El Gobierno acordó estar siempre al lado de su ejército, y de su pueblo, cuidando y atendiendo sus necesidades. Nos repartimos en dos grupos. Uno, en el que me encontraba yo, se dirigió a Trucíos, última localidad en tierra vasca a unos treinta kilómetros de Bilbao, desde donde dirigíamos los trabajos de evacuación. El otro grupo, constituido en Junta de Defensa Provisional, lo formaron tres ministros con el General del Ejército Vasco, los cuales permanecieron en Bilbao hasta el último momento. Cuando me despedí de ellos -no creí que volvería a verlos. A Leizaola, Aznar y Astigarrabía -tres nombres que los vascos no deben olvidar -se debió la dignidad con que se desarrollaron los últimos momentos
Publicar un comentario
Los comentarios están moderados, no aparecerán hasta que no se aprueben.
Tus datos
(El nombre es obligatorio. La dirección de correo no aparecerá en el comentario.)
Comentarios