“¿Qué revuelta produjeron en nuestro pueblo las ideas de Arana Goiri para que poco más de treinta años después, un ejército de 115.000 hombres defendiera con heroísmo el solar vasco y sus ideales de libertad contra una nueva agresión cesarista, una de tantas en nuestra historia? ¿Cuál fue la educación política que las doctrinas de Arana Goiri trajeron al pueblo para que éste sustituyera el olvido y la desunión por la agrupación de sus hijos en defensa de su libertad? ¿Cuál fue la entraña y fundamento de sus enseñanzas para que nuestra Euzkadi, en pocos lustros reconquistara parte de su soberanía histórica y pudiese organizar su gobierno propio integrado por organizaciones de color político diferente, pero sujetos a una dirección única basada en el respeto de los valores humanos y en la autonomía política, programa general para todos los vascos?
“Uno de los méritos más grandes de Arana Goiri es la universalidad de su doctrina, y, por eso, su aplicación para todos los tiempos. Tomó de la tradición lo que ésta había impreso con carácter permanente en el alma de nuestro pueblo, es a saber, su sentido religioso y su sentido de libertad. Pero no hizo del sentimiento religioso un arma de intransigencia, ni un instrumento de cruzada, pues como decía hablando de la naturaleza pacifica de la propaganda religiosa, incluso en territorio de misiones, “no es fácil comprender que para convertir a uno haya que mandarle de un balazo a los infiernos”. En su época, la interpretación del hecho religioso venía influida lo mismo por sectarismos anticlericales que por integrismos intolerantes. A unos y otros fustigó Arana Goiri con igual decisión estableciendo ya desde fines del siglo pasado una doctrina de serena distinción entre lo espiritual y lo temporal que solamente tendría su correspondencia en la vida política europea pasados bastantes años.
“Por otra parte Arana Goiri interpretó el sentimiento de libertad innato entre los vascos no solo proclamando el derecho de su pueblo, la nación vasca, a disponer libremente de sus destinos, conforme a la historia y a la filosofía, sino también de acuerdo con la voluntad popular. El pensamiento de Arana Goiri es profundamente democrático y no concibe la realización de la libertad sino partiendo del indeclinable respeto a la dignidad humana base de su sistema político, que por las mismas fundamentales razones consagra la autonomía del municipio y de la región entre los vascos. Siguió paso a paso la vieja tradición vasca y muy especialmente la tradición vizcaína, tan gráficamente expresada en su Constitución de 1526. El hombre es libre, porque todos son hijosdalgo, la casa es “tuto refugio”, el tormento es expresamente prohibido, y el pensamiento político nacional se expresó lapidariamente diciendo que “las cartas contra la libertad se tengan por no otorgadas”. La doctrina de Arana Goiri es fiel reflejo de nuestra vieja tradición que cimentó toda su filosofía política moral en el respeto intransigente de la libertad del hombre”.
“En Arana Goiri el sentido democrático es político y social, todos los valores humanos se equilibran en su doctrina, todos ellos tienen respeto y cabida en su pensamiento. Algunos han visto en determinadas posiciones doctrinales de Sabino de Arana Goiri un acento integrista, principalmente cuando se refiere a las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Arana Goiri vivió en tiempos de feroces intransigencias. Era un católico ejemplar y convencido y cuidó en sus palabras de no rebasar los límites de la más estricta ortodoxia. A pesar de ello nadie le ganó en valentía denunciando la confusión político-religiosa que, sobre todo en España, tantos dramas ha causado para la conciencia civil y para la conciencia religiosa de los ciudadanos. Distinguió perfectamente la esfera propia de ambas potestades y con su conducta señaló una norma inequívoca para el futuro. Por eso su doctrina atraviesa su época y sirve de guía en las siguientes”.
“Jacques Maritain llamaba “el caso vasco” a la posición adoptada por los vascos no solo porque defendían su libertad nacional, sino todos los principios de la libertad humana, y François Mauriac trasladaba esta apreciación doctrinal al campo de la política europea calificando a los vascos como precursores de la nueva y definitiva etapa y posición de la democracia cristiana continental.
“Ninguno de estos resultados de significación universal hubieran sido posibles sin la recia educación cristiana y democrática dada al pueblo por las doctrinas de Arana Goiri. Su influencia se ha dejado sentir fuera de los límites de su propia organización política, pues ha modelado en cierta manera a toda la sociedad vasca introduciendo en ella elementos de equilibrio y ponderación que han permitido la unión de los vascos alrededor de programas eficaces de unión nacional y la integración de su gobierno autónomo por elementos de diferentes ideologías. Este espíritu de convivencia civil abre venturosas perspectivas futuras. Por esta razón la figura de Arana Goiri merece ante todos los vascos el más admirado respeto, incluso de parte de aquellos que discrepan de sus ideas pero que no olvidan ni su ejemplo, ni su sacrificio”.
(Del prólogo del libro “El Libertador Vasco. Sabino de Arana Goiri”, de Pedro de Basaldua),
JOSEBA MARTÍNEZ AGUIRRE
(G.B.)
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