Bilbao (27.6.1980)
Organizado por la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia, esta tarde, en el palacio de la Diputación Foral de Guipúzcoa, tuvo lugar el acto de presentación de la obra «Linguae vasconum primitiae» («Las primicias de la lengua vasca») en su edición crítica, perteneciente a la colección «Testimonios del Euskara». Abrirá el programa fray Luis Villasante, presidente de la Academia; seguirán las disertaciones del académico de número don Luis Michelena sobre «Fundamentos de la nueva edición del escritor Bernard Etxepare» y del académico correspondiente Padre Lino Akesolo, quien hablará sobre «Etxepare cuatrocientos años después». Unas palabras del Padre Patxi Altuna. académico correspondiente y autor de la obra, cerrarán el acto.
Dos días antes de su disertación, el Padre Akesolo sufría de una fuerte afonía —«como siga así el viernes, no sé cómo voy a leer esos dos folios que me han pedido»—, pero no puso inconveniente alguno en charlar, casi en un susurro, de un tema tan importante como es la recuperación, por el País Vasco, del primer escritor euskérico: Bernard Etxepare.
—«Linguae vasconum primitiae», del Padre Altuna, es una trilogía. Primero se publicó un estudio sobre la versificación y la poesía de Etxepare; en segundo lugar, el léxico, diccionario de este autor, y, ahora, sale a la luz una lección crítica de la obra, con la ortografía antigua, la moderna y notas. Mi presencia en el acto se debe, pienso yo, a que ya antes intervine en dos ediciones de la obra de Etxepare, una para la Gran Enciclopedia Vasca y otra trilingüe que hicieron en San Sebastián. Me han indicado que sea corto, que no pase de dos folios.
Un solo ejemplar en la Biblioteca Nacional de París
(Tiene ese aspecto bonachón de los hombres físicamente grandes. Un símil en el cine lo podríamos encontrar en John Wayne, esa misma sonrisa que asoma los dientes superiores y una pequeña parta de los inferiores, te llevan al astro, buena persona, de la pantalla. Y las manos inmensas, surgiendo de la bocamanga ancha del hábito de carmelita, que el Padre Lino no deja volar, mantenida recatadamente la izquierda con el cierre de la derecha. Es la misma imagen que tiene en los círculos literarios donde se mueve y que le ha valido esa fama de hombre ecuánime y en absoluto alborotador. Es la imagen, reflejo del interior, que le ha llevado a ser elegido presidente de «Euskerazaintzu» —«una especie de Academia popular, del euskera vivo, no de los manipuladores del lenguaje»).
—Bueno, en el programa del acto que hoy se celebra me han puesto «Académico correspondiente» de Euskaltzaindia, pero en realidad no tengo ningún documento que lo acredite así... Pero vayamos aI tema que nos ocupa: Etxepare es el primer escritor euskérico, por eso la obra se ha llamado «Las primicias de la lengua vasca». Es una obra muy poco conocida, de ahí que yo haya tomado como tema de mi intervención «Etxepare, 400 años después», porque no sabemos qué aceptación tuvo la obra en su primera edición, qué valoración se hizo, ya que no se conoce más que un ejemplar que está en la Biblioteca Nacional de París. Y aún después vemos que fue poco conocida: casi medio siglo más tarde se formó un gran movimiento de escritores euskéricos y comenzaron saludando a uno de los escritores de esa época —que realizó casi toda su obra en verso— como el primero que había cultivado la poesía vasca, cuando en realidad ha sido Etxepare. Después, seguramente, algunos conocieron algún ejemplar —no sería, probablemente, el mismo que hoy se conserva en París—. Escritores posteriores, como el mismo Larramendi, tuvieron algún conocimiento. Y ya, con el tercer Centenario de la publicación, comienzan las ediciones basadas en ese único ejemplar. Se multiplican las ediciones en el siglo pasado, casi siempre preparadas y trabajadas por extraños, lingüistas alemanes, holandeses y franceses. En este siglo, con Julio Urquijo, comienza a ser conocida la obra, ya que hizo la primera edición facsímil en 1933. Coincidiendo con el cuarto centenario, en 1945 —años en que aparece la revista de los Amigos del País, que no le olvidaron—, ya se hacen las dos ediciones de la Gran Enciclopedia y otra trilingüe en San Sebastián, en la que yo intervine para la acomodación a la ortografía moderna. Y ahora se ha querido hacer una edición crítica, más estudiada, más científica. A los cuatrocientos años viene a ser como una especie de recuperación por el País de su autor. De esta forma la obra de Etxepare va a ser más conocida, apreciada y valorada.
«No podemos vanagloriarnos de tener obras de gran valor»
(Se puede decir que, ya antes de nacer hablaba euskera. Nació en Dima y estudió en la escuela del barrio —«el maestro era vasco. Castellano aprendíamos de memoria de otros compañeros y libros de texto; recuerdo que salíamos gritando como toritos: hasta mañana, si Dios quiere. Entré fraile y allí también se aprendía euskera, con las demás lenguas; eran aquellos días en que se celebraba el Congreso de Estudios Vascos de Guernica y nos enteramos que habían acudido figuras internacionales y aquello nos hacía muy felices: pensar que no teníamos una lengua arrinconada. Así, Domingo Aguirre, Kirikiño y otros nos fuimos dedicando, por afición, al estudio del euskera, tratando de profundizar cada día más»—.Siendo estudiante comenzó a escribir en una revista que sacaban los religiosos, llegando a dirigirla en 1936. La fama de su colegio —Colegio Larrea, da Amorebieta— trascendió fuera. —«Recuerdo que una vez la Sociedad de Amigos Vascos envió a Barandiarán con idea de hacer una especie de estudio para una subvención. Y aquel señor, Norbert Tauer, de la Embajada checoslovaca, que al enterarse de los métodos que había para enseñar el euskera nos escribió pidiéndolos... todavía vive en Praga; corrió la voz de que él tenía un ejemplar de la primera edición de la obra de Etxepare, pero no era así».)
