Ser podemita es una cuestión de estilo. Son rasgos comunes: no responder a lo que se les pregunta, cambiar de conversación ante asuntos espinosos, el uso de metáforas majaderas, un suponer "los mayordomos de los poderosos" y la repetición dos o tres veces del mismo argumento cuando se está en el uso de la palabra.
Sin embargo, el hecho diferencial es la reivindicación de una medida diferente para ellos y para el resto. Monedero, que desconoce el interés compuesto, denuncia financiaciones ajenas mientras dice que le pagaron 400.000 euros por el diseño de una moneda para los países del ALBA; el niño Errejón quiere regenerar la Universidad desde su beca black y Echeminga se empeña en moralizar las relaciones laborales tras pagar en negro a su asistente. Un paso atrás ni para tomar impulso.