El motrikoarra José María de Burgaña, capitán de barco, obtuvo su título por libre, examinándose de toda la carrera en todo el año, en la escuela de Bilbao. El 18 de julio zarpaba de La Coruña al mando de una pareja de arrastreros, el "Domayou" y el "Mourisque", sin saber a qué obedecía la precipitada orden de los armadores.
Cuando se enteró, y tras consultar a las tripulaciones, se divisó a Ondárroa, donde arribaría el 4 de agosto. Único dirigente "antiguo" de ELA del mar en Guipúzcoa, gestionó que los dos barcos fueran incautados por este sindicato nacionalista, en vez de dejar que se apoderase de ellos la UGT, como venía sucediendo hasta entonces. Con ellos consiguió "escamotear" a los socialistas un cargamento de fusiles que sirvieron para despejar el puerto de Pasajes de francotiradores, en operación organizada con la intervención de Irujo y cumplida por los gudaris acuartelados en Loyola.
Creador del cuerpo de "Itxas-gudariak", siguió como jefe de los servicios auxiliares de la Marina de Euzkadi. Estuvo en la evacuación de San Sebastián el 13 de setiembre, hasta los últimos momentos. Y fue nombrado capitán de puerto de Bilbao, en donde se ocupó de dirigir las operaciones de limpieza de minas, mediante un sistema ideado por los propios marinos vascos.
Dos bous, con cascos de madera, tiraban de una maroma metálica. Con ésta, y mediante la fuerza de tracción, soltaban los fondeos que mantenían las minas entre dos aguas, para hacerlas salir a flote. Como, por acuerdo de Ginebra, las minas marinas tienen un sistema de detonación que se inutiliza al aflorar a la superficie, por este procedimiento consiguieron mantener abierto el puerto a los barcos extranjeros que aseguraban el suministro de víveres a la población.
Desmontaron hasta 250 artefactos sin una sola baja, y en los últimos tiempos adquirieron tal práctica que realizaban una operación de despeje en sólo cuarenta y ocho horas. Los británicos fueron a inspeccionar el sistema, y se dice que lo utilizaron durante la segunda guerra mundial.
Un gran tipo.De esa clase de personas que merecen ser recordadas y tiene que ser recordadas.
Todo lo contrario de un pardillo llamado Willy Uribe que es entrevistado en EL CORREO ESPAÑOL.
Este señor, que se define como escritor y fotógrafo se marchó de Euskadi, según él, por el acoso de los radicales y el clima contra él a raiz de un libro de fotografías que hizo por encargo sobre lugares en donde ETA cometió atentados.
Ahora trabaja de camarero en Barcelona, en donde tampoco está contento.
Este es un caso atípico.
Un mercenario escribe libros al dictado contra Euskadi.
Como no vende ni leches, le abandonan a su suerte y acaba sirviendo birras a los guiris.
Doblemnet inútil, el susodicho.
Ahora sale en VOCENTO a ver si le hacen otro encarguito.
Publicado por: CAUSTICO | 08/30/2017 en 12:10 p.m.