Nunca como ahora el pueblo vasco se ha sentido más unido en el amor a su tierra, a la democracia, al derecho y a la libertad.
Regresó de Europa después de varios meses de estada en aquel continente el Delegado Vasco en la Argentina señor Pedro de BasaIdúa, quien, como ya informamos oportunamente, asistió al Congreso Mundial Vasco de París, interviniendo activamente en el misino y presidiendo las deliberaciones de la Sección "Los vascos en el mundo”.
Hemos interrogado al viajero acerca de sus impresiones en relación con la actividad vasca democrática, tanto en el propio país vasco como en el ámbito universal. La nota dominante en el citado Congreso y en otros ambientes donde actúan los vascos es, según el señor Basaldúa, quien confirma así otras impresiones, una profunda unidad de los vascos de sentimientos e ideales democráticos.
—No se trata —nos dice al respecto— de una coincidencia pasajera de quienes se hallan frente al régimen que sojuzga el país; es una coincidencia del pueblo entero, de hombres de todas las agrupaciones políticas y sindicales, en la pugna por la libertad enfrente del régimen que la niega y cohíbe. Nuestro pueblo, a los veinte años dictadura, sigue siendo democrático, tal vez más decididamente democrático que en los años anteriores al franquismo. Solo una pequeña minoría está plegada al régimen imperante por conveniencias personales o de grupo principalmente.
Se han dejado de lado las ideas particulares para dar paso al amor al país y su derecho y a la libertad en general. Esto es lo que más claramente he podido percibir " oyendo a unos y a otros en París y hablando con ello indistintamente. Algunos de los discursos pronunciados en el Congreso Mundial Vasco sobre los principios de la libertad resultaron profundamente emocionantes.
—Esta actitud general —preguntamos al señor Basaldúa— ¿no la percibirá el franquismo,
—Yo creo que sí —nos responde—; pero ante su amplitud se siente imponente en cierto modo. Hay mucha gente que ya no recata su repugnancia ante el régimen dictatorial y la exhibe incluso en unas formas de las que hace aun pocos años se cuidaba mucho. La gente está convencida de que el régimen franquista se halla acaso en su última etapa y tal creencia no puede por menos de reflejarse en su conducta.
—¿Cuáles son las formas o expresiones de esa conducta antifranquista?
—Muchas, según he podido informarme. Una de ellas, por ejemplo, consiste en que no se disimula la hostilidad contra los falangistas y franquistas, notorios por su figuración, y otra en que va desapareciendo el temor a aparecer como contrario al régimen.
—¿Y en cuanto a la actitud del clero? — le interrogamos.
—A propósito del clero vasco, me parece conveniente aclarar que en el Congreso de París ningún partido político hizo la menor crítica formal. Es inexacta una versión que se divulgó, según la cual un partido formuló una crítica en dicho sentido. Por el contrario, el Presidente Aguirre hizo un caluroso elogio del comportamiento del clero y de su fidelidad a los derechos del pueblo, y sus palabras fueren aplaudidas entusiastamente por todos los asistentes al Congreso sin excepción. El canónigo don Alberto Onaindia se expresó en parecidos términos, añadiendo que existen hoy en toda España muchos curas que coinciden con el clero vasco y aun le secundan en su obra de adhesión al pueblo en el reclamo de sus derechos y en su ansia de justicia.
Nuestras curas sienten los sufrimientos del pueblo y le ayudan a sostenerse. Su tarea en lo que respecta a la propagación de la lengua vasca y la revasquización general es realmente admirable. Puede decirse que hoy los curas "dictatoriales" son la excepción en Euzkadi. CIaro, que hay que hacer siempre una distinción en esta cuestión entre clero y jerarquía. Aquel, que es el que está en contacto constante con el pueblo, padeciendo sus penas y viviendo sus preocupaciones, le comprenden, le ayuda y le conforta. El clero vasco no está con el franquismo y el de España en general se le está enajenando cada vez más.
—¿Y la opinión de Europa sobre el caso de España?
—En Europa (Francia. Alemania, Inglaterra, Dinamarca e Italia, que son los países que he visitado, se piensa que el franquismo es una anormalidad en proceso de desaparición. Lo más benigno que se opina sobre él es que se trata de un absurdo o de una morbosidad. No se determina cuándo ni cómo exactamente será liquidado, pero sí que su liquidación es inevitable. Es como un cuerpo extraño en la corriente de ideas y tendencias que existen en Europa. Se cree que si todavía subsiste, ello se debe a situaciones ambiguas de la política internacional que al fin habrán de desvirtuarse.
-Entonces es usted optimista?
-Creo que hay que serlo incluso por reflexión. Pero no se trata aquí de un optimismo superficial que solo se alimenta de hechos presentes o inminentes sino también de perspectivas amplias aunque no sean inmediatas. Desde un punto de vista histórico puede decirse que el pueblo vasco, después de esta terrible prueba, se siente más vasco y más demócrata que en ninguna otra época contemporánea. Y también –esto es asimismo del mayor interés- con las enseñanzas de la guerra y el sojuzgamiento comprende como nunca sus obligaciones solidarias para con todo el mundo y, desde luego en lo que respecta a la España democrática con la que hubo de luchar conjuntamente en una de coyunturas más terribles.
-¿Qué nos dice sobre la actuación del Gobierno de Euzkadi?
-El Gobierno de Euzkadi es considerado por todos los vascos demócratas como el instrumento más eficaz e insustituible para la empresa de la liberación del pueblo. Con esto queda dicho lo que suponen su actuación y su significación en esta hora histórica.
Euzko Deya, Nº 488 (30 de enero de 1957)
¡Qué iluso era Basaldua! Me gustaría haber visto la cara de este hombre cuando pocos años después Eisenhower visitaba Madrid y se abrazaba con Franco. ¡Pobre hombre!
Publicado por: Señor Negro | 08/08/2017 en 10:53 a.m.