De Luis Martín-Santos, generalmente, sólo se sabe que fue el autor de la novela Tiempo de silencio, desconociendo otros aspectos de su persona y su trayectoria vital tan importantes como lo anterior. Este año conmemoramos un aniversario más de su trágico fallecimiento, a consecuencia de un accidente de circulación en la ciudad de Vitoria el 21 de enero de 1964; este es un buen momento para recordar su figura.
Martín-Santos era hijo de un cirujano militar que en 1929 fue destinado a San Sebastián, a donde acudió con toda su familia, su esposa y los dos hijos: Luis, el mayor, de cinco años y Leandro, dos años menor. Su padre participó en los servicios sanitarios del ejército del norte en la guerra civil, en el denominado bando nacional, ascendiendo en el escalafón militar, con lo que facilitó el camino para conseguir el éxito social y profesional de sus hijos. Ambos estudiaron medicina y se dedicaron inicialmente a la cirugía. Luis fue en todo momento un estudiante excepcional, siendo, durante un año, el médico más joven de España. En el campo quirúrgico, llegó a ser cirujano de guardia por oposición del Hospital General de Madrid. Cuando todo iba por el camino que deseaba su padre, Luis dio un giro radical a su vida y abandonó la cirugía para dedicarse a la psiquiatría. Fue su maestro Juan José López Ibor, el más reputado psiquiatra de aquellos años y fueron compañeros y amigos suyos el cordobés Carlos Castilla del Pino y el donostiarra, que residió en Canadá, Félix Letemendía. Ellos tres, junto con Juan Antonio Vallejo-Nágera, constituyen el núcleo principal de la generación de psiquiatras de postguerra. Bajo la dirección de López Ibor y de Laín Entralgo elaboró su tesis doctoral sobre los modos de comprensión del enfermo mental.
Durante su estancia en Madrid, comenzó a frecuentar los ambientes culturales de la capital, como el Café Madrid o el Gambrinus, siendo sus contertulios habituales Juan Benet, Eva Forest, Miguel Sánchez Mazas, Alfonso Sastre y muchos otros. Estas experiencias le sirvieron para elaborar buena parte del material narrativo de Tiempo de Silencio. También se puso en contacto con alguno de los miembros de la Asociación Socialista Universitaria, como Francisco Bustelo o Juan Manuel Kindelan, primer paso de su definitiva vinculación al Partido Socialista.
En San Sebastián, obtiene por oposición la plaza de director del Hospital Psiquiátrico en 1951, a los 27 años de edad. Dos años más tarde, se casó con Rocío Laffon, con quien tuvo cuatro hijos: Rocío, Leticia, que falleció de forma repentina a los tres meses de edad, Luis y Juan Pablo. El matrimonio sólo duró diez años, ya que su esposa falleció el 3 de marzo de 1963 a consecuencia de un escape de gas.
En 1956, sufre su primera detención política, relacionada con la implicación de sus amigos Vicente Girbau y Alberto Machimbarrena en los sucesos universitarios de Madrid. En el 58, vuelve a ser detenido e ingresa en prisión, en relación con una caída general del Partido Socialista que incluyó a dirigentes tan destacados como Antonio Amat, Juan Raventós, Vicente Urcola, Joaquín Pradera y Vicente Girbau, entre otros. Cuando, tras el congreso del 58, el Partido decide que haya dos representantes del Interior en la Comisión Ejecutiva, los elegidos son Ramón Rubial y Luis Martín-Santos. Su participación política le cerró muchas puertas, fue considerada por sus compañeros psiquiatras como una estupidez y le impidió tener una proyección psiquiátrica acorde con su quehacer científico; por ejemplo, supuso un obstáculo para acceder a la cátedra de psiquiatría que tanto anhelaba. Finalmente, con un cierto desánimo, se distanció un poco de su actividad política, dimitiendo de la Comisión Ejecutiva del PSOE el 16 de junio de 1960.
Su actividad se centró, a partir de entonces, en los aspectos culturales y literarios. Al comienzo de los años 60, participó activamente en la Asociación Artística de Guipúzcoa y en la Academia Errante. Entre los participantes en aquellas reuniones, nos encontramos con Jorge Oteiza, José María Busca Isusi, José Miguel Barandiarán, Javier Bello Portu, José Luis y Rafael Munoa y muchos otros, creándose un ambiente difícil de repetir y que supuso un gran enriquecimiento cultural de la ciudad. Otra interesante actividad de Martín-Santos en Donostia fue la elaboración, junto con José Luis Munoa y Miguel María Echevarren, de un programa electoral presentado a las elecciones municipales por el tercio de familia en 1960.
En cuanto a la valoración literaria, Tiempo de Silencio, publicada en 1962 -a la que presiones políticas impidieron lograr el premio Pío Baroja—, acaba con el período de la novela social, para dar paso a una forma de novelar más intelectualizada y con mayores preocupaciones estilísticas.
Póstumamente, se ha publicado un importante libro siquiátrico sobre el Psicoanálisis Existencial y la novela inconclusa Tiempo de Destrucción, quedando a su muerte abundante material inédito.
PEDRO GORROTXATEGI*
*Profesor colaborador de Historia de la Medicina de la UPV.
(06.11.1994)
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