Por los caminos de la cultura (Arantzazu Amezaga)
Es la última de los once hijos de Manuel Robles Aranguiz y de Luisa Bernaola, y también la última, aunque la más conocida, de toda una familia de cantantes, dantzaris, escritores de poemas y pintores, que en apretado círculo familiar han ido al servicio de la causa de los trabajadores vascos. Oí cantar a Estitxu por primera vez hace muchos años, en Caracas, y ya por entonces su voz tenía una diáfana tonalidad que invitaba a hacer el silencio en torno suyo. Traía su guitarra al hombro, tal como hoy la lleva también, un poco al estilo de los antiguos trovadores de baladas que trajinaron por los caminos de la Europa medieval y por los anchos y solitarios parajes de la América donde Martín Fierro se ponía a cantar bajo las estrellas la larga pena que le tenía en vela su corazón. Sus ojos eran tan negros e inquietos como los de hoy en que, frente a mí, sonríen con más madurez y tranquilidad, como si el largo camino andado le hubiera conferido al fin una reposada madurez. Después de Caracas y antes de vernos hoy en Bilbao, estuvo el "Agur María", en la mitad de todo el camino recorrido por esta cantante vasca... y no podré olvidar fácilmente las notas de cristal, limpias y transparentes, con que su voz llegó hasta la bóveda de aquella pequeña ermita de Ondarribia, como queriendo horadar el espacio de cemento con que los hombres nos olvidamos del cielo, para hacerse nube o agua de lluvia. Y también están los mítines en la campaña del Estatuto, cuando su voz y su canción impuso un sello alegre y optimista a la campaña, cuando todos palmeaban, trataban de recuperar en parte la vieja y olvidada, pero potente, alegría vasca. Cuando alguna vez hayamos traspasado todos los años de nuestra edad, podremos recordar los mítines en los pequeños pueblos de Euzkadi a donde llegaba ella con su guitarra, solitarias naufragas mujeres de la política vasca de nuestro tiempo, y que para recalcar aún más nuestro papel nos decíamos una a la otra que no era cuestión de política estar allí, sino simplemente de un sentido nacional. Un mensaje de urgencia para recuperar el poder político de nuestro pueblo y ayudar a marcharlo hacia delante. Hacia las fronteras de una determinación política de poder ampliar su cultura y de poder elegir libremente a los hombres y mujeres que legislen y ejecuten. De poder tener la oportunidad casi única en ciento cincuenta años de concertar sus propias decisiones para ingresar en la comunidad libre de los pueblos de Europa sin desgarramientos ni mayores traumas.
Estitxu se ha hecho a sí misma, es decir, su propia voz privilegiada la ha hecho a ella misma. Es verdad que nacer con tal don no es cuestión de orgullo personal, pero sí lo es trabajar esa voz, pulirla, educarla y mejorarla sin más ayuda que la del esfuerzo personal y la de toda una familia que veía en ella representada cuantas cosas habían soñado los unos y los otros, y que la falta de posibilidades de la época franquista y su inclemencia a todo lo que fuera cultura, y que en definitiva no era más que horror a la idea de una rebeldía intelectual, hacía que tales gestiones y tales valores se perdieran en un oscuro vacío.
Estitxu ha sobrevivido a ese tiempo siniestro que devoró otras voces y opacó otras voluntades menos preciosas y firmes que la suya, y siguió con su guitarra al hombro cantando por los pueblos de Euzkadi... con su casaca negra y su camisa blanca, con toda la espontánea alegría de su sonrisa. Es verdad que admite haber sufrido mucho a lo largo de su camino pero, ¿quién puede evitar el sufrimiento en el camino de arte? Si en todas las ramas del trajinar del hombre hacia su futuro se van dejando desgarrones, en ninguno mejor que en el del arte esos desgarrones significan florecimiento de sentimientos más hondos, más depurados, mucho más perfectos. Y así entre nosotros va cantando, solitaria figura de mujer trovadora, Estitxu con su guitarra y su voz de cristal.
- Aunque no pienso preguntarte el año de tu nacimiento, porque además creo que eso no importa, sí es de rigor saber en dónde naciste...
Estitxu.- Soy de Beskoitze, Laburdi, y es fácil poder ver que nací en el exilio de mis aitas, en la guerra. Soy la última de once hermanos.
- ¿Cuándo y cómo comenzaste a cantar?
