Siempre que el diario DEIA produce colecciones interesantes las recojo y encuaderno con mucha ilusión, no para mí, sino para mandárselas a mis nietos y biznietos de Maracaibo. Una forma de hacer patria y que la diáspora no pierda sus raíces. ¡Como Israel!
La colección de Barandiarán, ¡bellísima!, se la mandé a Mikel Mandaluniz, biznieto de José Mandaluniz, y escribí sobre José Miguel Barandiarán a quien traté cuando vivía en Zara y que DEIA publicó el domingo 15 de setiembre de 1991 en «Colaboraciones» con el título de «Perfiles de tiempo».
Cuando empezó los «100 años del Athletic» con qué ilusión y alegría conseguí la carpeta, regalo de Asier Petralanda, y empecé a coleccionar las bellas fichas cada día, con qué emoción esperé el año 1929 y 30 y de otros días... ¡Y nada! Sólo en el tiempo 1928-1929 y luego en el
1934-35 aparece su nombre entre los goleadores. ¡Ni una sola foto, ni una sola referencia sobre él!. Durante la temporada anterior a la guerra jugó en un club de Barcelona.
En plena guerra se celebró en Bilbao un partido histórico, organizado por «Eusko Gudarostea» y «Eusko Ekintza», se jugó un partido para la compra del avión «Euzkadi», con una asistencia multitudinaria, presidido por José Antonio Aguirre, quien entregó la Copa al equipo vencedor, cuyo capitán era José de Mandaluniz. El beneficio económico fue grande. José estaba integrado a un batallón de Gudaris hasta que fue hecho prisionero en Laredo.
Cuando cayó prisionero en Laredo se salvó de ser fusilado por la ayuda de un militar de alto rango, que fue directivo del equipo cuando jugaba en Barcelona.
Liberado de Laredo, jugador del Alavés, llega a Iparralde en una aventura digna de ser narrada por Enerts Hemingway; que describo íntegramente en «Polixene. Crónicas de amama».
Jugó en Laussane, Suiza, ganando Copa y Liga y gozando de un gran renombre. Rouen, París en Rex Star, Racing Club y en Lorient y luego en Rouen como entrenador.
En el año 1949 Fidel Rotaeche le consigue un contrato como entrenador del Athletic de Bilbao.
Felices del regreso, y justo cuando sufríamos un grave accidente familiar, el Athletic recibe un telegrama del general franquista Moscardó que decía: «Destituyan inmediatamente a Mandaluniz como entrenador del Athletic».
Rouan lo reclama inmediatamente como entrenador, con un buen contrato.
Más tarde en Venezuela organiza el equipo del Centro Vasco. Su hijo Joseba destaca en el fútbol y cuando iba a ser nombrado «atleta del año» sufre una terrible desgracia. El hijo de Joseba, Ybai, se destaca también como futbolista y acaba de tener un hijo que se llama Mikel Mandaluniz.
Un ordenador o algún sistema moderno sofisticado debe de seleccionar las fotos que formarán la bella colección de «100 años del Athletic» y hacen que no pueda mandar ni una sola foto de su bisabuelo futbolista, hombre bueno que dejó honda huella en todos los que le conocieron. ¿O será alguna mano negra porque le molesta su trayectoria de puro abertzale?
En la página 317 de «Polixene. Crónicas de amama» digo: «Reflexionando sobre los acontecimientos de nuestra vida pienso en la hermosa fraternidad que produce la afición pura del fútbol» y pido a Jainkoa se extienda a los círculos informativos de Euzkadi, y la inmensa energía que irradia el Athletic sobre tantos que lo aman, se utilice para la paz y el amor.
Potíxene Trubudua de Mandaluniz
DEIA (5 de Marzo, 1998)
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