El puro azar ha querido que el sábado coincidieran dos hechos que certifican la defunción del otrora poderoso mundo convergente: la creación de la Crida y la expulsión del PDECat del Partido Liberal Europeo. En tiempos tan convulsos como los actuales hay poco tiempo para la reflexión y por eso el entierro convergente llega sin pena ni gloria. El nacimiento de la Crida Nacional per la República no es un nuevo invento para reinventar la vieja CDC, como lo fue el PDECat, sino la creación de un nuevo espacio político donde el pospujolismo quedará diluido, así como sus militantes. La Crida será una organización que no tendrá nada que ver con los postulados más moderados que caracterizaron al partido fundado por Jordi Pujol, sino que es un movimiento que antepone la independencia de Catalunya a cualquier otro corsé ideológico.
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