La pelota como juego viene de antiguo en Barcelona y se puede aventurar que ya en el siglo XVIII tenía aceptación. Buena prueba de ello es que una calle mereció ostentar este nombre: Joc de Pilota. Pero era la pelota valenciana, pues la vasca no llegó hasta mediados del siglo XIX. Este deporte se realizaba en frontones pequeños y a menudo improvisados en muros o cualquier rincón de una calle, lo que a menudo generaba molestias al vecindario; de ahí que el Ayuntamiento lo prohibiera en el centro urbano.
No se trata aquí de hacer una simple lista de los primeros frontones, ante la carencia de documentación completa. Baste constatar que en poco tiempo se animó su práctica, incluso durante la Exposición Universal de 1888. Esto explica que a renglón seguido aparecieran empresarios que se atrevieron a correr el riesgo de construir unos edificios espectaculares.
Fueron contratados destacados pelotaris vascos que desde el primer día se ganaron la admiración de un público cada vez más entregado y numeroso. Era un espectáculo emocionante, que ponía a prueba la destreza y energía de aquellos grandes deportistas. Pelota a mano, pala, paleta y cesta punta eran las especialidades clásicas. El éxito también hizo surgir más adelante la simple práctica como deporte amateur, y mucho después se añadió el frontenis.
Merecen ser evocados dos frontones que representaban mucho más que una simple cancha, como sucedió más tarde.
El frontón Barcelonés fue puesto en pie en el chaflán de Diputació 415/419 y Sicilia. Fue proyectado por Enric Sagnier, el destacado arquitecto de la burguesía; el hecho de que hubiera aceptado el encargo revelaba una asombrosa versatilidad creativa, que le llevó a ser el más prolífico de su época.
La finca era generosa: cuatro mil metros cuadrados; en aquella época los precios de los solares en zonas alejadas del centro señorial eran de lo más razonables. El promotor inmobiliario fue el poderoso Juli Marial, arquitecto y político, quien además era accionista de la sociedad fundada para tal fin. Pagó 350 mil pesetas. Se inauguró el 19 de octubre de 1893.
La visión exterior era llamativa, con un gran muro bajo y rematado por una verja, lo que permitía exhibir un amplio jardín. La entrada era señorial, al aparecer enclavada en un elegante cuerpo circular de tres plantas, con un espacioso salón en el primer piso. Cumplía una misión de distribuidor, al facilitar con rapidez el acceso del numeroso público a las dos naves adyacentes. Uno de estos cuerpos albergaba los servicios, como la cafetería, el restaurante y las oficinas, pero también la entrada a las graderías altas. El otro cuerpo rendía a la pista.
El frontón tenía las dimensiones máximas, y a su pie nacía una gradería ascendente; todo ello a cielo abierto. Al fondo un cuerpo enorme, de tres plantas, en las que los espectadores se encontraban protegidos. Era un conjunto apto para acoger a unas tres mil personas instaladas con toda comodidad.
La jornada inaugural, destinada a beneficencia, constituyó un éxito absoluto, pese a que el pesimismo tradicional indígena se reconocía temeroso de que obtendría una entrada floja. El público, y también los jugadores vascos, quedaron asombrados ante semejante magnificencia. Y estaba en boca de todos que era un lugar que infundía alegría.
A partir de aquel día se impuso el optimismo, hasta el extremo que tres años más tarde, el dinámico accionista Marial se animó a invertir 150.000 pesetas para mejorarlo sensiblemente; se amplió hasta cinco mil asientos y todo el frontón quedó bajo techado. La obra fue proyectada por el acreditado arquitecto August Font y el relevante escenógrafo Francesc Soler i Rovirosa aportó una ornamentación modernista de lo más vistosa.
La sorpresa estalló en 1902: cierre, venta del terreno y demolición completa.
El frontón Condal fue instalado en el chaflán de Rosselló, 223, y Balmes. Fue proyectado por el arquitecto Francesc Rogent, bajo el signo del eclecticismo: aire clásico y con ornamentación contenida. Sus promotores eran los socios Fiera y Zunzunegui. Abrió sus puertas el 24 de septiembre de 1896, día señalado en la ciudad: festividad de la Mercé. Constaba de planta y dos pisos. Su elegancia incuestionable se veía afeada por el espectáculo que discurría a cielo abierto por la calle Balmes: el ferrocarril de Sarria.
El hecho de ser construido ya completamente cubierto fue inducido por el ejemplo del frontón Barcelonés; el Condal quería, pues, ofrecer igual comodidad que la competencia frente a la lluvia, el frío y el sol de justicia.
Este frontón ganó nombradía en 1905, pero no motivada por el deporte, sino por la política. Tal clase de instalaciones eran aprovechadas para concentraciones multitudinarias, como mítines o comidas. La Lliga de Cambó celebró allí un éxito electoral, que el dibujante Junceda aprovechó para su chiste periodístico. Ante la reconocible fachada, un ciudadano comentaba que si celebraban una victoria, por fuerza había de ser civil. Un grupo de oficiales del ejército no dudó en vengarse de aquella burla sobre las derrotas que cosechaban en la guerra colonial y asaltaron las redacciones del semanario Cu-cut!, que la había publicado, y la del diario La Veu de Catalunya, órgano del mencionado partido catalanista.