—En estos momentos estoy trabajando en el «Diccionario de Autoridades», que se compondrá de diez volúmenes, parte de los cuales ya están en la calle. A base sobre todo, de literatura euskérica de todas las épocas, incluida la actual. ¿Que si ha dado grandes hombres la literatura euskérica? Bueno, no podemos vanagloriarnos de tener obras de gran valor. Y creo que ahora, que se siguen tantas corrientes medio contraculturales, todavía menos. Pero, ¡vamos!, por ejemplo esta obra —la de Etxepare— está considerada por los extranjeros en la línea de las obras que se escribían en la época hacia atrás, al comienzo de la literatura de cada lengua. En cuestión de novelas, últimamente se ha cultivado; días pasados estuvimos en un homenaje a Domingo Aguirre, sacerdote natural de Ondárroa, que tiene unas tres novelas; le comparaban con Pereda —a su altura—, aun cuando su producción no es tan rica.
Euskera, métete en la familia
(Su cabeza podía haber sido llevada al lienzo por Zurbarán. Se Sienta recto sobre la silla conventual, sin apenas rozar el respaldo: La trilogía de Altuna, todavía con color a imprenta, sobre la pierna izquierda. Es majestuoso su porte, pero puede más la modestia y lo piensas en el pequeño huerto cuidando con mimo las hortalizas, o entre cuatro paredes estudiando con ahínco temas que le atraen desde la niñez. Tiene una bella mezcla de parquedad y locuacidad y ello hace que, junto a su afonía, haga pausas en el camino de la conversación.
—¿Recuperación del euskera por el pueblo? Eso es lo que digo yo y ése es el slogan: que el euskera salga a las plazas, al mundo. Se trata de ponerlo en práctica. Actualmente lo que vemos es que sale mucho a la calle para ensuciar pareceres, pero para otra cosa no sé... Ese no es el ideal del euskera y de la gloria que tenía su pueblo, cuando el primer libro salió a la plaza. En este sentido, las frases que vemos por las paredes y el euskera que sale en gritos es un euskera, muchas veces, bastante infeliz. Ahora es el momento de poner en práctica el slogan. Una de las cosas que se podría hacer es recuperarlo en la casa, en la familia, porque si no se calienta el horno en las familias, no creo que tenga mucho éxito. Claro que, en las familias, se da el caso de padres que hablan un euskera vivo y los hijos uno prefabricado que aprenden en las escuelas, en las ikastolas. Se observa un distanciamiento de generaciones y eso es un disparate.
«Manipular una lengua es un error»
Lino Akesolo tacha de elemental el euskera que se enseña hoy en día: «A veces los mismos que enseñan en los colegios no saben mucho más allá de los libritos que manejan». Cuando le pides que te dé su opinión sobre la unificación del euskera, contesta rápido que debe ser cosa del tiempo, “pero siendo una cosa impuesta no creo que pueda cuajar. Algunos creen que es la solución, y la solución sería si, efectivamente, el euskera unificado tuviese vida en alguna parte, como ha ocurrido con una lengua o un dialecto que ha dominado, que ha sido hablado por regiones, incluso era considerado un honor el saber esa lengua que se tenía como un poco más noble. Aquí tenía esa especie de nobleza el guipuzcoano. Parece que al fin a los vizcaínos les gustaba el guipuzcoano. Pero ahora ni guipuzcoano, ni navarro..., es una mezcla».
—Manipular una lengua no es servirla. No se puede hacer, sobre todo, en nombre de la lingüística y de la ciencia. Se puede estudiar —los científicos la estudian— en sus fuentes, en el pueblo, en la literatura; pero querer luego manipular esa lengua, es algo que ha fracasado en otros, a quienes se acusa de haber manipulado. Ahora puede pasar que se produzca la misma manipulación, con el mismo inconveniente y los mismos resultados, igual lo comprobamos después de muchos años y entonces será tarde para volver atrás.
Lourdes MATEOS
El Padre Lino Akesolo, que ya intervino en dos ediciones anteriores de la obra del poeta, disertará sobre «Etxepare, 400 años después». En la Biblioteca Nacional de París se conserva un ejemplar de la primera edición. «Se pretende que su obra llegue a ser más conocida, apreciada y valorada». «No podemos vanagloriarnos de tener tantas obras de gran valor, dentro de la literatura euskérica y creo que, ahora, que se siguen tantas corrientes medio contra-culturales, todavía menos». «El euskera que vemos por las paredes y sale en gritos es bastante infeliz. «Manipular una lengua no es servirla; no se puede hacer, sobre todo, en nombre de la lingüística y de la ciencia».
Comentarios