El ex general de la Compañía de Jesús padecía una trombosis desde 1981
El español Pedro Arrupe, durante 18 años prepósito general de la Compañía de Jesús, murió el 5 de febrero de 1991, en Roma tras casi una década de sufrimientos, debido a la trombosis cerebral que le aquejaba desde 1981. El ex papa negro, de 83 años, falleció a las 19,45 en la enfermería de la Curia Generalicia, donde permaneció desde que enfermó y confortado por su compatriota Rafael Bandera, quien le atendió desde el inicio de la dolencia. Durante su mandato, entre 1965 y 1983, Arrupe adaptó el Concilio Vaticano II a la actuación de la compañía. Su cuerpo quedó expuesto en la capilla de la Curia.
A finales de enero, el Papa le había visitado en la Curia y le dio la bendición apostólica, a la vista de su deteriorado estado de salud.
El mandato de Arrupe como general de la Compañía de Jesús tiene como punto de referencia fundamental la Congregación XXXII de los jesuitas, en la que se hacía hincapié en la promoción de la justicia, en la atención prioritaria a la causa de los pobres. Ello supuso un giro copernicano, no exento de tensiones con el papado, a quien los miembros de la compañía deben obediencia. La línea de la Compañía entonces fue una adaptación del Concilio Vaticano II a la actuación de los jesuitas. Los colegios que habían nutrido a las clases dirigentes comenzaron a variar su orientación. Muchos cerraron, otros se adecuaron a los nuevos tiempos.
Y en septiembre de 1973 llegó lo que el francés Alain Woodrow denomina "zafarrancho de combate". Arrupe anunció la convocatoria de una congregación general. Al año siguiente comenzó la famosa XXXII Congregación, que en su artículo cuarto hablaba de la promoción de la justicia. Los jesuitas se pusieron manos a la obra. En Filipinas se hizo patente la oposición de los jesuítas a la dictadura de Marcos. En América Latina dieron testimonio de su compromiso con los pobres los seis miembros de la orden —Ignacio Ellacuría entre ellos— asesinados en 1989 por el Ejército salvadoreño.
La revolución y el Vaticano
Toda esa revolución no dejó impasible al Vaticano. Si Pablo VI veía "sombras" en una de las órdenes religiosas más importantes de la Iglesia católica, uno de los momentos de mayor tensión se vivió con Juan Pablo II, en cuyos primeros años de pontificado Arrupe intentó convocar, inútilmente, una nueva congregación general. Tras sufrir la trombosis, el general de la Compañía quedaba relegado a pasar el resto de sus días en una silla. Allí fue designado, el 10 de agosto de 1981, de acuerdo con la línea Arrupe, el norteamericano Vicent O'Keefe, encargado de la orden hasta una nueva elección de general.
La designación no fue del agrado del Vaticano. El 6 de octubre de ese mismo año, el cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado de la Santa Sede, se reunía a mediodía con Arrupe en solitario. Cuando Casaroli salió, Arrupe lloraba. El Papa había decidido nombrar a un delegado personal en la Compañía, el jesuíta italiano Paolo Dezza, ayudado por un delegado adjunto, el padre Guiseppe Pittau.
La medida levantó ampollas en la Compañía. En la revista The Tablet un jesuita la calificaba de "insulto brutal". Una veintena de miembros de la orden —Karl Rahner entre ellos— escribía una carta al Papa en la que se decía: "Incluso después de haber rezado y meditado, no nos ha resultado fácil ver el dedo de Dios en esa medida administrativa, pues nuestra fe y la experiencia de la historia nos enseñan que la autoridad más alta de la Iglesia no está tampoco exenta de errores". El 13 de septiembre de 1983, el holandés Peter-Hans Kolvenbach se convirtió en sucesor del vasco Pedro Arrupe. La muerte de Arrupe causó "un hondo dolor" en la Universidad de Deusto, según señaló Ignacio Aya, secretario del padre provincial.
El filósofo José Luis Aranguren consideró que Arrupe fue decisivo en el cambio de imagen y actitud de la Compañía de Jesús. Como intelectual y alumno de un colegio jesuita durante siete años, recuerda que la orden era "más bien reaccionaria. Durante mucho tiempo fue el equivalente a lo que puede representar actualmente el Opus Dei. A partir del padre Arrupe cambió tanto que hoy sin duda es la orden religiosa más progresista", aseguró Aranguren.
José María González Ruiz, teólogo y canónigo de la catedral de Málaga destacó la relevancia del impulso de Arrupe en los diálogos entre jesuitas y marxistas.
BUENO..., JUAN PABLO II "CREO" QUE ESTABA MÁS CERCANO A UN TIPO DE IGLESIA MÁS CONSERVADORA ... .
La víctima ratifica la denuncia de abusos sexuales en el colegio del Opus Gaztelueta: “Esto no se cura. He estado a punto de suicidarme”
https://www.eldiario.es/norte/euskadi/ratifica-denuncia-sexuales-Gaztelueta-suicidarme_0_821368379.html
Arranca el juicio en la Audiencia Provincial de Bizkaia con el denunciante relatando con detalle lo ocurrido y el acusado, llorando, clamando que "jamás" se propasó con el joven.
Publicado por: Sony | 10/04/2018 en 05:41 p.m.
El franquista radical Pablo Casado muestra su admiración por la iglesia católica y su veneración por Juan Pablo II.
Lógico.
Publicado por: CAUSTICO | 10/05/2018 en 10:44 a.m.