ElíasAmezaga
La proximidad del aniversario en noviembre del fallecimiento de Sabino Arana, del PNV y los artículos suscitados por la divulgación de nuevas cartas de su fundador sirven al escritor de pretexto para evocar la relación de Arana-Goiri con la Prensa.
Por estas datas se actualizó el tema de Sabino Arana-Goiri, en vísperas ya del año 95, del centenario del partido que él fundara. La prensa le dedica plurales artículos, más acriminadores de lo normal, como si llegara la hora de formarle juicio sumarísimo. Entre tal literatura destacaría por su prudencia la de Interviú, con la pluma de su director, José Cavero, arropando una glosa sobre las 17 cartas aparecidas del fundador, que vendrán a sumarse a las pocas que se conservan.
La comunicación arranca desde el diálogo y la correspondencia. El diálogo no pudo proliferar por romper la formación política de Arana-Goiri el estatus presente. La correspondencia para la intimidad suscríbese pensando que no tiene más lector que su destinatario. En el caso de figuras puede ser una bomba retardada que estalla en cuanto se da a conocer al público. Ahí se sincera dándonos a sentir sus zozobras, sus desánimos, a veces sus proyectos.
Medio de comunicación usado con frecuencia, las reuniones para conocerse unos y otros, aunar propósitos. Se aprovecha la ocasión para los discursos. A Sabino es imposible considerarle como un buen orador. Empero, su discurso de Larrazabal figura como el avance decisivo para la formación del partido. Pieza a releer por poner en ella lo mejor de sí, una voluntad pronta al sacrificio.
Olerkari en euskera, y con poesías sentidas como la dedicada a la muerte de su madre, ¡Siñis-mena!, se nos aparece como adverso a la poesía hecha para pulsar las fibras más íntimas, pero que no se nos diga que nos transporta al séptimo cielo. Palabrería hueca, evasión sin más.
Acaso en otro tiempo empujara al combate, hoy al poeta considéresele un ser inútil. Se refiere quizá a la poesía del desconsuelo de boga entonces, que en vez de lagrimear mejor haría en servir a lo social.
Otra cosa es la prosa. Directa, que se entienda. Escribir bien es un servicio al pueblo, no el único. Hablar al hombre de hoy con el lenguaje de hoy. Significa despertarle. Emplear un arma. De alcance. De penetración en el espíritu. Y para ello el mejor medio, la prensa. Y Arana-Goiri escribirá para dar a conocer lo que se ignora o lo que hay que repetir hasta la saciedad. Con pluma incisiva, mordaz. En especial, en su primera época. Cuando hay que abrirse paso ante los asombros y las caras largas. Compone según le acude la idea, con letra mínima, sin inclinación, con subrayados y distingos. Corrige. No mucho. Redacta a contra-rreloj. Lo que pasa a su alrededor. Frente a la amenaza. Y como al final de su vida, de pie, con una puerta atrás para escapar.
No es que sea el único género que admita, también el teatro de Azkue, el que proclama creador del teatro vasco por su zarzuela Vizkai'tik Bizkai'ra, pero esto sólo mueve al corazón mientras la prensa llega también a la inteligencia. Pierde, sí, el calor de lo dicho en alta voz, pero gana la grabación, la capacidad de ser vista y oída siempre que se quiera. Presenta los conceptos con más precisión y claridad que ninguna otra forma de pensamiento. Es, por otra parte, el medio más eficaz dada la frecuencia con que obra.
Funda la revista Bizkaitarra y en los primeros números se sensibiliza con la problemática navarra. Todavía no se formó el partido. Se siente foralista y solidario con el Antiguo Reino y con todos aquellos que no tengan otra aspiración que el restablecimiento absoluto de la foralidad. ¡Ah, si él tuviera una gente así detrás!
Bizkaitarra es un periódico agreste. Atípico. Sin conexión alguna con el resto de los medios informativos, con los que no intercambia un solo ejemplar; en otros términos aparece hostil y en pie de guerra. Quiso ser auténtico desde la neoconcepción patrial y, como auténtico, cruel, denunciador de males. Los apunta con su índice. Durísimo con el poder, con los colonizadores, los falsos fuerismos, las formaciones políticas, los caciques, acre también con el emigrante.
Baserritarra, hebdomadario, cambia de tono, procura conseguir entre bazkides la máxima libertad y una auténtica fraternidad, Aquí da a luz un texto contra los carlistas, de donde procedía. Con ello parece ser que detuvo una insurrección. La que rompería por Bilbao con el asalto al cuartel de Careliano, que pudo suponer la cuarta guerra carlista. En Bizkaitarra él corre con la responsabilidad de lo que se publica, aquí cada cual responde de su artículo y por falta de originales escribe la mayoría de los textos.
Y viene el lance con El Fuerista, diario donostiarra que tiende hacia el nacionalismo. Cuando lo haga durará 20 días. Querer ser nacionalista no es serlo, comenta Arana. Tendría yo que creer que una especie produce otra, que un árbol da un fruto distinto al suyo. Obtendrá suscripciones, colaborará, pero nada más.
Con gran capacidad de movilización popular y arte de persuasión edita El Correo Vasco, aventura donde, por razones obvias, no figura entre los 31 firmantes del documento institucional. De su entusiasmo da fe su correspondencia, de que han comprado nuevas máquinas y un surtido de tipos para despachar los trabajos con puntualidad. Pide que se guarde cuidado para que su andar no lo entorpezcan las autoridades. Abrirá en él las puertas de la Diputación al conocimiento público. Tres meses después se clausura por Real Decreto.
En Euzkadi, revista trimestral, alienta el propósito de asomarse al mundo, en especial a los países de América. Fracaso. Desiste al cuarto número. Su deber no obliga a más de lo que puede. Renacería en 1905 después de su óbito con su currículo y un estudio suyo sobre las correcciones generales que debe reunir un diccionario de la lengua euskera.
En 1901 nace La Patria, semanario, con artículos de gran madurez, muchos firmados desde la cárcel. Se ocupa de filosofía, de la Iglesia, de los Congresos Ortográficos de Hendaya, de la creación del nuevo partido o Liga Españolista. Con el título de Patria reflota en julio de 1903, donde ya próximo a su fin personal. Arana da a conocer su De Profanáis. Allí, como en un sueño, mirándose a sí mismo que sale de la vida parecedera, pide que no se llore por él, que lloremos por nosotros mismos.
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