SIGUE el rosario de nuevas beatificaciones de mártires de la Guerra Civil. De ordinario suele venir de Roma el cardenal Angelo Amato, prefecto de la congregación para las causas de los santos. Así sucedió, por ejemplo, en el mes de mayo de este año. No voy a criticar el hecho de las beatificaciones, pero sí a puntualizar algunas de las afirmaciones que el cardenal suele hacer con motivo de estas. Así, el 6 de mayo de 2017 dijo textualmente lo siguiente:
“La esencia del cristianismo es la caridad, siendo el evangelio la escuela de la caridad sin límites, abierta... también a los enemigos (...) Por primera vez en la historia de España, pareció prevalecer la falsa ideología de que la Iglesia fuese un peligro y no, en cambio, un precioso recurso social y cultural para el desarrollo de una nación”. Habla el cardenal también del “holocausto católico”.
Estoy de acuerdo con que grupos de anarquistas, comunistas y algunos socialistas cometieron auténticas barbaridades y asesinatos contra muchos católicos, laicos, clérigos y religiosos. Pero vayamos a puntualizar algunas de las afirmaciones del cardenal Amato.
La Iglesia de España, especialmente su jerarquía, no se distinguió por ejercer la caridad cristiana en la contienda civil ya que en su gran mayoría se alineó con el bando fascista de Franco. ¡Qué gran ocasión perdida para haber ejercido de puente misericordioso entre los dos bandos! Me duele decir que la Iglesia, en su gran mayoría, excepto en rarísimas ocasiones, estuvo muy alejada del evangelio de Jesús de Nazaret. El clero vasco, en su gran mayoría, fue ejemplar, también sus dirigentes abertzales, empezando por el lehendakari José Antonio de Aguirre.
La historia es la historia y los hechos son los hechos.
Desde mediados del siglo XIX hasta la muerte de Franco, gran parte de la Iglesia -y de nuevo subrayo a su jerarquía- estuvo apoyando a la monarquía, a los terratenientes, a la burguesía capitalista y al régimen de Franco. Para muchos españoles, muchos y muchos, es esta época la Iglesia en su conjunto desgraciadamente no supuso “un recurso social y cultural para el desarrollo de una nación”, sino todo lo contrario, de manera especial en Andalucía, Extremadura, Aragón, Castilla la Nueva y Cataluña.
Habla el cardenal de “holocausto católico”. ¿Y nunca habla del otro holocausto cuantitativa y cualitativamente más horrendo?
Según los historiadores más objetivos, el bando franquista cometió muchos más asesinatos contra católicos vascos, republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas que el bando republicano. Y con una notable diferencia. Los anarquistas y sus compañeros de viaje quisieron eliminar a muchos católicos como representantes de una institución que había estado muchas veces al lado de los explotadores. Estaban equivocados, pero fueron consecuentes, mucho más que los franquistas que asesinaron a muchos millares de personas en nombre de Cristo. ¿Cabe mayor inconsecuencia? ¡Matar a un hermano en nombre de Cristo! ¡No me entra en la cabeza! Y además lo llamaron y llaman “la cruzada”.
Se puede hablar de holocausto, sí, pero después de haber leído los libros de Paul Preston El holocausto español y Franco, caudillo de España,me atrevo a afirmar que hubo mayor “holocausto” en el bando republicano que en el franquista, incluyendo, claro está, las cuatro décadas del régimen de Franco.
Hay una extensísima bibliografía que acredita lo arriba afirmado. Me atrevo a recomendar a los obispos españoles que en unos Ejercicios Espirituales leyeran estos dos libros u otros parecidos de la muy larga lista de los publicados sobre la Guerra Civil y el franquismo.
¿Y qué decir de las beatificaciones? Me agradaría un acto cívico, religioso, ecuménico, de reconciliación, en el que se honrara a todas las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo y se pidiera perdón por los males cometidos por los dos bandos.
POR JOSU M. ZABALETA
El otro día Francisco declaró solemnemente que los niños tiene que santiguarse haciendo bien todos los pasos y que en las misas los fieles deben responder al sacerdote cuando corresponde.
Sí señor,estos son grav´sismos problemas que nos afectan.
Este papa es un bluff, bien porque le nombraron con esa intencón o porque los buitres del Vaticano le han puesto en su sitio.
El sitio de la iglesia católica está con el poder. Sea éste el que sea.
Publicado por: CAUSTICO | 12/29/2017 en 07:45 a.m.
Bajo el punto de vista de muchos, si la Iglesia Católica Española Actual (y también la de Roma), no quiere ser acusada de nacional-católica, debe de "promover" la beatificación inicial para la posterior santificación de sacerdotes y monjas asesinados por el franquismo (muchos de ellos, vascos, para lo cual debería de haber una labor activa al respecto del clero y los obispados vascos y de Navarra, coordinados con historiadores y con los gobiernos vasco y navarro, seamos sinceros..., es una deuda pendiente...).
En caso de no ser así, "caerá" la SOSPECHA sobre esas beatificaciones y posteriores santificaciones, para entender que a día de hoy el nacional-catolicismo sigue presente de forma mayoritaria en la iglesia española (habría que saber si también esto incluiría a la vasca...?¿) y con el parabién de Roma, lo cual daría lugar a que es muy difícil para la gente convivir a día de hoy con una Iglesia de corte nacional-católico, es decir de corte anticristiano.
Publicado por: Sony | 12/29/2017 en 09:50 a.m.
Seguramente el papa éste es un bluf pero ya he leído por ahí que a católicos integristas de los EUA les parece demasiado progre. Es lo que tiene la Iglesia Católica, sus creyentes son tan carcas que a la mínima que les toca un papa algo más digno como Bergoglio se sienten desamparados. No se puede descartar que aparezcan nuevos movimientos lefevrianos.
Publicado por: Señor Negro | 12/30/2017 en 12:19 p.m.