E.- En casa todos hemos cantado siempre. Quiero decir que oí cantar cuando estaba en la cuna y no me fue difícil comenzar a hacerlo desde que tuve poder sobre mi voz. Cantaba mi madre y mis hermanos todos, y bailaban también. Por aquel tiempo tan lejano en que yo era una niñita —me parece a mí lejano, y no es tanto en verdad— mis hermanos Koldo y Garbiñe se iban a enseñar bailes vascos. Koldo, que ya murió, tocaba además el txistu. Hace poco me dijeron unas gentes que conocieron a mis hermanos entonces.. "Nunca he visto bailar ni tocar el txistu mejor de lo que ellos lo hacían". En realidad, no abundábamos en dinero por entonces, y ellos, por cumplir esa afición y ese deber, se iban andando muchos kilómetros. Porque por eso no se pensaba nunca en cobrar, claro está.
- ¿Dónde estudiaste tú?
E.-Estudiar... bueno, en realidad mi adolescencia la pasé en Bilbao y aquí estudié. Aquí hice piras al Conservatorio. Siempre he cantado... pero con más libertad que la rigidez de un aprendizaje, un poco siguiendo como una inspiración. Me gustaba tanto la música que antes de saber leer podía identificar los discos que teníamos en casa. Por los colores, por la extensión de los nombres; me sabía muy bien de quién era cada disco. En casa se reían de esas cosas mías.
- Tengo entendido que tus hermanos mayores formaban coros y hacían teatro por el País.
E.- Sí, así es. Ellos formaron la Coral San Antón, que era un grupo de teatro en euzkera, que iban por los pueblos hablando euzkera. Pero entonces era todo muy distinto y nadie quería oír un grupo de teatro en euzkera. Así estaban las cosas. Que cada pueblo tiene sus malos tiempos, y en el nuestro eso pasó. Luego formaron el "Cuarteto Soroa" por los años 57-58, y las gentes les criticaban porque iban con la guitarra y con botas y decían que habían perdido el espíritu del País. Así que no acertabas muy bien cuál era el espíritu del País, de tan perdido que todo estaba. Y las hermanas formaban el grupo Ainarak, mis hermanas Garbiñe, Edurne, Gixane y Maitane. Ellas siempre andaban ensayando para una cosa o para otra, pero también tenían sus novios, y de vez en cuando alguna fallaba. Fue así como me incorporé al asunto, aunque era muy pequeña y podía estorbar.
- Pero en realidad tú siempre has cantado sola, como los trovadores.
E.- Sí, siempre sola. Ahora suelo ir con mi hermano Iker... pero yo aprendí de todo eso que había en casa, de toda esa música que siempre se oía de la mañana a la noche... de toda esa canción que flotaba en el ambiente. En realidad, ninguno tuvimos estudios. A nosotros por Euzkadi se nos ha sacrificado hasta el porvenir, pero nadie podía impedirnos cantar... eso nadie puede. Ni Franco pudo acabar con esa fibra en el pueblo vasco. Y así nos hemos salvado.
- Tu canción "Agur María" nace de un momento tuyo muy difícil.
E.- Sí, pero he tenido tantos momentos difíciles en mi carrera que no puedo acertar a decir cuál es el más difícil de todos. Sí es verdad que escribí lo de "Agur María" por una crisis, pero eso no es lo importante ya.
- Luego está la canción de Sabino Arana. La ha cantado y escuchado todo el País.
E.- Sí, pero no es letra mía. Es de Manex Pagóla, un chico estupendo, humilde y honrado, que no son cualidades que hoy día se puedan encontrar muy fácilmente. No, no se encuentran. Claro que no es difícil poner emoción en un canto a Sabino Arana. En realidad, es muy fácil, creo yo.
En la campaña del referéndum del Estatuto compusiste la canción "Bai, bai, Estatutoari..." Fue un éxito, porque todo el País la repitió ¿Cómo hiciste esa canción?. No es tan fácil entender cómo se madura una letra musical dentro de uno, hace forma, y surge la canción.
E.- Bueno, supongo que lo que requiere es inspiración. Y eso es algo que de repente sale dentro de ti, como una idea luminosa. Una canción o un poema no se puede hacer de encargo, como se puede encargar una mesa de madera de tales medidas... No, no... Uno tiene que concentrarse y pensar algún tiempo en la idea, y luego empieza a brincar poco a poco, y ahí está. La idea de una canción pegadiza fue de Iñaki Anasagasti, y a mí me emocionó, además de que políticamente estaba de acuerdo con que había que apoyar ese Estatuto. Tenía que salir para alivio de este pueblo. Y me encerré en mi cuarto, y así estuve pensando, y de pronto me vino a la cabeza la clave... Bai bai bai... y bajé corriendo la escalera y se lo dije a mi hermana, y aún le pregunté "Será más bien pegadizo que hortera ¿verdad?" Y ella sonrió. ¡Estaba yo tan contenta con mi música! Luego, fue saliendo lo demás.
