Organizado por Acción Vasca de la Argentina se llevó a efecto el día 9 en la sala alta del Centro Laurak Bat un acto en memoria del vicepresidente del Gobierno de Euzkadi, doctor Francisco Xavier de Landaburu, fallecido recientemente en París. Fue un homenaje al líder, al patriota vasco y al correligionario, pues, como es sabido, el extinto perteneció al Partido Nacionalista Vasco, al que representó en altos y delicados cargos, últimamente en el Gobierno vasco en el exilio, al que fue adscripto a la muerte del presidente, doctor José A. de Aguirre.
Acudió a la demostración un público numeroso, en el que se destacó la presencia de una representación del galleguismo independentista encabezada por el señor Abraira.
Por los conceptos vertidos por los señores- Francisco de Arregui y Pedro de Basaldúa, Delegado Vasco en la Argentina, encargados de evocar la figura y obra del ilustre desaparecido, y por la actitud del público asistente, que subrayó muchos pasajes de los discursos con su aprobación entusiasta, resultó un acto de afirmación vasca.
Inicióse la reunión con unas palabras en euskera, mediante las cuales ensalzó la personalidad del desaparecido consejero de Euzkadi en términos muy sentidos, el señor Benito Montoya, de Euzkalzaleak.
Luego el secretario de Acción Vasca, señor Andoni de Astigarraga, habló asimismo para exponer las razones que han movido a la entidad a honrar la memoria del doctor Landáburu. Aprovechó la oportunidad para expresar el sentimiento que tanto en Acción Vasca como en toda la colectividad ha causado la muerte del Papa Juan XXIII, pidiendo a los reunidos un minuto de silencio que fue observado por todos los presentes puestos en pie. Hizo notar el señor Astigarraga la comprensión que con relación a los pueblos oprimidos, como en todas las cuestiones que agitan al mundo actualmente, demostró este Pontífice que pasará a la historia por su obra y por su bondad.
Sr. FRANCISCO DE ARREGUI
El señor Francisco de Arregui comenzó su disertación evocando al doctor Francisco Xabier de Landaburu cuando era un adolescente en su ciudad natal, Gasteiz (Vitoria), y obtenido el título de abogado antes de la mayoría de edad, se entregó apasionadamente a la tarea patriótica vasca, mostrándose desde entonces como el hombre inteligente, ponderado y agudo en sus juicios que estaba llamado a servir a su pueblo destacadamente.
Después de puntualizar los datos biográficos del extinto, recordó su intervención en distintos momentos descollantes del movimiento patriótico vasco una vez instaurada la República en España, pues fue en esa época cuando inició su actuación. Uno de sus primeras pasos fue su propósito de crear en Vitoria un diario patriótico. Lo recuerdo también —dijo— como orador fogoso en los mítines de propaganda y como conferenciante de palabra reposada y erudita en los actos culturales, como aquella magnifica conferencia que sobre la personalidad de Francisco de Vitoria dio en Bilbao a los estudiantes vascos. Y también lo recuerdo —añadió— en la labor interna, menos vistosa, pero igualmente eficaz de la organización patriota, especialmente cuando como apoderado municipal de Gasteiz acudió a la asamblea de Tolosa de 1932 en que se aprobó la organización confederal del Partido Nacionalista Vasco, que, como genuina representación del pueblo vasco, se constituyó para “que nuestra vieja raza desarrolle sus características propias y su genio peculiar hermanando su tradición con el progreso civil para que la libertad, la justicia, la democracia y la civilización cristianamente vascas se realicen dentro de su Estado nacional en cooperación fraternal con todos los pueblos para bien de la humanidad entera, mediante la reintegración de la nación vasca a la plenitud de su soberanía”.
Explicó que muy pronto se destacó la vigorosa personalidad del joven abogado y por sus méritos el Partido lo lanzó a la actuación pública, eligiéndole diputado a Cortes en 1933 por Araba. Formó en la minoría parlamentaria, que tan meritoria obra realizó, dirigida por el eximio patriota doctor José Horn y Areilza. Siguió recordando el disertante que en 1936 le sorprendió al doctor Landaburu la sublevación militar falangista en su ciudad y fue detenido por dos veces, poniéndosele en libertad, pero que, advertido de una nueva detención, pudo evadirse a pasar a Laburdi, donde el Partido Nacionalista le nombró su representante en París. Enunció el orador la obra realizada en París por el extinto, que incluyó su actuación en la Liga de Amigos de los Vascos, en los Nuevos Equipos Internacionales, en la Unión Europea de Federalistas y en la Unión Federalista de Comunidades Étnicas de Europa. En todas estas entidades Landaburu hizo oír, respetar y querer la voz auténtica de nuestro pueblo, al que mostró en su hondo espíritu de universalidad.
