LA OBRA DE G. STEER
A "Ediciones Gudari" de Caracas, corresponde el alto mérito de haber difundido vertida al castellano por vez primera, la gran obra del escritor y periodista británico George Lowter STEER, aparecida en Londres en 1938 bajo el título "THE TREE OF GUERNICA. Estudio fiel de la guerra moderna". Es un relato cronológico y detallado de la guerra vivida por el pueblo vasco durante ese período trágico que abarca de julio 1936 a finales de 1937. Un relato verídico y objetivo pleno de emoción y sinceridad escrito por el hábil corresponsal del diario "The Times", presente en el campo de batalla, testigo y observador audaz de los acontecimientos de aquellas jornadas históricas.
Su presencia en ambas zonas en lucha le permitió calar hondo en la raíz y entraña del contenido y significado de la guerra. De ahí en merito de la caloración de los hechos. Su conocimiento y ponderado juicio lo convirtieron en testimonio excepcional.
Quienes tuvimos la suerte de conocer y tratar a Steer, de acompañarlo en su arriesgada misión en horas aciagas pero heroicas, sabemos de su ética profesional, de su carácter y entereza, de su hombría de bien. Y sabemos también cómo al contacto íntimo y despreocupado con nuestro pueblo, participando libremente en sus inquietudes y sacrificios, surgió en él un sentimiento de sincera admiración, de amistad y afecto entrañable. Esos sentimientos, sin embargo, no hicieron flaquear la objetividad de su juicio.
No estamos habituados los vascos a que se nos juzgue con imparcialidad. Y mucho menos en éste último cuarto de siglo de nuestra milenaria historia. Steer es una excepción. Sinceramente estimamos que, ningún crítico o historiador podrá indagar el pasado reciente de Euzkadi, y mucho menos la guerra civil en sí misma, sin contar como instrumento y fuente esencial con ésta obra del escritor inglés. Es ya un documento histórico.
Con orgullo legítimo confesamos que de sus numerosas páginas, del relato ajustado y emotivo de los acontecimientos, surge como una llamarada viva el heroísmo de nuestros gudaris y el ejemplo hasta el sacrificio sublime de quienes se sacrificaron en los puestos de mando, militar y civil. Es, en definitiva una bella exaltación de Euzkadi y de sus hijos.
El aplaudo más caluroso merece "Ediciones Gudari", y cuantos compatriotas han contribuido a la posibilidad de su publicación, por éste regalo a las nuevas generaciones, para que conozcan en lo intimo el drama vivido y para que templen sus espíritus en las gestas heroicas derrochadas con la mayor sencillez.
Bien está que en la primera página de esa obra que ha visto la luz en Caracas, los editores hayan dedicado un homenaje al gran escritor y entrañable amigo. Dice así la dedicatoria:
"En recuerdo del periodista Georges Lowter Steer, autor de este libro, corresponsal del diario “The Times” en Euzkadi, muerto en el cumplimiento de su misión en Birmania durante la II Guerra Mundial, tras una vida consagrada a su decidida vocación de servir a la Libertad con la Verdad”.
Vanos a Steer por última vez, terminada ya nuestra guerra en el campo de batalla, en París, acompañado de otra recia personalidad a quien mucho debemos los vascos. Monnier (Jaureghy durante la guerra), quien había sido oficial del Estado Mayor del general Foch. Ambos habían de morir pronto en el cumplimiento de su deber patriótico. Steer se fue en 1949 a África, de allí a Finlandia, cuando este pueblo recibió el ultimátum ruso. Ya como miembro del ejército británico en 1940, acompañó al emperador Haile Selasie de Negus al Sudán y constituyó en el cerebro rector de la campaña de propaganda que contribuyó a la liberación de Abisina y a la expulsión de los invasores italianos. Seguidamente, bajo las órdenes de Lord Wavel que comandaba las fuerzas británicas que peleaban contra los japoneses, se trasladó a la frontera de Birmania".
Y allí en Birmania se extinguió este gran escritor y sincero amigo de los vascos.
P. de Basaldua
30 de Julio de 1964
"El roble de Guernica". Letra: Jorge Padula Perkins. Música: Rodrigo Stottuth.
El árbol fue testigo de los gritos de espanto;
silencioso testigo de la sangre y el llanto.
El roble que en Guernica enterró sus raíces
y acompañó a la vida en los tiempos felices.
La planta silenciosa soportó los estruendos
y se alumbró en las llamas de los crudos incendios.
Sus ramas se enlutaron con las almas en duelo
y sus hojas sufrieron el temor por los vuelos.
Los pájaros dejaron con pavor su follaje,
mientras la gente corría, buscando resguardarse.
Y después de las bombas, desolación y ruina
y el árbol, conmovido, sosteniendo la vida.
Porque el roble no es solo hojas, ramas y fruto.
Es el símbolo del pueblo; de Guernica atributo.
Emblema libertario de vascos y Vizcaya
que al horror de la guerra contrapone esperanza.
El roble de Guernica. El roble de Guernica.
La versión original de “El roble de Guernica” ha sido cantada por Nery González Artunduaga.
https://youtu.be/gfYiK5lolUE
Publicado por: Jorge | 04/18/2021 en 10:06 a.m.