- ¿Cuándo la cantaste por primera vez?
E.- En la plaza de toros. Fue mi primera experiencia en este tipo de cosas. Es verdad que la canción cuajó porque era desenfadada y alegre, pero me costó al principio, porque no veía la cara de la gente... y siempre hay un foco encima de uno, iluminando y estorbando. Es difícil cantar así algo entrañable... pero, en fin, se cantó y se propagó, y salió el Estatuto con bien.
- Y ahora la canción de la campaña al Parlamento Vasco ¿cómo es?
E.-Es distinta. Es mucho más elaborada que la del Estatuto, me ha
Todo el mundo espera que sea parecida a la otra. Pues bien, aunque sea la misma autora, no tiene porque ser igual. El ritmo lo he buscado en el folklore vasco... en ese inmenso y rico folklore vasco, en la zona de Navarra. Creo que cuajó y que fue cantada por todos.
- Ya que hemos hablado de folklore vasco... ¿qué zona consideras tú más rica en expresión musical?
E.- Bueno, no es tan fácil decirlo, así, de repente... pero creo que Xuberoa. Es una zona muy rica, muy expresiva, y también muy celosa de su patrimonio. No les gusta que autores ajenos canten lo suyo. Ellos lo guisan y se lo comen ¿sabes? Tienen melodías preciosas y las Pastorales son allí un espectáculo corriente y querido por todos. Tiene un gran éxito allí.
- Te has dedicado a componer canciones para momentos políticos del pueblo vasco y al servicio de nuestro Partido. Dime, ¿eres o te sientes una mujer política? ¿Perteneces a esa extraña especie?
E.- No, no, no soy política... siento a Euzkadi y creo en el Partido. Eso es todo. Para mí, en cierto modo es incompatible el arte y la política. Sí. Son incompatibles. La cultura es algo más alto, más puro, más hermoso. Eso creo yo.
- Sé que te preocupan los niños vascos. ¿Qué hay para ellos desde el mundo de la canción?
E.- No hay mucho... no. Nosotros hicimos hace ya tiempo un disco de cuentos para críos. Lo llamamos así: Ipuiñak. Eran traducciones de cuentos conocidos, como "La Gallina Marcelina", "La Ratita Presumida", "La Lechera". Hicimos un diálogo entre los que compusimos aquello, y bueno, creo que resultó precioso. No fue muy conocido por el público vasco... y es una pena. Fue un trabajo serio. Muy serio... Y luego está "Goazen ikastolara". Es la canción de un niño que se despierta para ir a la ikastola y entre sueños y despertares va diciendo cómo le enseñan que las nubes llevan agua y otras cosas... y luego agradece a las andereños que le enseñen todas esas cosas, y de una manera tan generosa. Era cuando la etapa heroica de las ikastolas, al principio.
-¿Y luego?
E.-Luego está Zirikan, que es teatro-música. Había que hacer, hay que hacer siempre algo distinto. No te puedes detener en el arte. El público está ahí y espera. Siempre hay que llenar sus oídos, su corazón con cosas nuevas. Zirikan es un ensayo nuevo... Hubo quien dijo que nos adelantamos cuatro años a nuestro tiempo. Quizá sea así, no lo sé. Tiene dos partes. La primera es de canciones, y tiene esa parte inicial del bombardeo de Gernika que es terrible, que afecta. Luego la segunda parte es jocosa, desenfadada, con caricaturas políticas. Es un espectáculo que varía entre lo dramático y lo burlesco. La gente está saturada de cosas serías... la realidad es demasiado sería ya en la casa, en la calle, como para seguir machacándola en el arte. También tiene que haber un hueco para los sueños, la risa.
- Sobre todo la risa... nos hace falta reír más. Mucho más.
E.- Y eso es lo que quiere la gente, reír, es decir, vivir ... sí, vivir.
- La vieja alegría vasca... ojalá la recuperemos. El humor, el agudo humor vasco. Alguna vez volverá a ser nuestro. La inteligencia verdadera es la que une el ingenio, el humor y la risa. Sólo la risa es patrimonio del hombre... los animales también lloran.
E.- Sí, sí... los animales lloran. Me gustan los animales mucho. Tengo pasión por ellos.
- ¿Cómo cuidas tu voz, Estitxu? Parece tan frágil, de puro cristalina que suena, y uno se pregunta ¿cómo hace para conservarla en tanta pureza?
