Con la edad se adquieren el reumatismo y la experiencia, dos cosas igualmente inútiles y molestas. El reumatismo tiene la ventaja de que lo pueden curar los médicos, Y si no lo curan, el reumático se refugia en un balneario, donde lo pasa de rechupete leyendo, jugando al dominó y hablando de su dolencia con otros reumáticos. En cambio, la ciencia médica no puede hacer nada para quitarnos de encima la experiencia. Inclusive no se tienen noticias de que se hayan hecho estudios serios para intentarlo. Quizá se le ocurrió hacerlo alguna vez a un cien tífico, pero en seguida abandonó la idea porque la experiencia misma le aconsejó no llevarla adelante.
Lo peor del caso es que cuando queremos hacer algo, la experiencia siempre aconseja lo contrario, pues para eso es experiencia. Porque el señor que padece de experiencia, lo primero que ve son los inconvenientes. Es una forma de desanimar al más pintado. Por eso decimos que la experiencia es una auténtica enfermedad, con el agravante de que aquellos que la sufren pretenden hacerla contagiosa. "No hagas tal cosa o tal otra -aconseja el experimentado- Te lo digo por experiencia".
Con la experiencia debería hacerse lo que se hace con las invitaciones para el estreno de una obra de teatro, ponerle una coletilla de "personal e intransferible". Porque la experiencia se nutre de lo que le ha ocurrido a uno, vaya usted a saber si por culpa o por azares del destino, aunque casi siempre interviene la idiotez personal. Por eso la mamá nunca debe aconsejar a su niña que se case con Luis en lugar de con Pepe, porque ella no tiene la experiencia de lo que son Luis ni Pepe, y si la tiene, procurará callársela, pues este tipo de experiencias están muy mal vistas por la sociedad y reñidas con la moral cristiana. La única experiencia que puede guiar a la madre para aconsejar a su hija, es la que ella ha tenido con su propio marido. Pero como la chica no va a casarse con su propio padre, el consejo resulta completamente inútil. En consecuencia, la niña debe casarse con el hombre que le guste, y dejar a su vez que la experiencia le demuestre su metida de pata.
Otro caso de lo inútil que resulta la experiencia, lo comprobamos en el campo de los negocios. Si a la hora de emprender un negocio uno fuera a guiarse por la experiencia, acabaría por poner un banco, que al parecer es lo más rentable; pero inmediatamente la misma experiencia le aconsejaría no ponerlo, porque ya hay muchos, los ve con malos ojos el gobierno y además los asaltan. En este renglón, las carreras de caballos nos dan una lección llena de sabiduría: siempre acierta a la quiniela que paga miles de pesetas aquel ciudadano sin la mejor experiencia hípica, que ignora "handicaps", estado de la pista, genealogía del caballo y tamaño y hábitos de sobriedad del jockey, y que elige dos números al buen tun tun, basándose en la fecha de su nacimiento, las dimensiones pectorales de su secretaria o la placa de su automóvil. Estos villamelones suelen ganar mucho más que los profesionales del hipódromo, que llevan años de acumular experiencia... y pérdidas.
En la vida sucede lo mismo: el triunfo es para quienes intentan lo que se les ocurre, y se lanzan sin preocuparse para nada de la experiencia de los fracasados ajenos. Uno siempre puede decirle al señor con experiencia;
- Es que mi horóscopo me lo aconseja y además a lo mejor tengo suerte.
Y si el otro se calla, porque según su experiencia, efectivamente hay mucha gente que tiene suerte en el momento preciso; entre otras cosas, porque se puso en condiciones de recibirla. Si hubiera hecho lo que le dictaba la pesimista experiencia, no se habría arriesgado. Y entonces la suerte, al ver la puerta cerrada, se hubiera marchado a otra parte.
La experiencia -según mi propia experiencia-, sería muy útil si en lugar de ser enfermedad de la vejez, fuese sarampión de la juventud. Un hombre de veinte años con experiencia sería algo formidable, por la sencilla razón de que a esa edad no se hace ningún caso a la experiencia. Su propia y precoz experiencia le aconsejaría arrojarla por la borda y emprender todo aquello que le dicta su inexperta juventud: darle la vuelta al mundo en un barco carguero, inventar una nueva religión, industrializar los rayos de la luna, constituir un nuevo partido político, poner un negocio de paletas heladas en Groenlandia, casarse con Ainhoa…
En suma, los jóvenes sin reumatismo ni experiencia deberían pasarla muy bien. Los viejos no podemos hacer lo mismo, tanto por razones fisiológicas como porque la experiencia nos dicta todo lo contrario. Y ya sabemos, por experiencia, que la experiencia nos impide hacer todo lo que nos gusta.
https://web.humorenlared.com/2018/07/27/debajo-de-la-palmera-necesitamos-gente-sin-experiencia/
Socarrón e inteligente sentido del humor el de Iñaki.
Vivimos en un ambiente tan cargadito de gilipollas y malas personas, que es bueno tomárselo con coña para no deprimirse.
Hay que reírse de los mingafrias del Athletic,de las alcoholizadas fiestas veraniegas,de la especialización y globalizacion del delito,del ensayo de fascismo en Catalunya surgido de las cloacas y llevado a cabo por falangistas y corruptos, de las decisiones de los chupijueces...
Pero es difícil,sobre todo si tienes experiencia.
Publicado por: CAUSTICO | 08/28/2018 en 09:51 a.m.
Colas enormes para visitar la tumba del asesino, gente joven haciéndose selfies ante ella, declaraciones día sí y día también del tiparraco de la Fundación del Odio, el apologeta del teror Chicharro,en T5 alabando a Paca la Culona e insultando a los republicanos, el abogado de la manada colaborador de la cadena basura...
España está muy enfermita y la van a liar.
Están ahí porque siempre han estado.
Franco gobernó a base de hostias y del apoyo mayoritario de sus ciudadanos, que le adoraban, como adoraban al campechano, como adoran al militar Felipe cuando lanza discursos franquistas.Es siempre lo mismo.
Publicado por: CAUSTICO | 08/28/2018 en 05:59 p.m.