Hace años, leí una frase de Elie Wiesel, un superviviente del Holocausto, Premio Nobel de la Paz en 1986. Decía así: “Cuando llega el odio, ya es demasiado tarde”. Me llamó la atención. Cuando se llega a un cierto punto, venía a expresar, ya no hay retorno. Esa era su experiencia.
Fue verdad en el caso del País Vasco, y así se explica la gravedad y la duración de las barbaridades que todos conocemos, y he tenido la misma impresión ahora, cuando sigo lo que está sucediendo en Catalunya.
Hay un límite que se traspasa cuando llegamos a odiar. No hay, al menos a corto plazo, vuelta atrás. Esto vale para la política, para los países y para las personas. Entramos en un terreno desconocido en el que la referencia fundamental no es uno sino el otro. No es lo que uno de verdad quiere, sino lo que pienso que el otro me ha hecho. Ya no mando yo, sino una idea del otro.
He seguido la información fundamental a través de La Vanguardia. Y lo que más me ha llamado la atención ha sido observar el tono posterior de los comentarios de los lectores.
Es el inconfundible sabor del odio. Pocas veces he visto semejante cantidad de barbaridades, falta de respeto, ánimo de venganza, insultos de todo tipo, muestras de machismo y comentarios procaces reflejados en tan poco espacio. Leía los primeros comentarios anonadado y pasaba a los segundos pensando que, tal vez, habría algún ejemplo de serenidad, pero lo cierto es que los siguientes eran aún peores, aunque no tan graves como los que venían a continuación. Qué mal me ha hecho su lectura. Y si los lees un día y otro, tratando de observar una tendencia, lo único que obtienes es que cada día es peor que el anterior. Más odio que ayer pero menos que mañana. Al mismo tiempo, advertía que si no era capaz de decirme a mí mismo: para, déjalo, no leas ni uno solo más de esos comentarios, volvía a leerlos. Descubría así una cierta adicción en su lectura.
NO HAY DERECHO
¿Por qué se permite su publicación? ¿Hay derecho a manifestar tal odio contra el otro, de manera anónima? Creo, de verdad, que no lo hay. Deberían ser juzgados como delitos.
No son más que reflejo del propio odio. Nada más. Se advierte, además, que generan aún más odio en los demás. No aporta más. Es el único fruto de tal ejercicio de libertad de expresión: más odio. ¿En nombre, pues, de qué valor superior se publican esos comentarios?
También me ha sorprendido ver cómo hay quien introduce sus propias opiniones, en muchas ocasiones insultantes contra los que no piensan como ellos, en chats de los que uno forma parte y cuya finalidad es compartir opiniones e informaciones sobre temas que nada tienen que ver con lo que, de repente, nos encontramos, sin que el administrador de turno haga algo más que decir que “se recuerda que este chat no está abierto a temas ajenos a los que nos ocupan; se ruega abstenerse”. ¿Cómo es que se recuerda, cómo es que se ruega? ¿Por qué no lo borras de inmediato, si eres la persona que lo administra?
¿Les ha ocurrido en estos días que alguien se acerca y te pregunta qué es lo que piensas sobre Catalunya? Sin darte tiempo a contestar te dicen que no entienden nada, pero, repentinamente, hete aquí que parecen entenderlo todo, pues te sueltan una barbaridad tras otra sin darte oportunidad de matización alguna. Tu opinión, observas, les importa un bledo; se trata de un asalto a tu intimidad, sin respeto alguno a tu propia opinión.
Un mero ejercicio de odio.
¿Y han observado, si dices algo que les incomoda, que de inmediato te sueltan un juicio de tipo moral sobre lo que está bien o lo que está mal a propósito de Catalunya? ¿Han advertido una acusación solapada que viene a decir que o se está con unos o con otros, que observan ambigüedad en ti, que no eres claro, porque ser claro es pensar como piensan ellos? Pero, ¿desde cuándo se consideran autoridad moral para proclamar lo que lo que está bien o está mal? ¿Y a mí que me importa su juicio moral? ¿No habían empezado la conversación preguntando por mi opinión? Ya digo, no les importa nada. Hace un tiempo, criticábamos a los viejos curas cuestionando quiénes eran ellos para decirle a uno qué está bien o qué está mal. Pues bien, ahora observo que hay un montón de nuevos curas que consideran que le pueden decir a uno lo que les venga en gana, muy a pesar de que no se les haya preguntado nada, ni se les otorgue autoridad moral alguna, ni pisen templo alguno desde hace años. ¿Han observado los juicios morales de políticos y tertulianos?
¿Por qué tenemos que aguantar, educadamente, el odio de los demás?
El odio ha hecho aparición en nuestras vidas, se siente seguro y se cree con derecho sobre nosotros. Aduce legalidad, a veces desahogo y, en todo caso, libertad de expresión.
UN BALANCE DEL ODIO
Pero, he de reconocerlo, me afecta. Me sorprendo a mí mismo al recoger las hojas muertas del jardín y observar los pensamientos que me llegan a la cabeza. Sí, son pensamientos contra otros. Sí, es odio. ¿También yo? Y en ese momento recuerdo la proclamación del Estat Catalá en Barcelona por el president Companys en octubre de 1934, los sesenta muertos tras los cañonazos del Ejército dirigido por el general Batet, la represión de Asturias (2.000 muertos), el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 y lo ocurrido el 18 de julio de ese mismo año. Ese es el balance del odio en España.
¿Conocen la historia del general Batet? Era catalán, hizo lo imposible para evitar la intentona de Companys, la reprimió como mejor pudo, y en febrero de 1937, por haberse proclamado leal a la República, fue condenado a muerte y fusilado por Franco en Burgos.
Y es que, llegado el odio, no perdona nada ni a nadie.
