, el expurgo post-victoria, la limpieza, la depuración; que no en balde, aunque fuera a flor de tierra, prendió la planta venenosa del marismo, con su intento natural el separatismo. Pero no excusado este deber NI OITIDO su cumplimiento, estoy seguro de que no llegan a MIL LAS EXISTENCIAS ELIMINADAS EN UN MES casi podría afirmar que no pasan de ochocientas.
Es decir que las fuerzas franquistas cometieron en Bilbao, en la capital tan solo, durante un mes, más crímenes que los cometidos por los “rojo-separatistas” en todo el país y durante 32 meses.
Pero, ¿y que sucedió en Navarra y Álava durante ese tiempo, bajo el gobierno franquista?
Cedamos la palabra al Obispo de Vitoria, Mons. Mateo Mugica. Se refiere a la reunión celebrada en el Palacio de Vitoria, juntamente con el Obispo de Pamplona, Mons. Olaechea, hoy Arzobispo de Valencia, y el Cardenal Primado Mons. Gomá. La convocatoria había sido hecha por este Prelado para tratar de la ola de crímenes que se llevabna a cabo en Navarra por parte de los “cruzados”. Estando reunidos, se presentó un capitán del ejército de Franco, persona seria y de responsabilidad, que por su cargo tenía una información exacta de los hechos. El cardenal Gomá le preguntó:
“-¿Pero será posible que solamente en Álava y Navarra, se hayan asesinado siete mil personas?.
-Bastantes más, señor cardenal, bastantes más- contestó el capitán franquista, sin querer precisar la cifra de los muertos, porque sólo su recuerdo le avergonzaba”.
¿Para qué incluir otros documentos de los muchos que obran en nuestro poder? Con lo expuesto basta para que la Oficina de Prensa de la Embajada de España, se decida a incluirlo en una futura segunda edición a manera de epílogo. ¡Como son tan sinceros y obran con tanta buena fe!.
Marzo de 1947 (Revista Euzkadi)
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