El Condal fue cerrado en 1924 y comprado por los jesuitas. El frontón fue trasladado al Palau Robert del paseo de Gracia en un tardío 1941. Prueba de que había dejado buen recuerdo deportivo fue que mereció el nombre de Nuevo Frontón Condal. Permaneció allí diez años.
El chasquido seco de la pelota contra el muro constituía el ritmo musical de este deporte, en algunos casos adornado con el espectáculo visual de elegantes acrobacias que incrementaban la emoción, sobre todo en la cesta punta, en la que la pelota alcanza unas velocidades en extremo peligrosas. El casco llegó muy tarde. Aquel silencio venía combinado con los aplausos, las exclamaciones, los gritos de ánimo, pero sobre todo por los voceadores de las apuestas. Esa fue la clave que favoreció el aumento de público. La mayor recaudación no venía tanto de las entradas, cuanto de las apuestas. Hasta que fueron prohibidas en algunas épocas.
Los pelotaris fueron tan admirados como los grandes diestros y futbolistas.
No se trata de hacer una relación exhaustiva, pero merecen ser mencionados estos frontones. En 1894 se abrió Beti-Jai (siempre fiesta) en Gran Vía de les Corts Catalanes, 435/Entenga: una simple cancha y aforo para dos mil personas, que cerró en 1920. Club Natació Barcelona, en Joan de Borbó, 93 (1917). Principal Jai-Alai (fiesta alegre), en la Rambla, 27 (1918-1989). Novedades, en Casp, 13 (1929-57). Txiqui-Alai, en la plaza Bonsuccés, 1, (1935-1961) que se distinguió por la novedad de presentar chicas pelotaris. Nuevo Mundo, en Pa-ral-lel, 50 (1936-49). Sol y Sombra, en Gran Via-Marina (1940-73). Colón, en la Rambla, 18 (1941 y remodelado en 1992).
En 1952 los hermanos Joaquim y Manuel Balet se proclamaron en San Sebastián campeones del mundo de cesta punta. Habían vivido desde niños esta pasión: Manuel Balet Crous, su padre, pelotari y dirigente deportivo, había fundado en 1924 el club Vasconia y compró el frontón Reina Elisenda, en Pedralbes. De ahí que llenaran el Novedades cada vez que estos campeones exhibían su calidad y compenetración.
Un nuevo capítulo se inauguró al calor de los Juegos Olímpicos, que propiciaron unas instalaciones nuevas y magníficas.
Tanta historia y tradición sin duda alguna merecía que Barcelona tuviera el honor de albergar ahora el Campeonato del Mundo de pelota vasca.
Por: Lluís Permanyer
Buenas tardes
Me parece muy emocionante el leer la historia de la pelota en Barcelona, y recordar los cambios que han habido en los distintos locales donde había algún frontón
Quería mencionar un frontón, que no sale en el articulo, que había en la calle Reina Alísenda de Barcelona. Este frontón fue ocupado durante varios años por el Club Atano
Un saludo y
Publicado por: Alfredo Lopez | 07/10/2019 en 01:51 p.m.
Con referencia a los datos que se ofrecen sobre las instalaciones del llamado frontón Reyna Elisenda quisiera ofrecer nuevos datos sobre el mísmo. Tuve la suerte pues guardo buen recuerdo de ello de trabajar como recogepelotas entre los años 1948 a 1952.Las instalaciones deportivas en aquel momento eran del fronton al descubierto de una longuitud aprox. de 58 Mtros , créo recordar que se decia el más largo de España en descubierto, tambíen tenía pista de tenis de tierra batida, sala de descanso y vestuarios estilo vasco, el parque con bosque y pinos se iniciaba por detras del entonces Instituto Técnico Eulalia y finalizaba en las proximidades de la fuente de Can Caralleu, tambien existia un pequeño frontón de pelota a mano perteneciente al Instituto.
Como bien se dice el Propietario del parque era Don Manuel Balet y Crous, excelente familia que guardo muy buen recuerdo así como sus tre hijo, Manuel, Javier y Juaqín y su hermana Isabel.
Las personas socias del club en aquellos años fuerón . Juan Vila Reyes, los hijos del Conde de Godo y muchos más personas todas ellas de la alta sociedad catálana, en fin espero sirva mi comentario para la historia del ya desaparecido Frontón Reyna Elisenda de Barcelona
Publicado por: Eduardo Saavedra Lausín | 11/20/2019 en 01:48 p.m.
Hola
En una caja antigua me he encontrado unas chapas que pone fronton chiqui corredor y un numero en medio.
me podriais explicar que son?
gracias
Publicado por: alfred zardoya | 03/24/2020 en 12:49 p.m.
FRONTÓN CHIQUI BARCELONA
http://barcelofilia.blogspot.com/2013/07/fronto-txiki-alai-pl-bonsucces-1-1935.html
Publicado por: Conrado | 01/06/2021 en 08:55 p.m.
Significado chapas
https://www.pelotadenda.com/Default.aspx?lng=ES&mod=tienda&sec=producto&cod=550
Publicado por: Conrado | 01/06/2021 en 08:59 p.m.