Si en algo estarían de acuerdo los testigos de aquella época, sean de un bando o de otro, es que el odio llegó a dominarlo todo.
Hace unas semanas, un joven deportista catalán dijo que la situación podía dar lugar a una guerra civil. Le llamaron descerebrado. ¿Quién lo está más? ¿Quién lo teme y anuncia o quien se ríe y continúa insultando, como si no hubiera posibilidad alguna de que pasara algo aún más grave?
A veces pienso que si no fuera porque formamos parte de la Unión Europea y no existieran medios de comunicación europeos independientes, redes sociales y televisión, el escenario podría ser ya bien diferente.
Me pregunto cómo ha surgido tal odio, desde cuándo, quiénes fueron los responsables, por qué lo hicieron. Porque las responsabilidades son individuales. Son personas concretas. Cada cual sabe cuándo y por qué tocó allí donde hacía mal, en lugar, ya no de tocar donde hacía bien, lo que es tal vez mucho pedir, sino de callar, que lo es bastante menos. La única aportación de algunos, tras de lo que han dicho, ha sido dejarlo un poquito peor de lo que estaba un minuto antes.
Día a día. Durante años.
¿Sabían que la situación iba a llegar hasta donde ha llegado? De saberlo, ¿hubieran obrado igual? Llegados a este punto, ¿van a poder dar marcha atrás? ¿Cuántos personajillos públicos de hoy deben su posición exclusivamente al odio que manifiestan contra los que no piensan como ellos, a jalear lo peor que llevamos dentro? ¿A cuántos se les podría preguntar, además de insultar, qué más sabe usted hacer?
Quizá lo único que hemos aprendido es, primero, que conviene frenar un metro antes. Dicho de otra manera: por lo que más quieras, para; aunque solo sea por un momento, piensa las posibles consecuencias y para. Y ante la duda, calla. Y, segundo, atreverse a decir: déjame en paz.
Que cada cual lo aplique donde más quiera y más le duela.
POR: Eugenio Ibarzabal *
*Periodista y escritor
Estupendo artículo. Tiene razón el autor cuando dice que los comentarios de los lectores en los medios reflejan un odio visceral.
Ese odio contra catalanes y vascos es ancestral y se encona con el franquismo.Los nacionalistas españoles nunca han podido perdonar su antifranquismo.
PP, Ciudadanos e incluso PSOE han colaborado a ello.
Publicado por: CAUSTICO | 11/30/2017 en 07:47 a.m.
Alemania condena a un asesino nazi a cumplir cárcel con 96 años, Argentina y Chile siguen condenando a criminales de las dictaduras correspondiente,un asesino croata se suicida con cianuro al escuchar su condena
En España se hacen homenajes a los criminales, se les condecora, se les contrata de consejeros en las grandes empresas o de asesores d seguridad y se ensalza día sí día también a Franco.
Eso es odio en estado puro.
Publicado por: CAUSTICO | 11/30/2017 en 07:51 a.m.
cuesta creer en la santísima Trinidad pero aun más en la justicia española. Si al P no le gusta un tribunal, pues lo cambian y punto.
O sea, como en las dictaduras y en las monarquías bananeras como es el caso.
Publicado por: CAUSTICO | 11/30/2017 en 11:35 a.m.
El bueno del Papa Francisco, ha pasado por Birmania SIN DECIR UNA SOLA PALABRA SOBRE LOS ROJINYAS...?¿.
Como para decir este señor y su corte, algo sobre Cataluña....
Y eso que este era el Papa "enrollao"....
Le han preguntado al portavoz del Vaticano sobre esto y ha dicho que "no tocaba hablar de eso en este viaje...", ¿os imagináis a Jesucristo soltando la misma excusa para no hablar sobre los pobres?.
Es una Iglesia muerta de espíritu....
Publicado por: Sony | 11/30/2017 en 11:43 a.m.
En la tele dicen que la economía española va mal (contando que siempre mienten a favor del régimen...), imaginaos lo -REALMENTE MAL- que va la economía española (el "capitalismo de amiguetes" y pelotazos económicos, el de la corrupción, vamos...), en la España de F6 el pre-parao, Rajoy, falangito y la marionetita cambiante del PSOE (hoy Sánchez, mañana...).
Cualquier día todo esto se destapa de verdad y estalla como Grecia, Italia, etc..
Publicado por: Sony | 11/30/2017 en 12:10 p.m.
No lo dudes Sony.La falsa economía española va a explotar.
No se puede hacer el vago y vivir de créditos.
Pero no afectará a los sinvergüenzas.
Mientras no nos arrastren....
Publicado por: CAUSTICO | 11/30/2017 en 12:49 p.m.
Pues si CAUSTICO, no obstante a los sinverguenzas si podría afectarles si el pueblo se cansa y empieza a votar a otros partidos y a pedir IIIª República y cosas similares, vamos como lo que ocurrió con la IIª República..., por eso cuando los sinverguenzas de entonces (abuelitos de los actuales) se dieron cuenta de que podían perder sus privilegios, entonces montaron un golpe de estado y el resto ya lo conocemos, si la gente se mueve, podría cambiar, claro que es muy posible que no se mueva o que se mueva y le monten un nuevo golpe de estado (visto lo ocurrido en Cataluña y con el desinterés de la Comunidad Europea por lo que ocurre..., no sería de extrañar...).
Y lo de que igual nos arrastran, pues si no cortamos amarras (independencia), pues es muy posible ¿o es que no nos han arrastrado todas las veces anteriores que han tenido "movidas"?.
Publicado por: Sony | 11/30/2017 en 01:22 p.m.
Pero no hay masa social para cambios Sony.
Y la independencia con estos pendenciero es irrealizable.
Publicado por: CAUSTICO | 11/30/2017 en 04:15 p.m.