E.- Bueno, antes fumaba mucho y ahora ya no fumo, por ejemplo. Dejé de fumar una vez, en abril pasado, en Dax. Era un espectáculo bajo la lona de un circo. Había mucha gente y se sirvió comida... piperade y esas cosas, calientes. Y se hizo vaho, el de la gente, el de la comida, todo. Y entonces yo sentí que me empapaba un sudor frío la espalda. Al día siguiente tuve bronquitis, y fue tan malo y lo pasé tan mal que decidí dejar, por de pronto, el cigarro. Lo noto mucho. Tengo la garganta bastante mejor, y el cutis. Claro que por eso no dejo de comer... eso sí que no puedo. No bebo cosas frías, helados ni cerveza. Nada de eso. Ni picantes, que es muy malo para la garganta. Una vez, antes de cantar en Donosti, tomé unas banderillas con pimiento, y luego canté., pero ¡qué voz tan ronca! Antes de un recital, como una media hora antes, suelo tomar una tableta de chocolate con leche. Eso suaviza la garganta y la entona. Cuando estoy muy cansada porque me he movido mucho o he cantado mucho, tomo leche caliente con miel, un poco de ron y dos aspirinas. Eso levanta a los muertos, te lo digo yo. En primavera hago algunas curas de jugo de naranja, vitamina C... bueno, pero no tengo una dieta especial ni un antojo específico. Nada de eso. Por otra parte, vivo en el campo, y eso ayuda. No tengo que combatir la polución ni nada de eso. A veces, cuando ayudo al hermano a acorralar los caballos salvajes que tenemos, entonces me olvido de si tengo que cantar al día siguiente y me entrego a la tarea con afán... Tengo pasión por los animales, ya te la he dicho, y verlos así, en su esplendor, es cautivamente.
- Dime Estitxu ¿Cuál es tu canción preferida?
E.- Es difícil decirlo así, de repente., hay épocas en que prefieres una y otras veces otra. Ahora... sí, ahora siento predilección por Aritza Lillitzen da... la letra es tan preciosa como la música... Es de amor, y aunque se haya dicho casi todo del amor, esto es especial. Dice:
Tu eres el árbol,
yo soy la flor,
y de esta unión
nacerá la fidelidad
- Tienes razón, es muy hermosa. En tus tiempos libres ¿qué haces?
E.- Escucho música. Canciones. Y a veces me voy a los pueblos a oír a los viejitos que entonan canciones olvidadas... viejas canciones que morirán con ellos.
- Haría falta recuperar esa memoria, pero eso es de un equipo entero. No de una trovadora solitaria.
Recuerdo con nostalgia aquella época dorada de la música euskaldun, desde Lete a Lertxundi, de Laboa a Gontzal Mendibil, de Lourdes Iriondo a Xeberri, Isukaitz, Haizea, Itoiz, Koxka, Errobi,Urko...
Era otra época, más dura pero más sólida, más triste pero más esperanzada. Nada que ver con esta sociedad vacua, desmoralizada y crispada.
Publicado por: CAUSTICO | 11/08/2017 en 07:38 a.m.
La verdad es que emociona. Supe de ella bastante joven con 14 o 15 años, allá por 1971. Había los domingos por la mañana en Radio Popular de Pamplona un programa llamado 'Ronda Vasco-Navarra" en el cual solían dar noticias de Euskalherria relacionadas con la cultura euskaldun, intercalando entre una y otra música. Así conocí muy joven a Lertxundi, Laboa, Lete, Valverde, Iriondo, Idirin, Estitxu, Zelaia,,, con ellos vibraba y me emocionaba y aprendí a amar a mi tierra con orgullo de estirpe. También enardecían mis ansias de libertad. Recuerdo que Estitxu entonces era la decana y siempre la relacionaba más con Iparralde que con Hegoalde no sé porqué, quizás porque, en el fondo, conocemos muy poco de ella. Acabo de ver el reportaje de Frank Dolosor y la verdad es que me ha parecido estupendo. Me ha recordado aquellos tiempos lejanos de mi recién estrenada juventud, duros, muy duros, donde cualquier día te jugabas la vida y tantas cosas perdimos. Quizás algún día alguien nos lo reconozca y entonces Estitxu también será mejor comprendida y valorada en su grandeza...
Publicado por: Andoni | 02/24/2018 en 11:14 p.m.
Coincidi con estiitxu un curso en una academia en Ldo Poza de Bilbao,me parece que se llamaba Aretxaga el profesor que teníamos se llamaba Antón Larrauri.Por cierto era un extraordinario compositor y una bellísima persona él nos preparo para examinarnos en el instituto de enseñanza media de Bilbao. Ya tenía buen oído para la música. Quiero recordarla en esta fecha y animar a los que recojan su testigo a continuar con su carrera.
Publicado por: Manu | 02/25/2018 en 09:13 p.m.