Puntualizó luego que el desaparecido líder fue desterrado a La Rochelle cuando los alemanes entraron en París, quedando en zona ocupada por los invasores. Esto no le arredró y formó parte de la resistencia vasca a favor de los aliados hasta que pudo evadirse de la Gestapo. Recuperado París en agosto de 1944, junto con otros patriotas ocupó el edificio de la Delegación del Gobierno de Euzkadi en la avenida Marceau y representó al Gobierno hasta que éste pudo reunirse después de la dispersión provocada por la ocupación alemana de la capital de Francia.
Encareció su labor posterior como Delegado del Partido Nacionalista en Francia y recordó también su visita a varios países de América en compañía del canónigo Onaindía. Citó algunos de los pasajes de su discurso dado en el mismo Laurak Bat durante aquella visita a América, ocasión en la que dijo que el pueblo vasco "quiere su libertad para mantener su personalidad peculiar, su lengua, su genio jurídico. su sentido de la democracia y para obtener su puesto en el mundo, en ese concierto universal al que ha tendido siempre".
Recordó igualmente el señor Arregui a Araba, la hermana menor, como ha dado en llamársela, la Araba vasca y patriota, donde comenzó a forjarse el patriotismo de Landaburu, que ofrendó a la patria héroes y mártires inolvidables como José M. de Abaitua, Luis de Alaba y Sauto, fusilados por el franquismo, Jesús de Galindez, asesinado por un tirano en América, y el bravo batallón Araba, cuya oficialidad cayó toda ella herida en la guerra última durante el ataque del día de San Andrés en 1936, cuando los patriotas soñaron con libertar aquella capital de la garra de los sublevados.
Finalmente dijo que Landaburu fue un enamorado de la unión, no la unificación, de los vascos, lo mismo que el presidente Aguirre, repitiendo algunos conceptos suyos con respecto a la condición del patriotismo vasco, que no es excluyente sino integrador del sentido de humanidad
EL DELEGADO VASCO
A continuación hizo un estudio meduloso de la personalidad del doctor Landaburu el Delegado Vasco en la Argentina, señor Pedro de Basaldua. Dijo en el curso del mismo que Landaburu tuvo el acierto y la inspiración de no incurrir en un pecado que a veces suelen darse en los movimientos de esta naturaleza y que, al cabo, termina por deformarlos y quitarles legitimidad.
No fue el propugnador de ese sentimiento xenófogo que hace que el pueblo se sienta enfrente de todos los demás pueblos o que desconozcan que la humanidad está integrada por todos los pueblos del mundo. Tuvo de su patria un amplio sentido universalista, un sentido del que es prueba airosa su labor en el seno de los diversos organismos que pugnan por una Europa formada libremente por todas las comunidades naturales.
El doctor Landaburu no sólo se hacía querer por su sencillez y su corazón rebosante de afecto para todos y para todo, sino que hacía querer además, a sus ideas, a su doctrina y a su patriotismo. Su obra así concebida y así desarrollada tuvo ecos amplios en muy diversos organismos y a través de ella muchos otros pueblos aprendieron a conocer en su intimidad a nuestro pueblo y a quererlo.
Después el señor Basaldúa señaló que el concepto que Landaburu tenía de su patria y de todas las patrias naturales, con el entendimiento de todos los pueblos, ha venido a coincidir con el egregio pensamiento del Santo Padre Juan XXIII sobre esta materia, expuesto en su encíclica Pacen in terria. También este glorioso Padre de la Iglesia Católica, que la historia conoce desde ahora como Juan, el Bueno, ha dicho al mundo que las comunidades naturales, forjadas por la historia, que constituyen unidades étnicas, tienen derecho a la libertad plena y que será gravemente injusto subyugarlas. Después de estas palabras de máxima autoridad, nadie podrá decirnos —añadió el conferenciante— a los vascos que luchamos por la libertad de Euzkadi que pedimos algo injusto, algo que no está en la ley de Dios.
Finalmente el señor Basaldua tuvo un emotivo recuerdo para otro consejero del Gobierno Vasco recientemente fallecido también: el señor Paulino Gómez Beltrán, figura bien conocida en nuestro país, sobre todo en Bilbao, donde desarrolló su tarea política durante muchos años, y que representó al Comité Socialista de Euzkadi en aquel organismo. Dijo el orador que el señor Gómez fue un hombre que hizo honor a sus compromisos y llevó al Gobierno Vasco no sólo sus cualidades personales, de alto valor, sino el sentimiento sincero de miles de socialistas vascos, que se unieron estrechamente con todos los demás vascos en la tragedia de la guerra y fueron leales y heroicos servidores de nuestra tierra, a la que ofrendaron su sangre.
Final de la reunión:
Terminados los discursos, y a propuesta del secretario de Acción Vasca, el público, puesto de pie, entonó el himno nacional vasco con la mayor unción.
Entre los asistentes a la demostración de duelo asistió, Juntamente con varios directivos del Laurak Bat, de Acción Vasca y de Emakume Abertzale Batza, el presidente de la primera de dichas entidades señor Pedro Mendía. Es el primer acto público celebrado en el centro al que acude su titular, que recientemente asumió sus funciones de manos del anterior presidente, doctor Kelmen Muro, que también acudió a la reunión.
30 de Junio de 1963
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