Flaminio Piccoli, un hombre histórico de la Democracia Cristiana italiana, que pertenece a la misma generación que los De Gasperi, Schuman, Agirre..., estuvo recientemente en Euzkadi. Esa visita era recordada posteriormente por él mismo en la reunión internacional del Partido Popular Europeo en Roma con unas palabras cálidas que iban más allá del protocolo. El articulista une este hecho con el nacimiento de la Comunidad Económica Europea y con el espíritu del nacionalismo que estuvo presente en aquel histórico momento con los Agirre, Landaburu, Rezola.
FLAMINIO Piccoli es una institución dentro de la Democracia Cristiana internacional. Es uno de los últimos representantes de aquella generación que ha vivido dos guerras en Europa, que ha conocido Estados hoy desaparecidos, que ha sufrido y que ha apostado por una Europa con mayúsculas y sin adjetivos como única vía para que este viejo Continente vuelva a ser lo que fue.
Flaminio Piccoli pertenece a la misma generación que De Gaspari, Schumann, Agirre y Landaburu.
Nació austríaco, en una región, el Alto Adige, que los austríacos conocen como Tirol del Sur. La derrota del Imperio Astrohúngaro en 1918 le hizo italiano. El advenimiento de los fascistas al poder en Italia le convirtió en un demócrata en un Estado totalitario. En medio de la Segunda Guerra Mundial fue un pacifista en un mundo cargado de violencia.
El pasado día 3 de marzo en Roma, el Partido Popular Europeo ofreció una cena a los asistentes a las reuniones conmemorativas de los treinta años de la firma de los Tratados que dieron origen a la CEE y al EURATOM. En ella, el presidente del grupo parlamentario PPE en el Parlamento europeo, Egon Klepsch, impuso a Flaminio Piccoli una distinción en homenaje a toda una vida dedicada a trabajar por los ideales de paz, democracia y europeísmo.
En las palabras de agradecimiento, Piccoli resaltó el enorme logro que los últimos treinta años han supuesto para la convivencia en paz de todos los europeos, antes educados en el odio al país vecino, y ahora unidos dentro de una sola Comunidad.
Aquel discurso que parecía no salirse de la costumbre de la rutina del protocolo de las palabras un tanto huecas, adquirió para la pequeña delegación vasca un significado especial cuando Piccoli se refirió a Euzkadi. Haciendo referencia a su reciente visita a Donostia recordó la labor del Partido Nacionalista en favor de la democracia y la unión entre todas las naciones europeas, recordó nuestra ya larga trayectoria en los foros europeos, recordó, asimismo, los difíciles momentos que hemos vivido dentro de nuestro Partido, pero nos dio ánimos. La escisión, dijo, causada por la ambición de una sola persona no podía desanimarnos, sino al contrario, debía reafirmarnos en nuestro carácter de colectivo de personas que trabajan en orden a la consecución de un objetivo común, manteniéndonos unidos como una piña ante la adversidad. Más tarde, en una reunión, volvió a hacer referencia a Euzkadi recordando su reciente visita a tierras de los vascos que «como sabrán ustedes no son españoles».
Flaminio Piccoli no tenía ninguna necesidad de recordarlo a esta pequeña Nación sin Estado, en medio de ministros y personalidades políticas de los gobiernos de media Europa, pero lo hizo. En un mundo en el que todo se compra y se vende, en el que las posturas personales, muchas veces, se toman en base a los beneficios a obtener, Flaminio Piccoli dirigió palabras de elogio y ánimo para una realidad muchas veces estridente e incómoda, Euzkadi. Y de la misma forma que Flaminio Piccoli no olvidó a los vascos, nosotros tampoco le olvidamos, ni a él ni a los hombres de su generación que forjaron Europa en situaciones mucho más difíciles de las que ahora vivimos. Aquellos hombres y mujeres tenían dos objetivos, la paz en Europa y el humanismo. Hoy, nosotros compartimos esos ideales y, desde Euzkadi, trabajamos por hacerlos realidad.
Ahora hace treinta años nació la Comunidad Económica Europea como un primer paso para la realización de esa Unión entre todos los Pueblos de Europa. Hoy la Comunidad se plantea volver a sus fuentes europeístas, los egoísmos estatales que han intentado aprovecharse de Europa en lugar de construirla han llevado a la actual Comunidad a sus límites.
Ahora es necesario reforzar la Unión y dar un paso adelante. Para ello hay que volver al pensamiento de los «Padres de Europa» entre los que se encuentran Piccoli, Schuman y Agirre.
Con las ideologías ha pasado lo mismo. En 1947 el Partido Nacionalista Vasco fundó, junto con otros partidos, los Nuevos Equipos Internacionales que luego dieron lugar a la Democracia Cristiana. Allí estuvieron los «Padres de Europa». Entre ellos la delegación de Euzkadi, Agirre, Landaburu, Rezola, etc.
La Democracia Cristiana nació como un movimiento popular y progresista. Humanista en el sentido de estar convencido de que el hombre es el fin de la sociedad. Que ésta está al servicio de aquél y no al revés. Que la solidaridad humana con los oprimidos es una necesidad ineludible. Que la justicia es algo por lo que hay que trabajar, tanto en lugares lejanos como aquí mismo. Pacifista y europeísta.
En su ya larga trayectoria, la Democracia Cristiana no siempre ha seguido, el camino marcado por sus fundadores. Quizá alguno de aquellos hombres no reconocerían hoy en la Democracia Cristiana el partido que ellos fundaron. No verían las señas de identidad que quisieron dar a aquel movimiento incipiente.
Hoy el Partido Nacionalista Vasco pretende mantener vigente ese espíritu. Así, nuestra ponencia política tiene frases como ésta «(Partido»... democrático... en sus medios, entendiendo que el fin no justifica los medios ilícitos, sino que, por el contrarío, los medios dignos realzan y dignifican más aún sus fines.
No desea pues, EAJ-PNV ceder un ápice en su trayectoria de seriedad y de dignidad, de lealtad a la palabra dada, aun en el que el maquiavelismo, la manipulación y los intereses individuales o partidistas concierten el interés público en medio particular».
...(EAJ-PNV)... nunca ha encontrado una sola razón válida para defender o ayudar a regímenes totalitarios u autoritarios ni en Euzkadi ni fuera de ella, sean del color que sean.
Ni tiene vocación de partido conservador, con una mayoría de trabajadores industriales, campesinos y pescadores en su afiliación. Siente el paro, la injusticia económica y social u la desigualdad de oportunidades como problemas propios».
A partir de aquí nos toca a nosotros hacer realidad lo que estas frases significan.
Piccoli es una de las personas que trabajaron por estos ideales y es de agradecer que hoy siga teniéndolos presentes. Por encima de coyunturas políticas y de circunstancias que todos reconocemos como difíciles, aunque peores las hemos pasado, debemos mantener el norte firme, porque hoy, en la sociedad del ordenador, es necesario, quizás más que nunca, que esté presente el humanismo del que nuestra ideología está impregnado.
POR: Eneko Caballero (*)
(*) Coordinador para Asuntos Comunitarios EAJ-PNV.
Deia (26 Marzo, 1987)
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