VÍCTOR MARÍA BEREIKUA, RECONOCIDO COMO ‘LETXUGA ELORRIO’, ICONO DE LA CESTA PUNTA, FALLECE A LOS 63 AÑOS
Para comprender la dimensión de un puntista en América, cabe recordar la historia del Jai Alai, hoy más conocido como cesta punta.
El Jai Alai vivió su particular globalización en los albores del siglo XX. El 14 de junio de 1900, el programa de los segundos Juegos Olímpicos de la Era Moderna presentaba la pelota vasca como uno de los 19 deportes que acogió entonces el mayor evento deportivo; tendría presencia en los Juegos en tres ocasiones más, como deporte de exhibición: 1924 (París), 1968 (México) y 1992 (Barcelona).
Desde las zona rurales de Euzkadi, con las paredes de las iglesias como principal hospedaje para la actividad, el Jai Alai se exportó hacia los diferentes rincones del planeta. Así, Cuba, Costa Rica, Argentina, Venezuela, Colombia, Uruguay, Honduras, Brasil, México, Francia, Italia, Bélgica, Marruecos, Egipto, Indonesia, Filipinas o China levantaron sus propios frontones proyectando la pelota vasca. La espectacularidad del juego, el más rápido de los deportes, su riesgo y el aliciente como móvil de las apuestas arraigaron el Jai Alai en los lugares más insospechados. Un proceso vírico en expansión que condujo a la paulatina profesionalización de los pelotaris, que encontraron en el mimbre el pasaporte y un tesoro.
La colonización de los vascos concretamente en Estados Unidos -muchos de ellos pastores emigrantes en busca de una vida mejor- propagó la cesta punta en un país que más tarde sería referente mundial del deporte. Antes de los Owens, Ali, Lewis, Tyson, Jordan, Woods o Phelps, algunas de las estrellas deportivas contemporáneas eran pelotaris. La semilla del Jai Alai germinó en Estados Unidos en 1904, con su primer frontón, en Missouri. Si bien, la proliferación asentó especialmente esta disciplina en Florida, que más tarde se blindaría ante la llegada de los casinos; las apuestas estaban entonces en el frontón. Convergieron así los intereses del pueblo estadounidense, la arquitectura y el deporte vascos.
Sobre el frontón Anduiza, desde 1915 alzado en Boise, el más antiguo de los Estados Unidos aún en uso, el diario local The Idaho Statesman publicó que “los gritos y los hurras que llegaban desde los alrededores de las calles Seis y Grove originaron alguna que otra conjetura sobre lo que estaba pasando”. Informaba de que en Boise, uno de los grandes nidos de la diáspora vasca asentada en EE.UU., se estaba presentando “un juego extraño que significaba tanto para los vascos como el béisbol y el fútbol americano para los americanos”. Paul Newman o Al Capone fueron testigos del exótico y bullicioso juego. El gánster buscó su nicho empresarial en la pelota, pero se vio frustrado por los que denominó los “santones vascos”.
DE ELORRIO A EE.UU.
En 1954, en el pueblo vizcaíno de Elorrio, nació uno de los iconos y medio de transporte para la expansión del Jai Alai: Víctor María Bereikua, apodado Letxuga Elorrio. Ese mismo año, el frontón Tampa anunciaba el espectáculo del Jai Alai con un cartel con precios de 20 centavos por entrada y que rezaba: “El deporte más peligroso del mundo”. Por aquel entonces la pelota alcanzaba 250 kilómetros por hora; en la actualidad, el récord es del vizcaíno Ibon Aldazabal, con 305 km/h, para confirmar que se trata del deporte de pelota más veloz que existe. Aldazabal actualizó en 2017 para el Libro Guinness un récord de 302 km/h que ostentaba Areitio desde 1979.
La cesta punta alcanzaba tal repunte que en 1955, Orson Welles daría cabida a este deporte en su documental Alrededor del mundo con Orson Welles. El cine también propulsaba la atractiva modalidad.
Letxuga Elorrio fue profeta alejado de su tierra. En 1969 debutó en el Jai Alai en las Islas Canarias, para cruzar el charco y hacer las Américas en 1972, cuando debutó en Tampa, Florida. Una vez en suelo estadounidense, su fama no paró de crecer. En 1980 fue asiduo del frontón Jai Alai de Miami, donde desarrolló su juego como delantero hasta 1995, luego Ocala o Fort Pierce verían sus últimos pelotazos en 2002, tras visitar frontones en Orlando, Dax, Tijuana, Markina-Xemein, Biarritz, Donibane-Lohitzune, Gernika, Durango, Hondarribia, Gasteiz o Barcelona, entre otros.
ÉPOCA DORADA
Sobre la época estadounidense de Bereikua, la Asociación de Licenciados y Doctores Españoles en EE.UU. recoge cifras que ilustran la repercusión del Jai Alai. En la temporada 1975-76, en Florida se vendieron cinco millones de entradas, y se registró la asistencia récord de 15.500 espectadores. En esas fechas, la cesta punta era el negocio más fructífero de apuestas del Estado.
Allí donde aparecía Bereikua captaba la atención del personal, especialmente en las calles de Markina-Xemein, con la Universidad de la Pelota de vecina, el frontón local apodado así como templo del cesto construido en 1798 por Martín de Usatorre. Paseaba extravagante y con desparpajo su alegre personalidad acicalado con un gorro de paja, camisas hawaianas y pantalones cortos propios de las gentes de Miami. En los frontones dominaba, como afirma el histórico intendente del frontón Jai Alai de Miami, Alfredo García, en el documental Jai Alai Blues. “Fue el pelotari que más campeonatos me ganó”, atestiguaba. Entre otros, conquistó el National Tournament junto a Acín representando a Miami. En otra edición tomada como ejemplo, la de 1986, este torneo se dotó con un premio de 50.000 dólares para los ganadores, recoge el The Sentinel de Orlando.
Para dar cuenta de la proyección de Letxuga Elorrio, su prestigio allende las fronteras vascas, basta con visitar Wikipedia tecleando: Elorrio. En la versión española, el puntista no figura; en la inglesa, aparece como Personajes Ilustre del municipio, junto al lehendakari José Antonio Ardanza, el inventor del Talgo Alejandro Goicoechea, el misionero mártir Valentín de Berriochoa o la presentadora Anne Igartiburu. Ninguno de ellos llegó a las cuotas de pantalla de Bereikua.
ELORRIO, HOLLYWOODIENSE
El elorriotarra alcanzó fama hollywoodiense en la década de los 80 gracias a una de las series más icónicas de todos los tiempos y precursora del fenómeno que hoy vive la pequeña pantalla: Corrupción en Miami. En los créditos introductorios de cada capítulo, entre imágenes de playas, carreras de galgos o caballos, mezclado de lujo y bikinis, aparece un plano de Elorrio, dorsal 43, golpeando el cuero.
Tenía semejante reputación el Jai Alai por aquel entonces, que el propio Bud Spencer, en la película Par-Impar, del año 78, ejercería en el largometraje de estrella de este deporte. Una de las grandes figuras era precisamente Víctor María Bereikua, que engrandeció la popularidad del Jai Alai. El viernes, a los 63 años, dejó este mundo para ascender a los altares de la memoria del Jai Alai, de Estados Unidos y del planeta, como impulsor de una actividad célebre mundialmente. Se le despidió en una misa que acogió la parroquia de Markina-Xemein.
Por: EDUARDO OYARZABAL
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