Octubre 30 de 1964
Guernica, la ciudad santa de los vascos y símbolo de Libertad desde siglos atrás, fue bombardeada y arrasada por la aviación nazi al servicio del general Franco e una operación que costó la vida a tres mil pacíficos ciudadanos, incluidos ancianos, mujeres y niños.
Ante el clamor y horror del mundo libre, los autores del acto trataron de salvar su responsabilidad acusando a los vascos, sus inocentes víctimas, de haber cometido tamaño acto de barbarie.
Así, a la agresión despiadada a una ciudad abierta, siguió la calumnia y la difamación de un pueblo que luchaba hasta el heroísmo por mantener los principios de libertad y democracia contra la invasión totalitaria.
No obstante haber sido vencidos en el campo de batalla, Guernica continuó siendo para los vascos el símbolo de sus anhelos seculares, el relicario de su historia y tradición, valorado desde entonces con el sacrificio y la sangre de millares de sus hijos.
Sin tener en cuenta ese hecho trágico y doloroso del pueblo vasco, olvidando sus instintivos anhelos seculares y el cercenamiento de sus libertades, el régimen imperante celebró un acto el 12 de Octubre precisamente en Guernica, cubierto con ropaje americanista y comprometiendo la presencia de los representantes de los pueblos de este continente. Pareciera que buscaran complicidad y el escarnio. Olvidaron, además, que la independencia y vida política de los mismos fue forjada por San Martin, Bolívar y otros muchos de sus hijos a impulsos de su histórica vocación de libertad.
Por todo ello los vascos repudiamos con la mayor energía este acto celebrado a la sombra del Árbol del Guernica, considerando haber sido profanado e injuriado torpemente en su simbolismo histórico de libertad.
Buenos Aires, 14 de octubre de 1964
PEDRO DE BASALDUA
Delegado en la Argentina del Gobierno
Vasco en el exilio
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